Cuando el ingeniero en mecatrónica graduado del Campus Monterrey del Tec, Fernando Mier Hicks llevaba cerca de un año trabajando en los sistemas electrónicos de prueba del brazo del róver Perseverance, un nuevo proyecto le fue asignado: diseñar un sistema para simular la gravedad de Marte en la Tierra.
Se trataba de someter a prueba a Ingenuity, el pequeño helicóptero experimental destinado a ser la primera aeronave humana en sobrevolar el planeta rojo, que tiene apenas un tercio de la gravedad terrestre. El desafío era grande para el nacido en Aguascalientes, en 1989.
En sólo dos meses, Mier Hicks, ingeniero en robótica del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, y un colega, Russell Smith, diseñaron un sistema de motor con, básicamente, un hilo que jalaba al helicóptero de la parte superior, creando una fuerza que lo ayudaba a volar.
Ingenuity, con un costo de millones de dólares, literalmente pendía de un hilo.
Gracias a esas pruebas, en buena medida, y sin obviar el trabajo de los demás investigadores de la NASA, el artefacto de 1.8 kilos de peso y 49 centímetros de altura logró elevarse 3 metros por encima de la superficie marciana durante casi 40 segundos el pasado lunes. El primer vuelo controlado y con motor de una aeronave en otro planeta.
“Las pruebas que nosotros hicimos con el sistema de gravedad del hilito sí fueron muy importantes, y abrieron la pauta para que voláramos por primera vez en Marte”, celebra en entrevista el maestro y doctor en ingeniería aeroespacial por el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Todavía sigo procesando el evento en sí, es un evento histórico; es la primera vez que esto pasa en otro planeta. Estoy muy emocionado, muy contento de que esto funcionó. Esto va a abrir puertas a futuras misiones de helicópteros o de drones para que exploren Marte de una manera más eficaz".
Una foto en blanco y negro de su propia sombra, y el registro de su compañero Perseverance a 64 metros distancia, registraron el primer vuelo de Ingenuity, que ni siquiera estaba en los planes originales de la misión interplanetaria y del que incluso se temía que no lograra sobrevivir a la fría noche marciana.
“Todavía quedan 30 días, más o menos un mes, de seguir maximizando las características de este vuelo: cada vez van a ser más largos, más altura, más rápido. Estamos muy interesados en ver qué pasa en los siguientes vuelos. Este apenas fue el primero”, reitera Mier Hicks.
El próximo está programado para mañana, pues, explica, al helicóptero le toma dos días recargarse con los paneles solares con los que está equipado, y es mucha la energía necesaria para poder realizar los vuelos de entre un minuto a minuto y medio.
MÁS QUE UN DRON
Y aunque es común equiparar a Ingenuity con un dron, la operación del artefacto integrado por cámaras, sensores y baterías dista mucho de llevarse a cabo mediante un joystick en tiempo real. Principalmente por la demora en la transferencia de datos a través de millones de kilómetros entre la Tierra y el astro vecino.
“Los comandos se mandan un día antes con un cierto timer que dice: ‘Helicóptero, despiértate a esta hora, y a esta otra hora vas a empezar a ejecutar esta secuencia de comandos’. Y dentro de estos comandos están el volar, el aterrizar, tomar fotografías.
“Esa información, una vez que se ejecuta en Marte, también se tarda varias horas en llegar hasta la Tierra, porque el helicóptero manda la información al róver; el róver la manda a un satélite que está arriba de Marte, y este último satélite la manda a la Tierra”, detalla el ingeniero mexicano.
Y a propósito de la comparación que se hace de Ingenuity con el primer vuelo a motor de los hermanos Wright en 1903 —de cuyo avión el pequeño helicóptero lleva un pedazo de tela bajo sus rotores—, Mier Hicks señala que las implicaciones de este nuevo hito son tan grandes e insospechadas como las que hubo para la aeronáutica y la aviación en su momento.
“Tal vez todas las futuras misiones a Marte sean por helicóptero; tal vez cuando los humanos toquen suelo marciano estén siendo ayudados por helicópteros que nosotros mandamos, siendo posible ello por este primer vuelo (de Ingenuity).
“Entonces, es imposible saber cuáles van a ser las ramificaciones, pero seguro van a ser muy grandes, de la misma forma que lo fue el primer vuelo de los hermanos Wright”, indica el mexicano, orgulloso de la marca que ha dejado en este logro de la exploración espacial.
SIGUE CON CURIOSITY
Al terminar Ingenuity su aventura aérea en el firmamento marciano, Perseverance iniciará su misión principal, que está en pausa desde su arribo al planeta rojo el 18 de febrero pasado.
“Tenemos estos 30 días para básicamente jugar con el helicóptero, hacer vuelos más interesantes. Pero seguramente cuando se acaben esos 30 días, el róver ya se va a alejar del helicóptero y se va a empezar a dedicar a lo que fue a Marte: recolectar muestras para traérnoslas de regreso a la Tierra”, remarca el mexicano.
En esta labor ya no participará él, pues está entrenando para manejar al robot explorador que precedió a Perseverance: Curiosity, que llegó a Marte en 2012, y que permite estudiar in situ la composición de rocas.
“Curiosity todavía sigue vivito y coleando, y lo vamos a seguir manejando hasta que algo pase. Ahorita las llantas ya tienen bastantes agujeros, están semi ponchadas, pero el robot se sigue manejando totalmente sin ningún problema”, destaca el mexicano.
ORGULLO NACIONAL
Fernando Mier Hicks
Aguascalientes, 1989
— Ocupa el puesto de ingeniero en robótica en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA
— En sólo dos meses, él y su colega Russell Smith, diseñan sistema de motor con un hilo que jala a Ingenuity de la parte superior, creando una fuerza que lo ayuda a volar.
— Es ingeniero en mecatrónica egresado del Tec de Monterrey
— Tiene maestría y doctorado en Ingeniería Aeroespacial en el MITeg