Casi un mes después de cometer el doble homicidio que lo volvió el asesino más cruel y mediático, Diego Santoy respondió por escrito un cuestionario enviado a través de su abogada Raquenel Villanueva, asesinada por el narco en 2009 y quien asesoró sus respuestas. La versión de sí mismo, se puede apreciar, pretende ser idílica.
Santoy tenía entonces 21 años. Aunque al principio confesó a la autoridad con detalles y frialdad los crímenes de María Fernanda, de 3 años, y Erick Azur, de 7, hermanos de su ex novia Erika Peña Coss, así como el intento de asesinato de ella y el secuestro de la empleada doméstica Catalina Bautista, posteriormente dijo que cometió los crímenes junto con su ex pareja, lo que la abogada repitió en entrevistas incluso con canales nacionales.
La investigación descartó esta versión y condenó al asesino a 138 años de prisión, sin embargo, las víctimas ya habían sido revictimizadas una y otra vez.
El caso se reabrió en 2020 porque la defensa aplicó modificaciones realizadas al Código Penal Federal en 2014, lo que provocó un alud de amparos y la reapertura de casos en todos los estados, cuyos presuntos delincuentes fueron arraigados y tuvieron careos sin presencia de abogados. En este caso, el juez aceptó la orden de magistrados y se suspendió la sentencia.
Pese a esto, debido a la contundencia de las pruebas, se espera que la sentencia sea ratificada.
De acuerdo con el Juez Ángel Mario Guerra en 2010, los especialistas que dictaminaron el perfil psicológico de Santoy determinaron que reunía las características del asesino en serie: inteligente, manipulador y con una frialdad extraordinaria.