SI ERES EMPRESA
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Empieza por reconocer que la estructura laboral que hoy predomina es una que fue creada por y para los hombres, y que es hora de transformarla para dar cabida no sólo a las mujeres, sino a la diversidad de género, sexual y generacional que hoy existe.
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Capacita a tu fuerza laboral en materia de prejuicio inconsciente y, en particular, establece una estrategia para ayudar a las mujeres a crecer dentro de tu organización.
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Evalúa y establece un plan para otorgar licencias parentales en igualdad de circunstancias para hombres y mujeres.
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Y si realmente quieres blindarte ante el riesgo de la fuga de talentos que significará la eliminación digital de las fronteras, evalúa establecer guarderías en las instalaciones de la empresa.
SI ERES HOMBRE
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Ahora que ya te diste cuenta del tiempo, esfuerzo y carga mental que requiere el llevar a cabo el trabajo no pagado, es momento de empezar a participar equitativamente en la realización de estas tareas.
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Y de empezar a cuestionar tu forma de conducirte, de reconocer y cambiar actitudes machistas, sexistas o discriminatorias, y de cuestionar a otros que hagan lo mismo. Es hora de dejar de ser un espectador.
Y SI ERES MUJER
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Créetela, eres una chingona, aunque nadie venga a decírtelo: haz la tarea, habla más de dinero, averigua cuánto vale tu talento y atrévete a pedir y negociar lo que vales.
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Pero sobre todo, es hora de ponerte la mascarilla de oxígeno a ti primero. Enfócate en averiguar qué es eso que tú quieres ser y haz a un lado todo aquello que no abone a esos objetivos. Deja de ver el césped más verde en la acera de enfrente, empieza a honrarte a ti misma y a las demás, rompiendo la inercia de ponerte hasta el final y atreviéndote a ir por lo tuyo.
La autora es directora de Womerang, organización civil que se dedica a empoderar a las mujeres en el trabajo, y Cónsul Honoraria de Suecia en Monterrey.