Una historia de resiliencia
Fotos Rodolfo Lasso

Desde muy joven, Santiago Villaseñor Camou sintió la vocación de ser papá, pero no fue sino hasta que alcanzó la madurez personal y laboral que tomó la decisión de tener un hijo.
Luego de buscar la ayuda de profesionales de los ámbitos legal, médico y psicológico, el 28 de diciembre de 2019 nació en Canadá su primogénito, Santino, por medio de gestación subrogada.
Santiago fue padre soltero unos años, hasta que el 2 de diciembre de 2023 se casó con Mario Michel Luján, y juntos han formado una hermosa familia homoparental que cuenta con un grupo de apoyo conformado por parientes y amigos cercanos, los cuales han estado con ellos en las buenas y las malas.
“Siempre nuestra filosofía desde el día uno con Santino ha sido ‘honesty is the best policy'”, explica Santiago.
“La verdad siempre se habla, evidentemente con palabras, con lenguaje de un niño de 3, 4 o 5 años, y al día de hoy a Santino tú le preguntas y te dice ‘no tengo mamá, tengo dos papás y una señora ayudó a mis papás para que pudiera nacer’, o sea, conoce su historia hasta donde le da el intelecto de un niño de 5 años”.
Este caso ha servido de inspiración para otras parejas de la comunidad LGBT+ que quieren formar una familia, y también ha influido para abrir las mentes de mucha gente.
“Sí siento que, la verdad, (Santino) a sus 5 años sin darse cuenta está abriendo un camino, va marcando pauta, nos damos cuenta porque nos buscan por redes sociales de ‘oye, ¿cómo le hicieron?’, ‘oye, ¿me regalas un café?’, ‘oye, ¿podríamos platicar?’, ‘¿nos podrían contar su experiencia?’, comparte Santiago.
Muchas personas creen que formar una familia homoparental es algo imposible o lejano, o que solo sucede en las películas, pero Santino, Santiago y Mario demuestran que puede ser una realidad.
“Para nosotros ha funcionado el nunca esperar a que la sociedad esté lista, sino nosotros estar listos para que la sociedad pueda llegar ahí”, ahonda Santiago.
“Sí hay una lucha que hacer, sí hay un trabajo que se tiene que hacer, inclusive creo que lo hemos hecho desde el día uno cuando nos comprometimos, el nosotros publicar la boda, más que farolismo, honestamente es porque es nuestra manera de ser activistas, de decir ‘sociedad, aquí estamos y está sucediendo, te guste o no te guste’, y poquito a poquito predicamos con el ejemplo, esa es nuestra visión”.
Los inconvenientes
Santiago, Mario y Santino han enfrentado el escepticismo de la sociedad e incluso algunas actitudes defensivas, pero nunca algo que haya causado estragos en sus vidas.
“Cuando Santino estaba en el kínder, había una actividad donde él era ‘star of the week’ e invitaban a su familia al salón como para platicar de quién es él y su familia, y por ahí alguna vez nos llegó un comentario de una mamá de ‘no sé si mandar a mi hija porque van a ir los dos papás, ¡las preguntas que van a hacer los niños!'”, recuerda Santiago.
“No fue nada grande, pero sí nos dimos cuenta que todavía hay personas que les salta este tema de ‘no sé si me encanta que mi hijo esté conviviendo o esté expuesto a ese tipo de familias en general'”.
En esa situación, Mario y Santiago contaron con el apoyo incondicional de Gabriela Castillo, dueña de My Yellow House, la escuela donde Santino estudió hasta segundo de preescolar.
“El kínder en esa ocasión nos respaldó a nosotros 100 por ciento y le dijo a esta mamá que se quejó: ‘si no te gusta a ti, lo siento mucho, esa es la filosofía de mi kínder y ellos van a venir y van a presentar'”, afirma Mario.
“O sea, era un kínder donde estuvimos muy contentos, así que una mención honorífica porque la verdad nos trataron muy padre, Santino estuvo muy contento ahí, y siempre desde el día uno muy cariñosos con él y una relación muy padre con nosotros”.
Fuera de eso, con lo que más lidiaron en esa etapa fue con algunas situaciones embarazosas.
“Sí nos pasaba de repente, en fiestas de cumpleaños, que llegaban las mamás y (decían) ‘¿dónde está la mamá para felicitarla?’, y nosotros de ‘no, pues no hay mamá, está el otro papá'”, platica Santiago.

