Hoy Sábado Santo, que recuerda la muerte de Jesús antes de su Resurrección, expertos reflexionan sobre cómo los artistas han plasmado estas escenas en la pintura.

“El dolor siempre ha sido un punto común de empatía”, reflexionó Nínive Vargas, investigadora a punto de egresar de la maestría en historia de arte y arqueología, en la Universidad de Columbia.

“Representar al Cristo muerto es unir a la humanidad en la experiencia común del sufrimiento”.

“Lamentación sobre Cristo muerto (Compianto sul Cristo morto)”

Giotto, 1306, Proto-Renacimiento, Capilla de los Scrovegni, Padua.

En este fresco colorido y lleno de luz, los personajes expresan angustia al ver a Cristo muerto.

Destacan los detalles de hoja de oro contrastados con el azul intenso que el artista logró al utilizar lapislázuli, un pigmento extraído de una piedra semipreciosa.

“Giotto estaba en contra de la inexpresión que era típica de la pintura bizantina, que todavía estaba en auge en esta zona”, explicó la historiadora de arte Antonia Chiappini Ridolfi.

“Es importante en este fresco la expresividad de los personajes: toda la tragedia se manifiesta en ellos, incluyendo los ángeles. El artista está buscando esta idea del sufrimiento”.

La profundidad de la escena también va en contra del estilo bizantino, pues las representaciones religiosas carecen de tridimensionalidad y Giotto utiliza al menos tres planos distintos.

“No es la perspectiva central del Renacimiento, pero sí es una búsqueda que rompe con la manera elegante que había adquirido el Occidente por la pintura bizantina”, dijo la profesora emérita de la UDEM.

“No son personajes aislados, aparte es un espacio, con estas líneas en diagonal”.

“Lamentación sobre Cristo muerto (Cristo morto nel sepolcro e tre dolenti)”

Andrea Mantegna, 1483, Renacimiento, Pinacoteca de Brera, Milán.

La perspectiva que el artista logró en el cuerpo Cristo no solo le da un realismo a la muerte, sino que Andrea Mantegna marcó un paradigma en la perspectiva renacentista, destacó la historiadora Antonia Chiappini Ridolfi.

“Mantegna fue el gran genio de la perspectiva, el inventor de la imagen extremadamente escorzada”, dijo la especialista.

“La perspectiva es muy atrevida, en primer plano tenemos los pies, el cuerpo se reduce. Está representado el Cristo como una piedra, parecería casi una morgue”.

A la izquierda, el rostro que destaca es el de María que sujeta un pañuelo mientras llora. La acompañan San Juan Evangelista, en primer plano, y María Magdalena, que está al fondo.

“Lo más importante es esta escena de una muerte real, trágica, triste”.

“El descendimiento (De Kruisafneming)”

Rogier van der Weyden, 1435, Proto-Renacimiento, Museo del Prado, Madrid.

El realismo y maestría del artista Rogier van der Weyden se pueden ver en las lágrimas de los personajes, también en los detalles de sus vestimentas.

Ésta es una de las obras más importantes del arte flamenco, destacó Nínive Vargas, estudiante de la maestría en historia de arte y arqueología, en la Universidad de Columbia.

“El cuerpo de María está hecho en espejo con el de Cristo, para reflejar que el sufrimiento del hijo es el mismo en la madre.

“Si no conociéramos la historia, y nos dejáramos llevar solo por el color, ambos estarían muertos en la pintura”.

Los vestuarios muestran telas lujosas de la producción flamenca, ahondó Vargas, y sirven como panfleto de lo que podían ofrecer y producir ciudades como Brujas y Amberes.

“Cristo muerto con ángeles (The Dead Christ with Angels)”

Edouard Manet, 1864, Impresionismo, Museo Metropolitano, Nueva York.

Ésta es una de las dos pinturas que el artista Edouard Manet creó basándose en temas religiosos, subraya Nínive Vargas, y en este caso pone de contexto la Post-Revolución Francesa.

“Muy probablemente es una crítica a las instituciones religiosas. Manet rompe de manera consciente las convenciones estéticas de como Jesús debía ser pintado”, explicó.

“Tan sólo hay que ver dónde eligió poner la herida. Pero en la mente del artista moderno, la devoción religiosa pasa a un segundo plano”.

Manet hace una referencia a la “Lamentación sobre Cristo muerto”, de Andrea Mantegna, señaló Vargas.