
Lo que leerás en estas páginas es una historia de amor, de pe a pa: sus protagonistas son Cynthia Flores Ramírez y Álvaro Sainz Hermosillo, dos jóvenes que se casaron en 2017, deseosos de formar una familia.
Fue durante la pandemia que intentaron concebir un hijito, y cuando esto se les complicó, decidieron recurrir a la adopción.
“Hubo un poco de miedo por renunciar a ser mamá biológica”, confiesa Cynthia, “pero también me di cuenta, en este proceso de elegir, que la principal razón por la que yo quería tener un hijo biológico era porque era lo único que conocía. Era el camino que me habían enseñado, por así decirlo.
“Pero ya al cuestionarme más profundo el qué es realmente para mí ser mamá, pues es compartir mi tiempo con alguien que amo, y la sangre es irrelevante. Al final, a mi hijo lo voy a querer y amar de la misma manera”.

No todo fluyó de manera sencilla: esta joven empresaria admite que, incluso cuando ya estaba en desarrollo el proceso legal para adoptar, su decisión se tambaleaba porque se cuestionaba muchas cosas al respecto.
De manera significativa, cuando asumió que su elección era firme, los trámites legales se destrabaron, y tal coincidencia le confirmó que ella y su esposo habían tomado el camino correcto.
Cynthia confiesa que este proceso ha sido el más retador para ella, en todos los sentidos, pero la oportunidad de amar a alguien, sin ninguna expectativa, también ha sido lo más gratificante que ha vivido.
Ahora está decidida a difundir su experiencia, pues cree que les corresponde a las familias adoptivas contar sus historias para normalizar la adopción.
Y para ayudar a otras personas que estén a punto de pasar por lo mismo que ella, ha creado una cuenta de Instagram, @unafamiliaporadopcion, con la que quiere contestar las dudas que suelen surgir en estos casos.
A continuación, Cynthia comparte información útil para toda la gente que quiera seguir sus pasos, y platica cómo ha cambiado ella desde que llegó a su vida Dominic, su hijo.
El proceso
Toda una travesía
Para Cynthia y Álvaro, el trámite de adopción duró un año y medio, desde que empezaron a hacer las primeras investigaciones hasta que concluyó el juicio para que su hijo tuviera legalmente sus apellidos.
“Cada caso es superdiferente”, explica Cynthia, “y no quiero que si alguien ve cuánto me tardé yo, pueda llegar a desmotivarse si ellos llevan mucho tiempo esperando”.
Estos fueron los pasos que dieron para poder adoptar a Dominic:
+ Lo primero fue ir a las oficinas de Ciudad Niñez, donde les dieron una hoja con los requisitos necesarios (actas de nacimiento, antecedentes penales y estudios médicos, entre otros documentos). Reunir esta información les tomó alrededor de un mes, y al presentarla se abrió su expediente.
+ Les practicaron diferentes exámenes, entre ellos uno psicológico, para que el Gobierno tuviera constancia de que su situación era óptima.
+ Les hicieron una visita a su casa para realizar una forma de estudio socioeconómico.
+ Al concluir la fase de entrevistas, les dieron un Certificado de Idoneidad, que es el permiso que concede el Gobierno para poder adoptar.
+ Con este documento ya podían ir a cualquier casa hogar, y Cynthia y Álvaro eligieron Sueños y Esperanzas, A.C., donde los pusieran en lista de espera.

+ Cuando encontraron al menor que era compatible con ellos (lo ideal era un chico con gran energía, pues estaría en una familia con muchas actividades al aire libre), el siguiente punto era verificar si “estaba liberado”: este término tiene que ver con el proceso legal por el que pasa cada niño, el cual implica un juicio entre la familia biológica y el Gobierno, para ver quién se queda con la custodia, y es hasta que se resuelve esto que el infante puede ser adoptado.
+ Cumplidos estos requisitos, comenzó el proceso de integración: Cynthia y Álvaro visitaron a Dominic todos los días durante unas tres semanas, luego pudieron llevarlo a comer, y llegó el día en el que el pequeño pudo dormir una noche en su casa.
+ La idea detrás de esto es que la familia y el niño vayan creando un lazo fuerte, y cuando llegue el momento en el que no quieran dejar de verse, el chico puede mudarse con sus papás adoptivos. Este proceso sigue el ritmo que marca el menor, y varía según su edad y carácter. Cuando Dominic fue adoptado, a inicios de 2022, tenía 3 años y medio.
+ Una vez que Dominic se fue a vivir con ellos, Cynthia y Álvaro continuaban siendo entrevistados para saber cómo iba la integración y si había surgido algún problema.
+ Durante esta etapa se abre otro juicio para que el menor tenga los apellidos de sus papás adoptivos.
Recomendaciones
Cynthia y Álvaro viven en Mérida desde hace cinco años, por lo que iniciaron los trámites de adopción allá, pero los terminaron en Guadalajara.
Debido a esto les tocó repetir algunos procesos, y algunas cosas fueron distintas para ellos, como unas entrevistas, que fueron virtuales en lugar de presenciales.
Sin embargo, hay varias recomendaciones que Cynthia considera que son universales:
+ Habla con otras personas que hayan adoptado.
+ Ve a terapia antes de empezar los trámites, para que puedas trabajar cosas internas y te sientas estable para recibir a tu hijo.
+ Realiza ejercicios de meditación.
+ Toma cursos de educación positiva.
+ Escucha el podcast Soy Mamá por Adopción, de Lina Carrascal, para ampliar el panorama y constatar cómo cada caso es distinto.