Lo inesperado
Santino se encontraba todavía en My Yellow House cuando Santiago y Mario comenzaron a buscar la institución ideal para dar continuidad a su educación.
Su primera opción fue un popular colegio laico de renombre internacional, donde recibieron una excelente atención de parte de la recepcionista cuando se comunicaron por teléfono, pero en cuanto Mario mencionó que eran una familia homoparental, la persona que los atendía cambió de actitud y optó por cortar abruptamente la llamada.
Santiago le pidió a Mario que no pensara mal y lo alentó a darle una segunda oportunidad a esta escuela, por lo que recurrieron a una conocida, quien les consiguió una cita con la encargada de Comunicación y Relaciones Públicas.
Mario se emocionó porque pensó que les estaban dando un trato especial, pero Santiago presentía que algo no estaba bien: ¿por qué citarlos en privado si había un open day con todos los papás?
La corazonada de Santiago resultó acertada, ya que, cuando la representante del colegio los recibió, les dijo que no sabía cómo podrían reaccionar los padres de su comunidad educativa, y la sociedad en general, si admitían a un niño que había crecido en una familia homoparental.
Después les comentó que les daría una respuesta dentro de 15 días, y cuando el plazo se cumplió y no hubo noticias, Santiago la contactó y obtuvo una negativa definitiva, justificada con el argumento de que, luego de discutir el tema con las familias, el consejo escolar y los dueños del colegio, este no se sentía preparado para ofrecerle un lugar a su hijo.
“Honestamente nos sorprendimos, para mí no tanto, porque yo soy una generación más grande y yo en este tema estoy más acostumbrado como al rechazo, de lo que era hace 20 años, pero Mario sí lo tomó muy de ‘es que nunca lo vi venir, no pensé que nos fueran a cerrar las puertas de esa manera'”, comparte Santiago.
“O sea, hubiera entendido más de un colegio católico, el rechazo, pero de un colegio laico no”, agrega Mario.
Molestos e inconformes con lo sucedido, Santiago y Mario contemplaron llevar el caso a las redes sociales, pero luego de meditarlo concluyeron que no valía la pena.
“Le dije a Mario: ‘a ver, hay que enfriarnos, porque honestamente ahorita Santino está muy chico para que lo estigmaticen como el niño que no dejaron entrar”, afirma Santiago.
“En su momento veíamos que venía de un punto de vista de enojo y con carga, que Santino lo iba a tener que cargar, y la verdad es que está muy chico para que le toque eso.
“En su momento, seguramente cuando crezca, pues su realidad es que tiene dos papás, que no tiene mamá, y va a asumir esa realidad y la va a tener que empezar a vivir”.
Luego de ese desagradable episodio, Santiago y Mario se movilizaron para buscar un colegio que fuera adecuado, uno donde no estigmatizaran o juzgaran el hecho de provenir de una familia homoparental.
“Santino terminó en el Instituto de Ciencias, justo ya estábamos un poco a la defensiva cuando tocamos puertas ahí”, comparte Santiago, “fuimos a hacer el recorrido, tuvimos entrevista con la directora, y la verdad es que nos dijeron: ‘no son ni los primeros ni serán los últimos’.
“Y sí con una apertura muy padre de ‘oigan, evidentemente es un caso aislado, no tiene mamá, ¿cómo manejan esta información?, ¿se le puede decir o no se le puede decir?’, y nosotros respondimos: ‘tú le puedes decir lo que quieras y cómo son las cosas'”.

