LOS ÁNGELES.- A tu izquierda, en el recibidor, están los puntos de Damien Hirst. Sobre la chimenea hay una araña de Louise Bourgeois. Frente a la cama de la recámara principal, se encuentran los remolinos de Cy Twombly.

Los Ángeles no es precisamente conocida como una ciudad de coleccionistas de arte, pero instalado en pleno Beverly Hills, se encuentra uno de los compradores más activos del mercado: Eugenio López Alonso, heredero, del imperio de los jugos de fruta Grupo Jumex de México, quien ha figurado en la lista de Art-News de los 200 coleccionistas más importantes del mundo durante al menos cinco años consecutivos.

Muchos le dan a López, de 53 años, el crédito de haber contribuido a impulsar la escena del arte contemporáneo de México a través de la institución que fundó en el 2013, el Museo Jumex. Todas las obras que se expusieron ahí durante la feria de arte ZsONA MACO en mayo fueron de artistas mexicanos o residentes del País, reportó Artnet.

Con el Museo Jumex, diseñado por David Chipperfield en la Colonia Granada, de la CDMX, López se unió a las filas de coleccionistas que han abierto sus propios museos privados.

“Jumex fue tan transformador para la Ciudad de México como lo fue la apertura del gran Museo Nacional de Antropología en 1964”, afirmó Marc Porter, presidente de Christie’s Americas, “el museo de Eugenio restableció
a la capital con firmeza como un centro del mundo del arte contemporáneo”.

Una escultura de Louise Bourgeois, ‘Araña IV’, (1996), colgada sobre la chimenea en la sala del coleccionista.

Antes del Museo, López dirigió la Fundación Jumex de Arte Contemporáneo, una organización sin fines de lucro con sede en Ecatepec que él instituyó en el 2001 con apoyo del Grupo Jumex, fundado por su padre, Eugenio López Rodea.

La fundación -que se ha integrado al Museo- otorga subvenciones a curadores y artistas para realizar estudios de posgrado en el extranjero; financia y presta obras de arte a grandes exposiciones, y apoya diversos programas educativos en México y Estados Unidos.

El año pasado, el Museo Jumex sí vivió cierta zozobra ante una serie de partidas, sobre todo, las de la directora artística Julieta González y la directora adjunta Rosario Nadal, tras un discreto cambio en la dirección. (No se pudo contactar a ninguna de las dos para ofrecer comentarios y López no quiso tocar el tema).

El museo también fue blanco de algunas críticas en el 2015 por cancelar una exposición de la obra del artista austriaco Hermann Nitsch, conocido por sus imágenes violentas con  cadáveres. (Patrick Charpenel renunció como
director en medio de la polémica por la cancelación de la muestra; ahora es director de El Museo del Barrio y no respondió a una solicitud de comentarios). López dijo que había querido posponer la exposición, no cancelarla, y presentarla como parte de una muestra de cuatro artistas, “como debía ser”.

Con más de 2 mil 800 obras, la colección de López es una de las más grandes de Latinoamérica.

En el 2006, el periódico Los Ángeles Times calculó que la inversión total de López en arte a la fecha ascendía a entre 50 y 80 millones de dólares; López dijo que esa cifra era “mayor ahora”, aunque no quiso entrar en detalle.

Su gusto es audaz y ecléctico, con obras de artistas de primera línea como Donald Judd (uno de sus proyectos de“pila” colgada verticalmente) y Jeff Koons (una escultura en el patio trasero) junto a piezas de artistas mexicanos comoGabriel Orozco, Mariana Castillo Deball, José Dávila yPia Camil, todo ello adquirido con elasesoramiento de Esthella Provas, una amiga cercana y consultora de arte.

Su casa es un festín para los ojos de cuaquier amante del arte, pues tiene obras en cada superficie -por aquí un Cattelan, por allá un Richter, a la vuelta de la esquina un Rauschenberg.

Su casa en CDMX también está repleta de artistas de peso como Richard Serra, Julie Mehretu, Lucio Fontana y Ellsworth Kelly. López forma parte del consejo del Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de NuevaYork y es vicepresidente del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, donde, junto con elex presidente Jeffrey Soros,  dirigió una campaña de recaudación de fondos en el 2013 para establecer unadotación de 100 millones de dólares.

‘Virtue’, de Ed Ruscha, de 1973, cuelga sobre la cama de López en Los Ángeles.

En una entrevista reciente en su casa de mediados de siglo en Los Ángeles, López habló sobre el desarrollo de su profundo amor por el arte.

Durante 12 años, a partir de 1994, dirigiste la galería de arte contemporáneo Chac Mool en Los Ángeles con Esthella, quien sigue siendo tu asesora artística. ¿Cómo influyó esa experiencia para convertirte en coleccionista?

Pieza que llegaba a la galería, pieza que no quería soltar.


¿Cuál fue la primera obra importante que compraste?

Un Robert Motherwell en Sotheby’s por 160 mil dólares en 1995, cuando tenía 26 años. Fue la primera vez en mi vida que sentí verdadera pasión por algo.

 ¿Cómo aprendiste sobre arte?

Acudía a museos -molestando a la gente, haciéndoles preguntas- a los curadores, a los coleccionistas, aprendiendo sobre galerías. Le mentí a mi padre diciendo que iba a la fábrica de maquinaria en Dallas cuando en realidad iba a la inauguración de la Colección Menil (en Houston).

¿Cómo has decidido qué comprar?

Siempre compré algo que me encantaba. Cuando compré este Brice Marden, mi padre dijo que no más de 300 mil dólares. Yo decía: “Lo quiero, lo quiero, lo quiero”. Lo compré por 260 mil dólares.

¿Cómo decidiste crear la Fundación?

En 1995, visité la colección Saatchi en Londres y pensé: “Puedo hacer algo así en México”, compartir mi arte con la gente, como la Colección IBM, como la del Chase Manhattan Bank, como la de (la compañía) DuPont en Europa.

¿Cuáles son tus géneros favoritos?

Me encantan los expresionistas abstractos y el arte pop.

¿Tu artista favorito?

Twombly. Tengo seis obras de  Twombly. Es algo que no puedo explicarte. ¿Por qué? Porque nunca he visto ese tipo de estética en ninguna otra obra de arte. Parece el garabato de un niño. No vendes arte con mucha frecuencia.

¿Qué opinas de quienes abordan el arte como una inversión?

Ahora mismo lo ven como la bolsa de valores, y el arte no esla bolsa. Hay algo erróneo en  eso. Por supuesto que cuando ves que un artista se vende por 3 millones de dólares, no puedes evitar sentirte inteligente, te sientes increíble y piensas: “Soy un genio”, pero no fue por eso. Hay muchas obras de arte que compré, y que me siguen encantando, y nada pasó con ellas, pero de todos modos me encantan.


Divides tu tiempo entre Los Ángeles y México. ¿Qué es lo que te hace seguir volviendo a Los Ángeles?

Los momentos más felices de mi vida han sido en esta casa. Soy mexicano; México es mi gran amor, pero mi ciudad es Los Ángeles. No hay otro lugar donde me sienta más cómodo en la vida.

'El Amor Dura para Siempre (Elaine Dannheisser)’, de Maurizio Cattelan, 1997-2000.