Primeros obstáculos
Una cosa es describir el proceso y otra muy distinta es vivirlo en carne propia.
“Creo que una nunca está realmente lista para ser mamá hasta que tienes a tu hijo”, confiesa Cynthia, “y también creo que la maternidad en la adopción se da de una manera muy distinta. Es diferente a la manera biológica, porque ahí tienes unos nueve meses para que llegue, pero te preparas, y todas a tu alrededor pasaron por esto y te dan consejos.
“Yo de repente me convertí en mamá de un niño de casi 4 años, de un día para otro. No tenía nada. No tenía cama. Fue montar todo en una semana, y al estar con él fue de ‘¿ahora qué hago con él?, ¿qué hace un niño de su edad?, ¿qué come?'”
Por otro lado, Dominic ya había vivido muchas cosas, tenía sus gustos, su personalidad, y tenían que ir adaptándose a él, y él a ellos, descubriendo sus respectivas maneras de ser poco a poco.
Otro desafío muy importante que enfrentó Cynthia fue el hecho de que, cuando conoció a Dominic, el amor no surgió a primera vista. Había imaginado que iba a experimentar un clic instantáneo, y como no sintió nada, empezó a tener dudas. Le habría gustado que alguien le hubiera dicho que esto era normal.
“Yo creo que la adopción está muy romantizada”, ahonda, “yo creo que el amor es una decisión, y se construye con el tiempo. Tú no puedes querer algo que no conoces. No puedes realmente desarrollar un vínculo con alguien que no conoces en nada.
“Ahorita yo te puedo decir que amo y adoro a mi hijo como si hubiera estado todo el tiempo conmigo, pero ya llevamos un rato juntos, ya pudimos construir una relación…
“Yo creo que el amor se puede dar con cualquiera, siempre y cuando estés dispuesto a abrir tu corazón, y sobre todo a no tener expectativas. Eso también es muy importante en la adopción”.

Las personas
El pequeño
Actualmente, Dominic tiene 5 años de edad, está en segundo de kínder y ama el futbol. Su mamá afirma que lo más lindo de todo ha sido verlo crecer y sanar, ya que tuvo un pasado doloroso del que ella prefiere no hablar, pues es algo muy personal y solo Dominic puede decidir si, en un futuro, lo comparte o no.
Tal historia ha generado otros retos, como el de ser muy paciente mientras Dominic repara sus heridas, y tratar de asimilar algunos de sus comportamientos.
“Es un proceso que va a pasar”, dice Cynthia, “y una de las partes más bonitas de esto es ver cómo avanzas. Es supergratificante”.
Cynthia añade que, cuando Dominic llegó a sus vidas, le daba muchísimo miedo todo: cada vez que tenían que salir, no hablaba con nadie, y si se golpeaba jugando, no lloraba, por más dura que hubiera sido la caída. No quería que lo tocaran, y atestiguar esta conducta en un niño de poco más de 3 años, era algo muy fuerte para todos.
“Y tú no puedes llegar a regañarlo de cierta forma, porque activas el trauma que vivió”, agrega Cynthia, “tienes que tener muchísima sensibilidad y capacitarte mucho….
“En la adopción, tú tienes que reforzar todo el tiempo tu amor. Son diferentes etapas por las que pasas como mamá adoptiva, pero nuestros hijos vivieron un duelo gigante, que es lo que nunca podemos olvidar como padres y madres adoptivos, que para que nuestros hijos estén con nosotros, tuvieron que pasar por un duelo antes, y probablemente por una situación de trauma.
“Obviamente esto se ve reflejado en su manera de interactuar, y muchas veces a nivel inconsciente, si no es que la mayoría de las veces”.

Cynthia explica que, en muchas ocasiones, los niños se resisten a querer a sus padres adoptivos porque traen una programación que les dice que no merecen amor o que no son suficientes. Que si fueron abandonados fue porque se lo merecían. Y como no quieren volver a sentir ese rechazo, activan mecanismos de defensa.
Afortunadamente, Dominic ya confía en sus papás, ha mejorado en muchísimas cosas, es superalegre, se interesa por todo y es muy sociable.
Maternidad compartida
¿Puede Dominic tener contacto con su mamá biológica? Cynthia responde que hay adopciones abiertas, en las que sí se puede, y cerradas, en las que no, y su caso pertenece al segundo tipo.
“Obviamente si mi hijo quiere buscarla cuando crezca, legalmente es su decisión”, dice. “La mamá ahorita no puede tener contacto con él. Pero en su momento, si él quiere, ¿quién soy yo para decirle que no? Es derecho de nuestros hijos saber su historia”.

