DONALD TRUMP

Futuro de fortaleza y prosperidad compartida

ABRAHAM ENRÍQUEZ

Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos, dos naciones con más de 200 años de lazos diplomáticos, han mostrado su influencia global a través de grandes logros comerciales y, a veces, relaciones tensas.

A pesar de estos retos, ambos países han mantenido su liderazgo en el mundo. En un tiempo de crisis global, problemas económicos y cambios geopolíticos, hay un hombre listo para asegurar que México mantenga su ventaja competitiva en todos los aspectos: Donald J. Trump.

Por primera vez, tenemos una comparación clara entre dos administraciones y podemos prever el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y México.

Una administración fomentó fuertes lazos económicos con México, priorizó la seguridad, demostró cooperación y mantuvo la paz.

La otra ha presidido los peores desastres económicos en cuatro décadas, ha ignorado la crisis fronteriza que afecta a ambas naciones y ha demostrado debilidad en las relaciones exteriores.

La elección es clara: para el futuro de la prosperidad de México, una segunda administración de Trump es esencial. Durante décadas, China dominó el comercio frente a México, dejando de lado a empresas, fabricantes y trabajadores mexicanos.

Pero en 2019, eso cambió cuando México superó tanto a China como a Canadá para convertirse en el principal socio comercial de Estados Unidos. Este cambio no fue casualidad; fue el resultado de la visión estratégica del Presidente Trump para aprovechar el potencial de México y fortalecer el comercio bilateral, lo que llevó al histórico T-MEC.

Considerado ampliamente imposible de aprobar, este acuerdo comercial fue impulsado bajo el liderazgo de Trump y se proyecta que aumentará el PIB de Estados Unidos en 68.2 mil millones de dólares mientras crea más de 170 mil nuevos empleos.

A su vez, México se beneficiará de un aumento en la inversión estadounidense. Una segunda administración de Trump probablemente profundizaría la inversión en México, fortaleciendo aún más los lazos económicos entre las dos naciones.

Bajo la administración de Biden/Harris, Estados Unidos ha experimentado la inflación más alta que hemos visto en 40 años, causando angustia económica.

¿Qué significa esto para México? Bueno, cuando Estados Unidos sufre, el dolor también se siente en nuestro vecino del sur. Las remesas, el dinero que los mexicanos que viven en Estados Unidos envían de regreso a México, son un componente vital de la economía mexicana. De hecho, las remesas se han convertido en la principal fuente de ingresos extranjeros para México, superando incluso a los ingresos por petróleo.

Cuando la economía de Estados Unidos prospera, también lo hacen los trabajadores mexicano-americanos, quienes entonces pueden enviar más dinero a sus familias.

Este flujo de fondos apoya a millones de hogares, impulsando las economías locales, reduciendo la pobreza y fomentando la estabilidad financiera en las comunidades mexicanas. Como Vicepresidenta, Kamala Harris ha ejercido su papel de voto de desempate en el Senado para respaldar políticas fiscales que han perjudicado la economía de Estados Unidos.

Sus votos decisivos facilitaron la asignación de billones de dólares de los contribuyentes, coadyuvando a una inflación desenfrenada y a la disminución de los salarios reales.

En julio, más de 7 millones de estadounidenses estuvieron sin trabajo, marcando la tasa de desempleo más alta en dos años y medio.

El número de estadounidenses desempleados a largo plazo aumentó por quinto mes consecutivo. Con la participación laboral aún muy por debajo de los niveles previos a la pandemia, estos desafíos económicos han exacerbado la carga financiera, particularmente en las familias hispanas.

El tamaño más grande de las familias hispanas significa que la inflación afecta desproporcionadamente su estabilidad financiera, limitando su capacidad para apoyar a sus seres queridos a través de remesas a México. Las políticas respaldadas por Kamala Harris han demostrado tener el potencial de socavar el bienestar económico de las familias mexicano-americanas, afectando directamente su capacidad para mantener lazos económicos con su patria.

El Presidente Trump se centró en la creación de empleo y el crecimiento salarial, lo que permitió a los trabajadores mexicano-americanos en Estados Unidos prosperar.

Durante su administración, observamos la tasa de desempleo más baja para los hispanos, y las mujeres hispanas abrieron negocios a una tasa mayor que cualquier otro grupo demográfico. Esto llevó a un aumento en las remesas, con México recibiendo un récord de 58.5 mil millones de dólares.

Bajo una segunda administración de Trump, con un énfasis continuo en el crecimiento económico, es probable que las remesas se conviertan en un motor clave de la salud económica de México.

El próximo Presidente de Estados Unidos enfrentará una tarea desafiante: gestionar la amenaza de seguridad más significativa en la historia moderna: la frontera entre Estados Unidos y México. La frontera se ha convertido en un punto focal de las discusiones de seguridad nacional, lo que requiere una respuesta estratégica y robusta para proteger a ambas naciones.

Durante la Presidencia de Trump, Estados Unidos presenció las condiciones de frontera más seguras y el menor número de cruces ilegales en la historia reciente. Su administración forjó un acuerdo significativo con México: la política de “Permanecer en México”. Esta política no sólo redujo los cruces ilegales, sino que también respetó el papel de México como socio igualitario en la gestión de la seguridad fronteriza.

En marcado contraste, desde que la Vicepresidenta Kamala Harris fue nombrada para supervisar la crisis fronteriza en marzo de 2021, sus políticas han convertido inadvertidamente a México en un centro de actividades criminales y de tráfico de drogas. Bajo su supervisión, Estados Unidos ha experimentado niveles sin precedentes de cruces ilegales de fronteras.

Durante 39 meses consecutivos, los encuentros han superado consistentemente los totales mensuales más altos de la administración anterior.

En un solo mes, se incautaron mil 359 libras de fentanilo, y las estimaciones sugieren que solo se intercepta entre el 5 y el 10 por ciento de los envíos. Esto ha sido acompañado por un preocupante aumento en el número de individuos en la lista de vigilancia antiterrorista que intentan cruzar la frontera.

México ha sido la víctima silenciosa de las desastrosas políticas fronterizas de Kamala. Al enfrentar este momento decisivo, la elección trasciende la selección de un Presidente de Estados Unidos: se trata de elegir un camino que garantizará el bienestar y la seguridad de millones en ambas naciones.

En estas elecciones, debemos escoger una ruta que refuerce los lazos de amistad y cooperación, asegurando que tanto Estados Unidos como México puedan prosperar juntos en una relación basada en el respeto, la seguridad y la colaboración económica. Los riesgos son altos y los resultados son claros.

Estando en la Casa Blanca con el Presidente López Obrador, el Presidente Trump afirmó que ambos países están inextricablemente unidos por “el comercio y los viajes, la historia y la cultura, la fe y la familia”. Declaró que nuestras naciones son “amigos preciados, socios y vecinos fundados en la confianza mutua y el respeto mutuo”.

El historial muestra claramente que es- te empresario de Nueva York se presenta como el mayor aliado de México.

El autor es fundador y presidente de la organización Bienvenido US.

     
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