De madrugada, los camiones llegan y comienza la descarga de mercancías.

Por seguridad, los cargadores circulan por la calle como si fueran un vehículo más.

Las cajas de cartón, madera, costales y bolsas sirven para transportar la fruta y la verdura.

Para abrirse paso, las voces de los trabajadores se oyen al ir por la calle: ¡Aguas! ¡Viene viene! ¡Ahí va el golpe!

¡Sí me los llevo! Desafiando la gravedad, este hombre cargó cuatro costales de papa en su motocicleta.

También algunas mujeres se animan a cargar y darse tiempo para reciclar latas de aluminio.

Los diablitos de colores acomodados ordenadamente afuera de una bodega luego de haber cumplido su misión en el mercado.

” El señor Márquez”, como lo conocen los locatarios y bodegueros, toca el saxofón para ganar unas monedas; tiene 20 años practicando esta actividad.

El camión tipo “torton” es cargado para ir a distribuir los productos a negocios particulares.

En una bodega de naranjas llenan cajas de madera para iniciar su venta.

Un hombre selecciona y carga los chiles poblanos para su distribución.

Las arpillas de cebolla son cargadas a una camioneta, aparentemente con facilidad.

La carga y descarga de costales se ve a diario en las calles del Abastos.

En la Avenida del Mercado se puede leer una oración en la pared.  

Como parte del mercado, también hay una zona de comida a la que asisten trabajadores y clientes a saciar un antojo.

Además de frutas y verduras, también puedes encontrar dulces y piñatas que da colorido a los pasillos del mercado.

Fotos y texto: Raúl Zepeda @elhombredelamoto
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