La excolonia británica es uno de los pocos lugares del mundo que pudo asegurar más que suficientes dosis para inocular a su población de 7.5 millones de habitantes, pero la desconfianza en el Gobierno, combinado con la desinformación en las redes sociales y los escasos casos de contagio, han provocado un bajo nivel de vacunación.
Las protestas de los últimos años en contra de la Administración de Carrie Lam, quien es vista como muy cercana al Gobierno central de China, han incrementado la desconfianza en las autoridades.