FUE UN DÍA ‘DIFERENTE’

PATRICIA ORTEGÓN


No sabía que sería funcionaria de casilla (cosa que sí me gustó) y el plan era tener un domingo de levantarme tarde porque mi marido se iría de presidente de casilla y sólo iría a votar, terminar de ver series con palomitas, hot dogs, pero bueno. El plan cambió al faltar representantes en la casilla y nos ajustamos.

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Lo interesante llegó después.

Toda la jornada electoral fue muy buena. En los momentos en que no había gente, la plática de mil cosas era agradable entre los representantes de partidos, funcionarios de casillas y su servidora, que si los niños, que si las ofertas, que si la serie de Luismi y el último podcast de Yordi, etcétera, hasta que una dijo “ya vieron que están poniendo en el Face problemas de que se robaron urnas”, etc, etc, y ahí dije: “ya no quiero ser primera dama de esta casilla” (acuérdense que mi marido era el presi) y bueno terminamos de contar y todo el rollo del final de la jornada como a las 10 de la noche.

Ahí todo bien hasta que al salir de la casilla un tipo baja de un coche y pregunta en tono intimidante por el presidente de casilla y dije: “ay, nanita”, y decidimos meternos nuevamente y pedir custodia para dejar los paquetes en las oficinas electorales y posteriormente el presidente decide irse y yo pedir a mi hija y yerno que acudan por mí. Y en eso vemos que arranca el presidente y el tipo atrás de él.

El presidente ve que se acercan patrullas (muy rápida respuesta realmente) y detiene el auto y el tipo también; los policías hablan con ambos y piden al presidente siga su camino y se quedan cuestionando al tipo unos momentos y nosotros en otro coche sólo observando y pues se van las patrullas tras checar muy bien al tipo y este nuevamente va tras el presidente (quizá ya sólo siguió el rumbo y ya no tras él directamente). Gracias a Dios dejó los votos y regresó a casa sano y salvo.

De ser un día de palomitas pasó a ser un día de rápido y furioso.

Moraleja: siempre deja paréntesis abiertos en tu plan de día, adentro de esos se pueden presentar algunas cosillas.

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UN GRAN HONOR

ROMÁN MARRUFO


Mi agradecimiento a los secretarios y escrutadores ya que hicieron muy buen trabajo durante todo el día en la casilla contigua 7 de la sección 0491, en Escobedo.

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Fue un día sin incidentes ni accidentes, así que también mi respeto al personal del INE y CEE; en mi caso fue muy expedita la recepción de los paquetes electorales del Proceso Electoral Federal 2020-2021 y del Proceso Electoral Local 2020-2021. Un gusto saludar a mis vecinos que atendí ese día en la casilla.

MENOS

PRESIDENTA POR UN DÍA

MARÍA ORTIZ


Eran las 7:30am, estaba puntual a la hora que me habían citado en la escuela de la Colonia Lindavista, en Guadalupe. Tenía muchas emociones encontradas, pero estar a la altura del reto era lo que más me tenía en alerta. Cuidar el voto de mis vecinos, que no me invalidaran la casilla. Después de eso surgían las dudas: ¿llegarían todos mis compañeros? ¿y si se van a ¿mitad de la jornada? ¿recordaría correctamente el protocolo y las actividades? Haría todo para que nuestro esfuerzo contara. De ahí hasta las 7:58am que llegó mi última compañera de la mesa directiva, el corazón lo tenía alterado, apachurrado.

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¿Qué pasaría si daban las 8:15 am y no estábamos completos? ¿qué nos dirían los vecinos?, cuando llegué ya había personas formadas en la fila. La presión era enorme, ya querían ejercer su derecho al voto. Estando todos completos nos pusimos manos a la obra. Armar la casilla, sacar las boletas, sacar las actas y contar todas las boletas.

De fondo, los representantes de los partidos, ya llegué, ya me voy, no tengo mi pin, no me prestan el baño, no hay agua. Sí, no había agua en la colonia el mero día de la elección, por eso mis compañeros habían tardado en llegar.

Seguimos contando, no nos cuadraban el número de boletas del último paquete. Tenemos que contar de nuevo. De fondo una vecina…”No están cumpliendo con el horario, ya tenemos una hora esperándolos, hay adultos mayores afuera en el sol”. Tiene razón. A lo que respondí: “Tenemos aquí desde las 7, tengo que seguir un protocolo”.

Mientras pensaba “¿cómo le hacemos para contar 3,012 hojas dos veces, sin equivocarnos, desempacar todo, mostrar urnas vacías, atender a los representantes de partido y todo en menos de 20 minutos para que a las 8:30 ya estén votando?

Ese momento se me hizo eterno. Al fin nos dio bien el conteo de las boletas. Grito lo más que puedo “a las 9:11am damos inicio a la votación!” Ahora sí, vámonos de corrido al cabo para la 1 pm baja el flujo. El capacitador nos había comentado que después de esa hora no llegaría casi nadie. Cual va siendo mi sorpresa que no habíamos parado y ya casi eran las 2 pm. Sin descanso ¿alcanzará la mesa a votar? ¿alcanzaré a comer?

Llega mi papá a votar y con comida. Me tomé 20 min. Comí la mitad de una hamburguesa y fui al baño. El resto de la mesa cooperando, saludando a los vecinos.

No conozco a mis vecinos. ¿Por qué no conozco a mis vecinos?

La mejor parte cuando pasaban rápido los adultos mayores, las personas con niños o con muletas o con debilidad visual. Todos comprendían. Todos entendían. Se llegó las 6 pm. Comento en voz alta “¡Ya nadie puede entrar!” 6:08 pm se cierra la votación. Ya teníamos más de 10 hrs sin parar. Seguía lo más interesante: contar los votos.