Su mensaje a otras familias homoparentales
“No tener miedo, van a encontrar un lugar donde van a encajar, van a encontrar kínder o colegios donde van a ser bien recibidos, van a encontrar grupos de amigos que van a estar en la misma situación o que los van a aceptar, y donde sus hijos se van a sentir bien recibidos.
“Esta vida no se puede vivir con miedo, porque miedo creo que nos da a todos, desde el salir del clóset, no dejen de cumplir un sueño tan grande como formar una familia por miedo, porque yo creo que las cosas grandes o las cosas padres en esta vida nos sacan a todos un poco de nuestra zona de confort y nos dan miedo.
“Que el miedo nunca sea una limitante, porque tarde o temprano las cosas se van acomodando todas en su lugar poco a poco”.
Mario Michel
“Yo les diría que hemos avanzado mucho más de lo que a veces creemos, que la sociedad sí te abraza, sí estamos preparados, que a veces nos la tenemos que creer nosotros, y que vida solo tenemos una, si nos esperamos y basamos nuestras decisiones en el qué dirán, en el juicio de valor externo, en lo que puede pensar o va a decir la gente, pues la verdad es que nos vamos a quedar ahí estancados, ¿no?
“No hay mayor gozo como el llevarlo a la realidad, el verlo materializado en una familia, y pues que representa los mismos retos que una familia heterosexual, porque no dejamos de tener pláticas de cómo educarlo, pero qué decirle, pero qué límites, pero qué no, pero qué tal y qué sí, siempre lo más importante va a ser tener ese sistema de apoyo”.
Santiago Villaseñor

Un mejor mundo para todos
Santiago y Mario creen que, para construir una Ciudad más incluyente, es importante normalizar el hecho de que un papá puede realizar las mismas actividades que una mamá en lo que concierne a la crianza de los hijos.
“Creo que tenemos que seguir alimentando el cambio de la figura del hombre y la mujer en México, ¿a qué voy?, yo me acuerdo que, de chico, Santino y yo de repente la padecíamos porque en la etapa de bebé, que estaba en pañales, queríamos entrar y pues en los baños de hombres no había cambiadores”, platica Santiago.
“O de repente querías ir a la plaza y existe la calcamonía de ‘mamá Andares’, pero no existe la de ‘papá Andares’, y no es que quiera ser ‘papá Andares’, pero me refiero a romper un poco ese tabú de que la mamá es la responsable y la única encargada del tema de la crianza, e impulsar también la figura y la responsabilidad paterna, que antes, por el tema del machismo, estaba muy en segundo plano”.
Una linda historia
Santiago platica que, hace poco, dos amigos cercanos se convirtieron en papás, algo que emocionó mucho a Santino y le generó un sentido de pertenencia, pues comprobó que hay otros niños en una situación similar a la suya.
Sus consejos
+ Rodéate de gente que comparta tus valores y tu visión de vida, para juntos ir aprendiendo y evolucionando.
+ Construye una red de apoyo con familiares o amigos cercanos.
+ No tiene caso estar en un lugar donde no quieren que estés.
Vidas que inspiran
Fotos Emilio de la Cruz

Palmira Martínez Gallardo Valdés hizo realidad su sueño de convertirse en madre hace cuatro años, cuando adoptó a su hijo Ricky junto a su ahora ex esposa Gaby Flores, con quien estuvo casada por el civil.
“Fuimos la primera pareja lesbomaternal en adoptar aquí en Jalisco. Fue una experiencia increíble que marcó nuestras vidas. Si bien nuestra relación de pareja ha terminado, mantenemos una excelente relación como madres de Ricky por su bienestar”, platica Palmira.
“Compartimos la responsabilidad de su crianza y estamos comprometidas con su felicidad y desarrollo”.
Actualmente, Ricky tiene 9 años de edad y es un niño muy amado por sus mamás, quienes desean convertirlo en un buen ser humano que, entre sus valores, sepa ser inclusivo y abrace la diversidad de este mundo.
“Le hemos enseñado que existen diferentes tipos de familias: con mamá y papá, con una sola mamá o un solo papá, con abuelos, y por supuesto, familias con dos mamás como la nuestra, o dos papás”, explica.
“Le recalcamos que lo que realmente importa es el amor, el respeto y el apoyo que hay en casa. Para él, tener dos mamás es simplemente su normalidad, no algo diferente o que necesite una explicación compleja”.
Palmira agrega que, como madre de Ricky, lo más relevante ha sido siempre hablar con la verdad, fomentando así un ambiente positivo para su hijo.
“La estrategia que he desarrollado se centra principalmente en la comunicación abierta y la honestidad, claro, sin dar tantas explicaciones, todo conforme a su edad. Enfrentamos cada reto a la vez”.

