Por ello, a 25 años de haber expuesto por primera vez en el Claustro, Gabriela Aguirre regresó con la exposición “La Luz del Silencio”, con la cual dio un recorrido que ejemplifica el instante de madurez al que ha llegado.
“En mis inicios, era figurativa, usaba imágenes que contaban historias, con colores vivos, pero lo dejé y empecé a hacer con cuadros monocromáticos, por lo que fui necesitando luz”, dijo Gabriela Aguirre que incluyó 24 óleos, nueve grabados, una acuarela y una obra escultórica como parte de esta muestra.
“Fue una herramienta de expresión, a través de ella, lograba plasmar mis emociones sin la necesidad de figuras obvias. El silencio también es importante para mí, lo logro por medio del trabajo, generalmente si estoy muy concentrada, pues alcanzo una conexión total con la obra y llego a un silencio mental”.