El conteo de votos debe ser simultáneo. Todo muy bien, todo en orden, sin incidentes. Para las 8:30 pm terminamos de contar votos. Sólo nos falta terminar el protocolo. Ya casi acabamos. Sólo queda llenar las actas que restan: acta de la jornada, de escrutinio, de clausura, de incidentes por cuatro y las lonas que van afuera. Todas deben ir firmadas por toda la mesa y los representantes. Bolsa de lista nominal, bolsa de votos nulos, bolsa de votos válidos, bolsa de boletas sobrantes, bolsa para poner todo lo anterior. Bolsas que no cierran y no caben. Todo debe ir adentro para después cerrar los paquetes. Todo por cuatro. “¡Ahora me queda claro lo de la elección más grande!” 10:13 pm terminamos. 15 hrs de actividad continua. Aproximadamente 447 vecinos votaron, el 59% de participación vs. el 52% a nivel nacional.

Me sentí satisfecha. “¡Lo logramos!” Me voy a mi casa pensando que el tribunal no nos invalide la casilla como la elección anterior en la Alcaldía de Guadalupe.

MENOS

CREO EN UN MÉXICO MEJOR

LORENA ELIZABETH BENÍTEZ


Fue un día muy importante para mí y todos los mexicanos que tuvimos oportunidad de ejercer nuestro derecho a votar.

Me tocó estar como funcionario de casilla. Cuando me dijeron que si quería participar la verdad me sentí entusiasmada con la idea, y acepté de inmediato, me tocó ser presidente de la casilla de mi sección electoral, llegué alrededor de las 7:20 de la mañana y junto con mis compañeros preparamos todo.

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Empezaron las votaciones y la fila no bajaba, ya cuando nos dimos cuenta eran las 6:00 p.m., hora del cierre e inicio del conteo de votos, momento que se alargó hasta las 00:35 al ser muchos votantes. De un total de 743 electores de la lista nominal de mi casilla a cargo votaron 689 (casi el 93%); se cerraron los paquetes electorales de la casilla básica y las contiguas y fuimos a entregarlos. Después de una fila de dos horas entregué mis paquetes electorales a las 2:45 am, llegué a mi casa a las 3:00 am.

Cansada, con hambre (no pude comer nada en todo el día, ni un dulce), súper acalorada, pero con una enorme satisfacción.
Mucha gente nos dió las gracias por haber dedicado un día completo a hacer lo que hicimos, también mucha gente nos recordó a “nuestras queridas madrecitas” por lo tardado de las filas, otras al darse cuenta que alguno de ellos se había equivocado de sección para votar también nos recordó a “nuestras progenitoras”. Con más ganas nos gritaban enfurecidos, pero a pesar de todo eso… valió la pena.

Me quedo con la satisfacción de poner mi granito de arena y con mi ejemplo enseñarles a mis hijos a ser congruentes y tener conciencia civica, que si tanto nos quejamos a veces de lo mal que están las cosas, pero cuando nos piden apoyo respondemos con un “no puedo”, “no quiero”, “es muy cansado”, etc. pues, no estamos muy bien.

¿Que si volvería a repetir la experiencia? Sí y ojalá y algún día les toque a mis hijos hacerlo.

Porque todavía creo que puede existir un México mejor.

MENOS

“EL DÍA DESPUÉS”

JUAN JOSÉ BARUD
Santa Catarina, N.L.


La jornada duró 15 horas de trabajo, este domingo 6 de junio, al participar como presidente de casilla de la sección 2081.

Mis respetos al INE México. Conocen y hacen un trabajo muy eficiente.

Gracias a los compañeros Agustina (CAE) y Mónica (supervisora de sección) del INE, y a Manuel de la CEE de Nuevo León, su dedicación y buen trabajo nos ayudó a que todo marchara bien. Que siga el INE siendo de los ciudadanos.

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A los representantes de partido, gracias por su participación respetuosa y muy civilizada para llevar a cabo una votación y conteo ordenado.

A todos los que votaron, felicidades. Fueron seis horas de votación continua.
No pararon y nos daba mucho gusto recibir su voto.
A las personas de la tercera edad, con alguna enfermedad o complicación para ir a votar y a pesar de ello fueron y votaron, toda mi admiración y agradecimiento.

A los ciudadanos de la mesa directiva hicimos un gran equipo y resultó ser toda una bonita experiencia.

Exijamos a los elegidos gobernar sin favoritismos y con un bien común. Evitando malos manejos y corrupción que nos cuesta muy caro a todos.

MENOS

VIVE MALA EXPERIENCIA

CLARA HERNÁNDEZ


Al iniciar el día domingo a las 8:00 horas, más menos nos faltaba un integrante de casilla. Tuvimos que esperar que las personas que estaban en la fila quisieran ser partícipes, pero sin éxito nadie quería. Cuando llega una amiga y le digo: “por favor, ayúdanos, para que no se cancele la casilla”, ella toma el puesto que estaba faltante. Claro que ya para esa hora la gente estaba muy molesta, porque la fila estaba desde las 7:30 horas.

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Nosotros empezamos a armar las urnas hasta las 9:00 horas pasadas, así que empezamos a pasar gente como las 9:45 o más tarde. Y en lo personal, a la persona que pusieron como presidente de casilla, un joven, el cual le faltaba responsabilidad y menos arrogancia.

Claro que el calorcito estaba súper fuerte ya para esa hora, pues una vecinita me pregunta que si ocupo algo y yo le digo: “sí, vecina, dígale a mi familia que me manden agua por favor”… Claro que mi familia rápidamente me llevó suficiente para mis compañeros, lo cual ahí las chicas nos dicen “ay a poco sí querían temprano agua… y yo, o sea mande.

Pues ya después, ellas nos trajeron agua como a las 12:00 horas y unos fritos pequeños… Bueno, a lo mejor ya mero viene la comida… lo cual no fue así. A todos los demás les dieron de 12:00 a 13:00 sus respectivos alimentos y a nosotros, ni sus luces. Ya transcurriendo casi las 16:00 horas de la tarde, nos llegaron con unos tamales y dos Pepsi calientes… Claro que yo estaba muy molesta, porque a los demás que estaban de apoyo de partido, les dieron mejor atención que a uno. A ellos les llevaron pollo KFC, a otros Alitas, y a nosotros unos tamales, muy mal.