Cynthia siente que la sociedad juzga negativamente a los papás biológicos que dan a sus niños en adopción, pero ella invita a la gente a entender que todo mundo hace lo mejor que puede con las herramientas que tiene en el momento.
“Hay que verlo desde un lado de empatía y cuestionarnos qué tuvo que pasarles para poder abandonar a sus hijos”, dice Cynthia. “Hay que perdonarlos, aún si llega a dar coraje por lo que tuvo que pasar tu niño”.
Agrega que ella ve la maternidad como un relevo: la mamá biológica llega hasta cierto punto, y hace lo mejor que puede con lo que tiene a su alcance, y luego le toca a la madre adoptiva cubrir ese puesto.
“Pero en ningún motivo es una competencia”, aclara, “en ningún momento hay juicio. Para mí es muy importante entender que mi hijo siempre va a tener dos mamás. Yo comparto mi maternidad”.
La sociedad
Su experiencia
Con referencia a la forma en que se percibe a la adopción en México, Cynthia cree que definitivamente hay que crear conciencia al respecto.
“Falta normalizar y verlo desde un punto de vista que no es negativo”, afirma, “la historia de mi hijo solamente es prueba de que es un superviviente. Es resiliente y ha tenido que salir adelante a pesar de mil cosas. Así que es al revés, el ser adoptado es algo que tiene que admirarse”.
Estas son algunas situaciones con las que se han topado, hasta el momento:
+ Hay quienes ven la adopción con un poco de lástima.
+ No han faltado personas que hagan comentarios basados en mitos y miedos, como “¡ay, pobre niño!, pero qué suerte tiene de que tú lo adoptaste”, o “¿estás segura?, ¿y si luego se pone a matar gente?”
+ Algunos manifiestan miedos por la genética del niño (Cynthia menciona que el estudio de la epigenética comprueba que el ambiente y la crianza puede cambiar la forma en que el ADN se manifiesta).
+ Hay chistes típicos sobre la adopción, expresados en tono de burla.
+ Varios creen que solo la gente con mucho dinero puede adoptar.
+ Ha escuchado que es mejor adoptar a bebés que a niños grandes, porque se cree que tienen menos traumas (pero, según explica Cynthia, incluso los recién nacidos tienen la herida de abandono).

A mejorar
¿Qué se puede hacer para comenzar a normalizar entre la sociedad que la adopción es algo positivo? Cynthia responde lo siguiente:
+ Las familias adoptivas tienen que compartir sus historias.
+ Hay que hacer comentarios más sensatos al respecto.
+ Las escuelas tienen que ser más inclusivas y conscientes: por ejemplo, si tienen alumnos adoptados, no les pidan que hagan árboles genealógicos. Es importante que enseñen que hay diferentes tipos de familias, y que sean más tolerantes con el comportamiento de un menor mientras está en su proceso de adaptación.

Últimas palabras
A otras mujeres
Cynthia, ¿qué les dirías a aquellas personas que están considerando adoptar?
Les diría que abran su corazón y consideren la adopción como una opción para formar una familia. El amor se da de muchas formas y se encuentra a veces cuando menos, y donde menos, lo esperas. Yo amo a mi hijo adoptivo de la misma manera en que una madre amaría a su hijo biológico. No existe diferencia cuando se comparte el corazón. Tiene retos este camino, sí, y hay que prepararse mucho y estar dispuesta a muchas cosas, pero al final, cuando estás con tu hijo, ¡te das cuenta que vale toda la pena!

A Dominic
¿Y qué le dirías a tu hijo por hacerte mamá?
Te amo con todo mi corazón. Te prometo que siempre voy a acompañarte en este camino de la vida y voy a hacer todo lo que pueda para ayudarte a que seas quien quieres ser.

Sueños cumplidos
Cynthia recalca el hecho de que Dominic es el hijo de ella y de su esposo, pues fue esperado, deseado y querido por ellos. Y que a pesar de que hubo mucho dolor en su historia, también ha habido, y seguirá habiendo, amor.
“Mi hijo es mi mayor maestro”, concluye Cynthia, “es la personita más resiliente, valiente, alegre, sensible, cariñosa, y con un sentido del humor único. Me lleva a conocer siempre más de mí misma. A aprender, cuestionarme, a querer todos los días ser mejor por él”.

¡Síguelos!
+ Instagram: @unafamiliaporadopcion

Álbum familiar




Información: Carolina Herrera.
Fotos de sesión: cortesía de Albany J. Álvarez, @albanyjalvarez
Fotos de momentos: cortesía de la familia Sainz Flores
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