Somos más los buenos
Palmira afirma que se siente agradecida por el hecho de no haber encarado hasta el momento problemas graves que pongan en peligro la estabilidad de su hogar lesbomaternal.
“Entiendo que no todas las familias LGBT+ tienen la misma suerte, y sé que muchas aún enfrentan discriminación y prejuicios. Sin embargo, en nuestro caso particular, hemos sido recibidas con apertura. Esto me hace sentir optimista sobre el progreso que hemos logrado como sociedad en Guadalajara”, comparte.
Lamentablemente, esto no quiere decir que no hayan tenido que lidiar con situaciones difíciles.
“En general, me alegra poder decir que en las escuelas con las que hemos tenido contacto hasta ahora, y en cuestiones de atención médica, nuestra familia ha sido tratada con respeto y profesionalismo, libre de discriminación explícita.
“Sin embargo, sí hemos tenido un momento que nos recordó que aún hay trabajo por hacer. Recuerdo que durante el proceso de búsqueda de primaria para Ricky, hubo un colegio en particular que, al comentarles que éramos una familia lesbomaternal, nos mencionó que no sería posible el ingreso de mi hijo, ya que la escuela estaba ‘basada en valores familiares’ que, según ellos, no se alineaban con la nuestra”.

Todos para uno y uno para todos
Palmira sabe que, sin el apoyo incondicional de su círculo de allegados, habría sido complicado poder contar hoy su historia con un final feliz.
“Para nosotros, la red más grande y valiosa que tenemos no se limita a grupos formales, sino que se ha construido de manera muy orgánica a través de nuestras relaciones personales más cercanas. Nuestra red de apoyo más fuerte son, sin duda, nuestras amistades.
“Esas amistades incluyen a otras familias lesbomaternales, lo cual es algo que valoro muchísimo. Me agrada enormemente que Ricky vea esta diversidad de familias como su normalidad. Para él, es natural ver a otras familias con dos mamás o dos papás, y eso le proporciona un sentido de pertenencia”.

Ahora es cuando
El hecho de que Palmira y Gaby pudieran adoptar a Ricky, abrió las puertas para que otras parejas de la comunidad LGBT+ pudieran hacer lo mismo en Guadalajara.
“Lo más gratificante es pensar que estamos ayudando a dejar a las nuevas generaciones una sociedad más abierta, más receptiva y más empática.
“Cada vez que nuestro hijo se siente aceptado en la escuela, cada vez que una familia ve la nuestra y la considera una más, estamos sembrando una semilla de tolerancia y comprensión. Es saber que nuestro camino, con sus alegrías y sus retos, está marcando la vida de otros”.
Palabras de aliento
“El mensaje que me gustaría enviar a otras familias lesbomaternales que están considerando formar una familia en Guadalajara, es uno de profunda confianza y valentía. No solo es enfrentar el reto de marcar un hito en Guadalajara y fomentar la diversidad, sino también el reto de criar a un pequeño con los retos que esto conlleva día a día”.
Palmira Martínez Gallardo Valdés
Un futuro prometedor
Palmira está consciente de los desafíos que hoy en día siguen enfrentando otras familias de la comunidad LGBT+, por lo que anhela que en unos años no importe la composición, sino los valores que existan en un hogar.
“En resumen, mi visión para Guadalajara es que sea una ciudad donde el amor y el respeto sean los únicos criterios para definir a una familia. Sé que estamos en el camino correcto, y creo que con el compromiso de todos podremos construir una sociedad verdaderamente inclusiva y acogedora para todas las familias diversas”.
Información: Jimena de la O.