Hoy sé por qué los ciudadanos no quieren ya ser partícipes, en verdad queda uno decepcionado.

MENOS

ENTRA AL RELEVO

SERGIO ADRIÁN


Quiero platicar mi experiencia como funcionario de casilla. Primero que nada, daré un poco de contexto. Yo no fui elegido como funcionario de casilla por el INE, pero mi mamá sí fue electa para eso. Le tocó ser primera escrutadora. Se llegó el 6 de junio, entonces al llegarse la hora, notaron que sólo 3/6 asistieron a la casilla correspondiente. Entonces fue ahí donde mi mamá me invitó por medio de una llamada para participar en el proceso.

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Al llegar a la casilla a ofrecer apoyo me dan mi gafete, me tocó ser primer escrutador, mi mamá tuvo que ser la “segunda secretaria” debido a la inasistencia de la persona que ocupaba ese cargo.

Desde ahí empecé a acatar las indicaciones que la persona del INE y de la CEENL me decían. Dar indicaciones a la gente para poder acercarse a votar sin hacer aglomeraciones y checar que los ciudadanos depositaran correctamente su voto.

Así fue todo el día, con cuatro personas en la casilla, buen trabajo efectuado y con un calor infernal. Llegadas las 6, se empezó con la anulación de boletas que no fueron usadas y posteriormente el conteo de votos de cada cargo (Gubernatura, Diputación federal, Diputación local y Ayuntamiento, en ese orden). Luego de ello, siguió el llenado de las actas, fue la parte más fea de todo el día, pues ya algunos funcionarios de casilla empezaron a desesperarse y querer marcharse pronto, debido al hartazgo y cansancio que en ese día había ocurrido. Fue la parte un poco fea debido a que se empezaron a calentar los ánimos entre la presidenta y secretaria, y la persona del INE, quien tampoco hacía los comentarios más acertados. Hacía comentarios que “hacían prender la mecha” de las funcionarias, por decirlo de alguna manera coloquial.

Ya después del llenado de las actas y preparación de los paquetes electorales, por fin se llegó la hora de terminar y todos se fueron cansados y un poco acalorados, debido al calor infernal.

Esa fue mi experiencia en este proceso electoral del día 6 de junio.

MENOS

“NO ADULTOS MAYORES”

GERMÁN DE LA FUENTE
Mitras centro, Monterrey, N.L.


Durante tres meses me estuvieron insistiendo con el argumento de que el INE estaba buscando gente joven para apoyar en la casilla como funcionario, pues la indicación del INE era que no podrían apoyar mayores de 60 años, debido a la pandemia.

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Vivo en una colonia donde la mayoría de los vecinos son personas de la tercera edad. Salí sorteado porque nací en septiembre y tengo 47 años. Pedí que me dieran un poco de tiempo, pues mi preocupación era algún posible pico de contagios y lo lejano que se veía la vacunación.
Faltando tres semanas acepté la invitación, y a los pocos días me trajeron mi nombramiento como tercer escrutador.

Después de una capacitación básica virtual, leer el manual para entender toda mi función y los conceptos, y la oportunidad de vacunarme en la Facultad de Medicina esa misma semana, llegó el día.
Tuve que dejar a mi familia desde muy temprano (7:00 horas) y con la incertidumbre del horario en que terminaríamos las actividades.

Desde que llegó nuestro presidente de casilla pusimos manos a la obra para organizarnos como un gran equipo, de manera intuitiva, pues a pesar de que cada quien tenía su función, la capacitadora nos hizo ver que todos éramos un equipo y podríamos alternar funciones en el momento que se requiriera.

Sin embargo, no podíamos empezar a montar todo, pues nos faltaba el segundo escrutador, que llegó cerca de las 7:45 horas.
Sin desayunar y con algo de sueño, pues era el único día que regularmente me despierto tarde, empezamos nuestra labor alrededor de las 8:20 horas, en medio de una fila que donde estábamos, no se veía el fin… sin quitarnos el cubrebocas sólo para comer y tomar algo, y una careta que después de un rato molestaba por el calor, continuamos con el proceso, el cual fue algo lento, pues la indicación de respetar la sana distancia, mantener sólo dos personas dentro de la casilla y sanitizar cada cierto tiempo, hizo que más de uno se desesperara.

Yo como tercer escrutador era el encargado de organizar la fila y tratar de agilizar el proceso al pasar los apellidos de quién seguía en su turno, adicional a tratar de calmar a los que estaban un poco desesperados.

Me tocó de todo, desde un señor que no quería votar porque sus boletas no estaban firmadas por el presidente de la casilla, una señora que cuando me vio me dice: “hijo, apenas te veo”, y otro hombre que me contaba que a su hijo lo invitaron a servir como funcionario y que le prohibió que fuera, con el chavo ahí enfrente, ja, ja.

El cierre de la casilla fue puntual, y de ahí empezó la parte emocionante: el conteo… a pesar del cansancio (mi pulsera para contar los pasos marcaba tres veces más de mi promedio diario, las piernas realmente dolían, con un sandwich y tres tacos de carne en el estómago, y varias botellas de agua.

Con entusiasmo empezamos a contar las boletas, registrar los incidentes, llenar y firmar las actas, que todo lo tuvimos que hacer en múltiplos de 4 (Diputación federal, Diputación local, Gubernatura y Ayuntamiento), todo esto bajo la mirada inquieta y desesperada de los representantes de partido.

Fui llegando a casa a las 23:00 horas, con ganas de comer en forma y por supuesto un buen baño para dormir lo antes posible.

Al día siguiente me di cuenta de que debí de haberlo pedido de vacaciones, pues las horas en cama no fueron suficientes para reponer energías.

¿Lo volvería a hacer? Sí, si me invitan con gusto lo haría de nuevo… agradezco la oportunidad de poder vivir esta experiencia y para la próxima vez de que me toque votar, recordaré llevar algo de comer y unos refrescos fríos (así como lo hizo nuestra capacitadora) a las personas que estén en la casilla, pues entregan su tiempo y su trabajo desinteresadamente (la paga realmente fue poca para todo el trabajo que se hace).

