Antes de que los autos se embarquen a la agencia, antes, incluso de que dejen de ser meros prototipos, un grupo de conductores expertos se ponen tras su volante para probarlos.

El trabajo de ingenieros como Anett Puentes, especialista en acústica de motor dentro del departamento de Pruebas de Calidad de la planta de BMW en San Luis Potosí, y de Alan Capilla, gerente de pruebas finales en el mismo complejo, precisamente consiste en manejar vehículos completamente nuevos.

Anett, quien trabaja en BMW desde hace 4 años, se encarga de probar los prototipos que se desarrollan dentro de la planta y que, eventualmente, iniciarán con su producción. Específicamente debe asegurarse de que el sonido del motor es el adecuado, según explica en entrevista.

“Me enfoco en buscar cualquier aspecto acústico o vibraciones que pueden tener un impacto en la calidad percibida por el cliente, entonces, si es que encuentro un área de oportunidad debo trabajar en conjunto con mis compañeros de las áreas de producción, de desarrollo, de ingeniería o incluso con los proveedores para mejorarlo”, asegura la egresada en la Universidad Politécnica de Aguascalientes.

Su día en la oficina no es precisamente tradicional: transcurre probando entre uno o dos de estos vehículos de preproducción en la pista de pruebas, donde se recorren aproximadamente 50 kilómetros con cada uno de ellos, e incluso, cuando se requiere, Anett es una de las conductoras autorizadas a sacar los autos de la planta para llevarlos, envueltos en viniles de camuflaje y bajo una serie de estrictas medidas de seguridad, a recorrer calles y carreteras públicas.

“Algo emocionante es que tú sabes que estás probando algo que la gente no ha visto”, detalla Puentes, quien fue entrenada a lo largo de un año en Alemania tanto en los procesos de la marca alemana como en manejo de pista.

Por su parte Alan, quien es egresado del Instituto Politécnico Nacional, está a cargo del equipo de cinco conductores expertos que pone a prueba los BMW Serie 3 que salen de la línea de ensamble y que se envían a los compradores de 40 mercados a nivel mundial.

Con equipamientos y especificaciones diferentes, cada auto requiere una inspección minuciosa que toma 50 minutos.

De forma estática se revisa que todos los sistemas, como los de iluminación y ventilación, funcionen adecuadamente, para posteriormente pasar a una pista de 2.5 kilómetros, donde el coche pasa por tramos empedrados así como pendientes donde se prueba el freno de estacionamiento y una sección de alta velocidad.

Además de una capacitación técnica, los ingenieros de esta área fueron entrenados para realizar la inspección desde la perspectiva del consumidor final.

“Buscan que el auto funcione al 100 por ciento, de acuerdo a como viene configurado, con todas las funciones que trae”, cuenta Capilla, quien se unió a BMW en 2017.

“Nuestros conductores también tuvieron entrenamiento en Alemania para tener siempre en mente evaluar el auto tomando la perspectiva del cliente”.

Con este proceso, el vehículo registra sus primeros kilómetros en el odómetro, menos de una decena que tienen el objetivo de asegurarse de que el vehículo cumple a la perfección con los estándares de calidad. Una vez superada esta fase, ese Serie 3 está listo para su entrega.