MENOS

MUCHO TRABAJO Y POCA PAGA

HERIBERTO


-Ésta es la sexta vez que participo como funcionario de casilla y en todas ellas siempre ha existido el mismo problema al cierre de casilla en el conteo de votos y llenado de actas. Se lleva mucho tiempo, mínimo 4 horas.

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Debería el INE buscar cómo agilizar esto, ya que para esa hora del día todos están cansados de estar desde las 7:00 am.

Son muchos detalles los que hay que hacer en el cierre: conteo de boletas sobrantes, votos, llenado de actas poner cada acta en un sobre diferente dependiendo la elección, etc.

Otro cosa que a mi parecer está mal, es que se les paga muy poco a los funcionarios, $500 por estar desde las 7:00 am hasta la 1:00 o 2:00 am, y aparte de ese dinero uno tiene que comprar su almuerzo, comida y cena -ya que el INE no la da-, además de refrescos, agua, etc. Al final te viene quedando casi nada.

Hasta hace algunas 3 elecciones el INE proporcionaba la comida, pero actualmente ya no lo hace.

MENOS

¡ACTUAMOS!

LUZ AURORA FIERRO BELTRÁN


-¿Te tocó estar en casilla? ¡Qué lástima!-. Fue la respuesta general al saber que estaría como funcionaria en las elecciones 2021, las más grandes en la historia de México. Ninguna felicitación. Era mi primera vez y tal vez la última oportunidad de participar, así que acepté.

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El domingo 6 de junio nos citaron a las 7:00. Preparo lo que calculo pueda necesitar, lo menos posible, aunque no cedo a la tentación de llevarme una brocha y un polvo cosmético, que por supuesto nunca saqué de la bolsa. Reviso que el domingo la temperatura rondará los 39. Decido que mi mejor peinado es el cabello recogido porque, con el calor, mi cabeza se vuelve un paraíso tropical, así que me protejo para no perder la compostura.
 
Llegamos con tiempo, algunos ayudan a bajar material, pero no debemos hacer nada más hasta que la presidenta inicia la instalación, en punto de las 7:30. A esa hora llegó nuestro primer votante.
 
La indicación es que las casillas deberían abrir a las 8:00 y pienso que tal vez quienes disponen los horarios no han medido el tiempo de personas inexpertas armando cajas y acomodando mesas ¡todo en media hora! Además, en casos como Nuevo León se trataba de cuatro elecciones que en esta casilla implicó contar casi 3200 papeletas.
 
Mientras tanto, la fila crece. En el simulacro de hace unas semanas, no teníamos presión y entre todos armamos las cajas y la mesa de votación, no hubo otra actividad por hacer.
 
Aquí no se tuvo que sustituir a nadie del equipo, todos estuvimos a tiempo y trabajamos sin descanso, pero, a pesar de eso, comenzamos hasta las 8:45 horas. Seguramente habrá casillas que iniciaron a tiempo. Sería interesante saber cómo lo hicieron, nada más por curiosidad.
 
En la fila había de todo, personas desesperadas unas, sonrientes otras, los que esperaban en su lugar y los que querían adelantarse. Comenzamos a ver la forma de lograr que fluyera la fila, pero las indicaciones de que no hubiera gente con papeleta en la mano esperando a votar hizo que la sensación de retraso en la fila aumentara. Espiábamos los movimientos de los votantes y en cuanto veíamos que iban a dejar la mesa (¡una sola!) dábamos la indicación para que pasara el siguiente. Lo de una mesa fue por la sana distancia, pero con dos o tres mesas hubiera fluido más rápido, solo hubiéramos separado las urnas o hecho una fila supervisada para que votaran, pero bueno, ya saben, el “hubiera” no existe.
 
Cada cierto tiempo se higienizaba la casilla, gel antes de votar, gel después. De pronto veo que viene muy orondo en la fila un señor que se resiste a cubrirse, le entrego un cubrebocas y le pido que se lo ponga, lo toma mientras hace un gesto, tengo que insistir, muy desganado accede finalmente.
 
La desesperación avanza conforme aumenta la temperatura. Me dicen que algunos se fueron, espero que se atrevan a volver, votar debería ser como comprar un boleto para un concierto o un juego de futbol, donde la fila no importa si al final se logra el propósito.
 
El sol nos alcanza y movemos la mesa hacia el techo de lámina para que más votantes esperen a la sombra. Hago un recorrido para pedir paciencia. Algunos me sonríen y me animan, otros solo esperan que eso no signifique que tienen que esperar más.
 
Otro factor que determina el ritmo de la votación es que en esta colonia viven muchas personas mayores. Ellos demuestran su interés y permanecen parados en una fila especial o acuden en sillas de ruedas, con andaderas, con bastón, quieren hacer oír su voz. Además, tomarán su tiempo para votar. Sin presiones.
 
Alrededor de las tres de la tarde la fila comienza a disminuir. A partir de entonces, así como van llegando, pasan a votar. Todos somos vecinos, en eso me reconoce uno y lo saludo. Orgulloso me presume sus 90 años. Me dice su hijo que, desde la mañana, él ya estaba listo. Con él viene su nieta que votará por primera vez. La felicito. Estoy convencida que es un momento memorable y como tal, su padre le ha dado un lugar especial ¡De eso se trata!
 
Como algunas de mis amigas saben, yo no sé mucho de política, escucho para aprender, leo y trato de estar informada, sin embargo, lo que siempre me ha quedado claro es que votar es un ejercicio de libertad; pienso en la gente que enfrentó batallas y hasta perdió su vida para lograrlo; parece increíble que, quienes podemos, no hagamos el esfuerzo.
 
Muchos papás vienen con sus hijos que, curiosos, observaban el proceso. Mando un mensaje a mis amigos. Lleguen antes de las 6 de la tarde. Nuestro tiempo mexicano. Las 6 de la tarde, no son las 6:01, las 6:10 o pasaditas las 6. Lo siento por los que llegaron después de esa hora y ya habíamos comenzado a cancelar las boletas. Se acabó su tiempo.
 
Lo cierto es que tenemos que buscar medios para lograr que todo fluya mejor, pero también como ciudadanos debemos estar conscientes que personas como nosotros son las que participan en la casilla, que lo hacemos con gusto y que, como ayer, estuvimos contando votos en el sol y luego en las penumbras, alumbrados por un celular. Que hubo casillas que estuvieron en algunos otros lugares con condiciones menos favorables, pero siempre con el propósito de lograr el espacio para que la gente votara.
 
En esta casilla no hubo incidencias, los representantes de partido y los observadores estuvieron atentos. Al finalizar el conteo eran ya casi las once de la noche, y el aire refrescante se negaba a llegar. Agua, refrescos y refrigerios hicieron más leve el día, sin embargo, ya urgía un buen baño, pero todavía faltaba llenar las actas. Creo que necesitábamos un curso intensivo solo para eso. La indicación era que se podían ir llenando en el transcurso del día, pero ahora sí hubo votantes, así que hasta la noche se terminó el trabajo.
 
La bolsa que va dentro de la otra bolsa, donde también va el sobre… quienes guardan la papelería no se quieren equivocar, así que “despacio que voy de prisa” revisan que vaya todo correcto. ¿En qué podemos apoyar? ¡Los ojos de todos están en el proceso y en el reloj! Me dicen que hay que llenar un letrero y una lona que se pone afuera. ¡Me apunto! Ya a esa hora comienzan a surgir algunas bromas. Me encanta sentir el marcador deslizándose, si bien me queda claro que no hay margen de error. Hemos firmado tantos papeles, funcionarios y representantes, que me arrepiento de no haber cambiado mi larga firma, hace unos buenos años.
 
Entregan las constancias, cerramos cajas y nos distribuimos, dos a la estatal y dos a la federal. Me toca la estatal, con la presidenta. Nos reciben rápido, nos ayudan con el diablito que lleva las tres cajas con votos: presidente municipal, gobernador y diputados locales. Al entregarlas sentimos la alegría del trabajo superado. Todo bien encintado y firmado. Son las 1:20 de la mañana. Tomo la foto del registro y otra para mi historia.
 
Nos ofrecen un refrigerio que aceptamos gustosas y listo, rumbo a casa, sin embargo, mantenemos comunicación con nuestros otros dos compañeros que comentaron estaban todavía en fila ¡y que se desocuparon a las 2:20!
 
Estamos contentos con el resultado, y en el caso de nuestra casilla con una votación de casi un 70% del padrón. Pero lo más importante -y que todos los que fuimos funcionarios de casilla no debemos olvidar- es que participamos, no nos quedamos sentados diciendo que no pasa nada en el país, no nos quedamos viendo desde la barrera descalificando el proceso. ¡Actuamos!

MENOS

COLABORAR ES UN DEBER

MIRIAM MOLINA GARZA


Con meses de antelación mi marido y yo fuimos notificados del primer sorteo, al final fuimos asignados él presidente y yo primera secretaria, pero en diferentes casillas contiguas. Recibimos información para recibir curso en línea, presentar examen y además acudimos a simulacro de votaciones.
 
Estábamos nerviosos, lo que más nos preocupaba era no cometer errores en el llenado de actas, que ya en la práctica es de reconocer que el material preparado por el INE es muy didáctico, pues te lleva de la mano para no equivocarte en el llenado.

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Se formaron chats con los integrantes de las casillas, en mi chat fuimos muy participativos, salvo algunos que jamás respondieron, y al final del día no llegaron a la cita y se retrasó la apertura de casilla, ese fue el único mal sabor de boca.
 
Los funcionarios nos organizamos, llevamos abanicos, hieleras, extensiones, luz para utilizar por la noche, incluso bocinas para poner música instrumental.
 
Las horas que duró la votación pasan volando, aunque es tarea ardua, agotadora y con el calor se acentúa, pero la verdad cuando tus vecinos agradecen tu esfuerzo y te dicen sin conocerte, sólo por estar ahí prestando tu servicio, que si se te ofrece algo, agua, comida, lo que sea, te das cuenta que vale la pena estar ahí, que sin personas dispuestas a participar no podría haber votaciones.
 
Terminamos de contar boletas y llenar actas a las 11:30 am., de ahí fuimos la presidenta de mi casilla y yo a dejar los paquetes al INE, otra fila de una hora, llegué a mi casa a las 2am. ¡Vale la pena, claro! ¡Lo recomiendo… mucho! Si tienen la oportunidad de ser elegidos no lo piensen; colaborar con la democracia es un deber, pero más una satisfacción.
 

MENOS

EXCELENTE EXPERIENCIA

LIZETH PÉREZ


Fui invitada desde un principio, pero por motivos personales no pude concretar mi asistencia.
 
Estuve a las 9 en punto haciendo fila y de pronto sale un funcionario invitando a las personas a participar ya que faltaban 2 personas y sin ellas no se podía abrir la casilla; mi sección es de personas de la tercera edad la mayoría, incluyendo a mi madre, y pues dije esta es mi oportunidad y pensando en agilizar el trámite para las personas que ya tenían una hora esperando.

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Todo muy bien armando cajas, acomodando las boletas y lo único malo fueron los observadores muy mal educados grabándonos hasta que lo puse en su lugar que su partido y esto y lo otro, pero de ahí en adelante todo muy bien.
 
Terminamos aproximadamente a las 10:40 pm.
 
Excelente experiencia y si tengo otra oportunidad pienso volver a participar.
 

MENOS

POR AMOR A MI PAÍS

FRANCIA J. GIL VALDEZ


Debo admitir que desde que llegaron a mi casa a decirme que me había tocado ser de los elegidos para participar me emocioné, quizá porque siempre he sentido un fuerte compromiso hacia mi País y me siento plenamente identificada con la frase de “quien no sirve para servir, no sirve para vivir”, y sentía que era la oportunidad de aportar, aunque fuera un poquito en estas elecciones.

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Mi nombramiento llegó como “Segundo Suplente General”, lo que fue algo decepcionante (mi marido había sido presidente de casilla en unas elecciones anteriores), y a decir del personal del INE me dijeron: “si llegas el 6 de junio y tu casilla está completa, te puedes ir a tu casa”, aún así acudí a las capacitaciones y me apunté para llevar la hielera que usaríamos para el agua y los refrescos.

Llegué algo retrasada a la cita, no encontraba hielo ese día en las tiendas cercanas, pero como que me quedé con la idea de que igual si estaban todos solo esperaría la apertura de la casilla y me iría a mi casa, entonces no estaba tan apurada, sentía que con llegar con la hielera y el hielo estaría haciendo mi parte. Grande fue mi sorpresa al llegar y ver que solo 3 de los 6 funcionarios necesarios para la apertura de la casilla estaban presentes, por lo que pasé de ser segundo suplente a ¡primer escrutador!, en fin, me dije, “ya estamos aquí, manos a la obra”.

Armamos las urnas, las mamparas, sacamos el material que necesitaríamos mientras personal del INE y la presidenta buscaban entre la fila de nuestra casilla dos voluntarios para poder tener completa la plantilla y realizar la apertura. Afortunadamente las encontraron y pudimos realizar la apertura con un poco de retraso, ya que nos dieron las 9:00 de la mañana.

Cabe mencionar que desde las 7:30 am ya había gente haciendo fila afuera de la primaria donde se instalaron las casillas, por eso ahora entiendo que el más tardado es el voto mañanero, lo cual deja a los ciudadanos en la fila con una sensación de que se tarda demasiado la apertura, pero ahora que estuve del otro lado me di cuenta el porqué suceden estos retrasos.

Una vez que dimos inicio y que estaban los representantes de partido y, como ahora los protocolos de sanidad solo permitían el acceso a dos personas en la casilla, la fila no bajó como hasta casi las 11:00 am. He de decir que hubo casillas en las que todo el día tuvieron gente, nosotros (que veíamos apellidos de la L a la O) sí tuvimos algunos tiempos muertos, no muchos, pero sí hubo.

El calor era fuerte, lo que me llevó a agradecer que estuviéramos en una escuela, aunque fuera con un ventilador, pero al menos ayudaba en algo. En las casillas instaladas en parques cerca de mi colonia les tocó estar bajo los toldos, me imagino que para ellos fue todavía más agobiante el clima.

Hubo gente de todo tipo votando: señores de la tercera edad, personas adultas, jóvenes que era su primera vez, gente que se molestaba porque no aparecía en la lista porque se equivocaron de sección, gente que insistía que siempre había votado en esa escuela pero no se percataba que debido a que la sección creció se pusieron más casillas en otras colonias, gente muy amable que daba las gracias y un “Dios los bendiga” cuando terminaban de votar y pasaban a sellar su credencial y que les aplicáramos la tinta, gente que regresaba porque la tinta no se veía bien y la necesitaban como comprobante en su trabajo de que habían acudido a votar.

En lo personal me tocó aplicar la tinta, era realmente sorprendente que algunas personas les pintaba al más mínimo roce y algunas otras por más pasadas que le daba con el aplicador, nada más se veía muy leve, estuve tentada a hacerle un agujero al aplicador para batallar menos, pero uno siente que bajo la mirada de los representantes de los partidos todo te lo tomarán a mal, entonces pues me quedé con las ganas de perforar el aplicador.

Eso sí, cuanto chiquitín acudió con sus papás o abuelitos a votar, se fue con su marquita en el dedo, sentí que debía hacerlo para irles inculcando el valor de la participación, en cuanto les preguntaba: ¿le ayudaste a mamá a votar? volteaban hacia arriba a ver a sus papás buscando aprobación y en cuanto se las daban, aún si no contestaban a la pregunta, ponían felices su dedito para que fuera marcado.

Cuando nos dimos cuenta ya casi eran las 4:00 de la tarde, la mayoría de mis compañeros sintió que la jornada se nos había ido rápido, pero no teníamos conciencia de que lo bueno estaba por empezar.

A las 6:00 de la tarde, fuimos a ver si faltaba alguien en la fila que hicieron dentro de la escuela con los apellidos que nos correspondían para que acudieran a nuestra casilla (siempre había alguno que otro despistado), como no encontramos a nadie más, a las 6:09 dimos por concluida la votación.

Como primer escrutador me tocó participar en el conteo de los votos de la elección federal, hicimos la separación, mostramos a los representantes los votos que se anulaban para que todos estuvieran de acuerdo.

Lo más chistoso es que los votos nulos en los 4 conteos nunca fueron la misma cantidad, hubo quien decidió quizá expresar sus sentimientos en alguna boleta y votó solo por quien en verdad creyó. Otra cosa que noté al contar los votos es que yo recuerdo que en otras épocas, por ejemplo de mi mamá, votaban por un partido, ahora te das cuenta que votas por un candidato, no importa el color mientras creas que su propuesta es interesante, por lo que podías ver en los resultados que un color ganó en gobernador y otro diferente en ayuntamiento.

Debo decir que me asombra la capacidad del INE para preveer cualquier cosa que se presente, y me da un poco de tristeza el ver que casi la mitad de las boletas se quedan sin usar debido a que solo un poquito más del 50% de la lista nominal acude a votar. Si tomáramos conciencia de todo lo que se gasta de nuestro dinero para poder realizar unas elecciones limpias, quizá la participación sería mayor.

Me encantaría ver unas elecciones con participación del 80% de la población, quizá suene muy descabellado, pero sería maravilloso. Cancelar tantas boletas pesa, porque dejan que solo la mitad de la población decida quienes serán los gobernantes de nuestra comunidad. Entiendo que hay mucha gente que cree que las elecciones son un fraude, pero ahora que estuve del otro lado y vi el esfuerzo de la gente que participa, la calidad de los materiales que aporta el INE, el trabajo de los representantes de partidos, el trabajo de los CAE, de verdad les digo, tenemos una gran institución y debemos defenderla porque es el instrumento para disfrutar de la democracia con la que contamos.

Finalmente contamos los votos de las 4 elecciones, y se llenaron las actas, se tuvieron que hacer algunas correcciones en ellas, gracias a Dios el INE manda dos juegos, e incluso tuvimos que volver a contar las boletas de una elección porque los números no nos daban, finalmente pasadas las 10:50 pm, pudimos terminar los paquetes electorales y se fueron la presidenta y el primer secretario a entregarlos.

Cansada y hambrienta solo pegué los resultados de nuestra casilla al frente de la escuela y me retiré a la casa, sí, muy cansada, pero contenta de haber podido participar en el proceso y de darle mi voto de confianza al INE.

¿Que si lo volvería a hacer? ¡Claro que sí! Porque amo a mi País y amo servir a los demás.

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COMPROMETIDOS HASTA EL FINAL

LIZETTE GONZÁLEZ


Todo bien en mi casilla ubicada en San Pedro, sin incidentes violentos.

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– Traté de mantener mi nombramiento discreto, ya que supimos de gente que buscaba a los presidentes para “negociar”.

– En mi casilla aventajó Miguel Treviño como Alcalde de San Pedro y Samuel García como Gobernador.

– Casi el 59% de la población que me asignaron votó. Nos tocaron los apellidos Martínez hasta Rodríguez.

– Por fortuna los desacuerdos que se presentaron fueron menores gracias a la transparencias y eficiencia de todos.

– Nunca estuvimos sentados cruzados de brazos y fuimos una de las casillas con mayor afluencia por los apellidos que nos tocaron. Los sándwiches que llevé para mis funcionarios ni tuvimos tiempo de comerlos por atender la afluencia de votantes que fue continua, sin interrupción en mi casilla.

– Sin embargo, los protocolos sanitarios nos retrasaron el avance de la fila de votantes, aunado a que algunos votantes tomaron hasta 20 minutos para decidir detrás de la mampara de votación.

– El reconocimiento de los votantes fue inversamente proporcional a qué tan larga estaba la fila y cuanto tuvieron que esperar para votar.

– Tuve 2 protestas de representantes de partido que hasta los demás partidos se rieron por lo menores que eran.

– La contabilización muy transparente con numeración clara conforme íbamos terminando cada conteo. Todos tomando fotos de nuestros post-it de colores y escuchando mis instrucciones claras, respetando que nadie externo a los funcionarios podía meter mano y dirigiéndose conmigo directamente sin hacer escándalos.

– Agradecí sugerencias de algunos representantes de partido que se portaron a la altura, cooperando más que buscando fallas.

– Fui muy afortunada con mi equipo de casilla y con los representantes de partido que me asignaron.

– Regresé a mi casa a las 2:00 am después de entregar el paquete de boletas en el INE. Me escoltó el INE en carros separados.

– Mi mayor satisfacción fue cuando llegué al INE y entregué mis boletas con una sonrisa de oreja a oreja diciendo “Aquí están las boletas de la mejor casilla, la más eficiente, las más claras” y me contestan sin haber visto mi caja aún “¿San Pedro, cierto? ¡Por supuesto!”

– La remuneración económica que me entregó el INE decidí donársela a mi capacitador de INE, quien estuvo al pie del cañón, trabajando con nosotros con recursos limitados del INE. Se llevó mi admiración en lo personal y profesional. Ojalá el INE les proporcionara más recursos y se solidarizara con ellos. Espero no pierdan tan valioso talento en este hombre.

En verdad fue una satisfacción al final del día.

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‘FUE UNA EXPERIENCIA QUE ME GUSTARÍA VOLVER A VIVIR’

ANDREA GONZÁLEZ


Tengo 30 años y fue la primera vez que me tocó vivir esta experiencia. Desde que firmé de enterada y lo comenté con mis conocidos, la mayoría de los comentarios que recibía eran negativos, me decían que mejor no me presentara, que rechazara la función, que no sabía a lo que me metía ya que era demasiado trabajo, pero había algo en mi que me decía: “vive la experiencia”.

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Llegó el día y me pidieron estar a las 7:15 am en la primaria que me tocaba. Aproximadamente a las 7:40 am que abrieron comenzamos a instalarnos.

Lamentablemente no había podido asistir a las capacitaciones previas por lo que iba un poco desorientada, pues aunque había leído los libros, al momento de la práctica todo es diferente.

Algo que noté es que todos éramos “jóvenes” y pues obviamente sin experiencia, lo que hizo que todos estuviéramos nerviosos y con dudas provocando retraso en la apertura de la casilla, al punto que las personas de la tercera edad que estaban ya formados comenzaran a molestarse.

Eran las 8:40 am cuando abrimos la casilla, a como íbamos avanzando nos fuimos acoplando mejor y el proceso se hizo más rápido. Exactamente a las 6:00 pm cerramos la casilla, ya no teníamos fila de gente por lo que no hubo problema en eso.

Nuevamente se apoderaron los nervios de nosotros, pues comenzaba “el proceso importante”, teníamos a los representantes de partidos políticos ansiosos por saber resultados, tratamos de hacer todo lo más rápido posible, pero evitando cualquier error.

Ya que hicimos conteos seguimos con el llenado de actas. No veíamos fin a la papelería pues era mucha, alguna se repetía en varios formatos y entre todos nos estuvimos apoyando para hacerlo todo bien. A las 10:15 pm cerramos paquetes para ser enviados.

Llegué a mi casa cansada, acalorada pero satisfecha. A pesar de tener muchos comentarios negativos de mis conocidos por ser funcionaria fue una experiencia que sí me gustaría volver a vivir para mejorar en las cosas que nos fallaron por la inexperiencia y aportar ese pequeño granito de arena a un proceso tan importante para nosotros como mexicanos.

A todos los que rechazaron su función por no tener tiempo para eso o simplemente por flojera, creo que si queremos un cambio tenemos que empezar por nosotros.

Cambiar ese pensamiento que para cumplir como ciudadano no hay tiempo pero para irte a formar al cine, a la pizza, al estadio pueden pasar horas bajo el sol, lluvia, etc.

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‘A LA MERA HORA, NADIE QUIERE APOYAR’

JOSÉ A. GÓMEZ


Mi nombre es José Alberto Gómez Benavides y fui presidente de la Mesa Directiva de la Casilla Extraordinaria 1 de la Sección 1075 en Reynosa, Tamaulipas, durante la pasada jornada electoral. Esta fue mi segunda participación en unas elecciones, curiosamente bajo la misma función.

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Cuando la Capacitadora Asistente Electoral (CAE) del Instituto Nacional Electoral (INE) acudió a mi domicilio para invitarme a ser funcionario, de primera instancia dudé en aceptar debido a que pertenezco a un grupo vulnerable y no había sido vacunado contra el Covid-19 aún. Sin embargo, como ciudadano ejerzo mi derecho a expresar mi inconformidad con la labor de nuestros Gobernantes y me pareció incongruente rechazar dicha invitación. Más aún, la respuesta de la CAE -que era el primero en aceptar después de 14 invitaciones a vecinos de mi Fraccionamiento- terminó de convencerme.

Previo a la elección leí en tres ocasiones la “Guía para la y el Funcionario de Casilla” del INE y la “Información para la y el funcionario de casilla: Elecciones Locales” del Instituto Estatal Electoral del Estado de Tamaulipas, tomé el curso virtual “La Jornada Electoral” y acudí a un simulacro de la elección. Una noche antes, repasé ambos cuadernillos. Durante las Elecciones de 2009, el Partido Acción Nacional había impugnado los resultados de la casilla donde había sido funcionario y esta vez estaba decidido a evitar la frustración y el coraje que mi tiempo y mi esfuerzo hubieran sido en vano.

Desafortunadamente, durante la noche del sábado, un vecino tuvo un festejo hasta altas horas de la madrugada que me impidió dormir. Al sonar la alarma a las 6:00 AM, me sentía físicamente mal por la falta de sueño y todo lo que me ocasionó: presión arterial alta, dolor de cabeza, vértigo, etcétera. Pensé en llamar a la CAE para informarle que no podría, pero me di un tiempo para descansar y esperar a que pasara y así fue. Me comí rápidamente un sandwich, unas papitas, un refresco y salí de mi casa.

Llegué a la Casilla a las 7:10 AM. El domicilio aún estaba cerrado y abrieron hasta las 7:51 AM. La instalación de las casilla se demoró aún más debido a la limpieza y desinfección del lugar, a la impuntualidad de algunos funcionarios de casilla, a la solicitud de los Representantes de los Partidos Políticos de contar y firmar las 2,196 boletas (lo cual es opcional) y a las continuas interrupciones de Representantes del PRI y PAN cuyo nombramiento no pertenecía a mi casilla y exigían permanecer ahí cuando el límite por partido son dos únicamente. Así pues, a las 9:28 AM abrió finalmente la casilla.

En todo momento, se siguieron las medidas de prevención dentro y fuera de la casilla: uso de cubrebocas (careta adicionalmente para los funcionarios), gel antibacterial para funcionarios, representantes y votantes, sana distancia entre funcionarios y representantes y en la fila de votantes, desinfección de mesas, urnas, mampara y crayones, etcétera. Además, en todo momento solo se permitió el acceso a dos votantes al mismo tiempo a la casilla.

Previniendo altas temperaturas, alisté mi hielera con aguas, Gatorade y refrescos. La CAE nos llevó tacos de canasta para almorzar y un platillo de mole con arroz y frijoles para comer además de refrescos para acompañar los alimentos.

Sin embargo, desde las 9:28 AM en que declaré abierta la votación hasta las 6:31 PM en que anuncié su cierre, hubo flujo continuo de votantes por lo que me mantuve ocupado al grado que solo tomé una botella de Gatorade y una de agua que mi compañero Escrutador 3 me arrimó, no tuve oportunidad de comer, ni me dieron ganas de ir al baño en todo el día e incluso voté en mi lugar (solo me volteé para marcar mis boletas).

Alrededor de las 12:30 PM, tuve que suspender la votación debido a que los Representantes del PAN decidieron unilateralmente reubicarse exactamente a un lado de las urnas.

A las 6:00 PM, aún había 12 personas formadas por lo que solicité al Escrutador 2 ubicarse al final de la fila para definir el cierre de la votación. Sin embargo, simpatizantes de Morena que llegaron posterior a la hora de cierre marcado por la ley, exigieron votar y ante mi negativa empezaron a amenazarnos. De hecho, tuve que suspender en dos ocasiones el cómputo de los votos debido a los insultos que gritaban desde la banqueta.

Después del llenado de actas, la entrega de las mismas a los representantes de partidos políticos y la preparación de los tres paquetes electorales, se procedió a la publicación de resultados y finalmente a la limpieza del lugar. A las 11:08 PM me retiré de la casilla con un dolor de orejas debido al uso continuo del cubrebocas además de la careta y mis lentes… A decir verdad, ahora admiro mucho más al personal médico que tienen que usar todo su equipo de protección personal por jornadas mucho más extensas.

¿Por qué narré tan extensa mi experiencia? Por que es frustrante leer las quejas de los partidos políticos y de los ciudadanos sobre la elección.

Al día siguiente de la votación, el Comité del Partido Acción Nacional en Tamaulipas publicó un comunicado en donde, al denunciar “múltiples incongruencias” en el cómputo de los votos desacredita la labor de los Funcionarios de Casilla.

También los ciudadanos se quejan de la tardanza en la apertura de las casillas pero… a la mera hora, nadie quiere apoyar: nadie quiere perder un domingo de sus vidas por intentar que la democracia en este País avance. Es mas fácil despotricar contra el INE que aceptar la invitación a ser funcionario de casilla cuando los CAE realizan las visitas domiciliarias o incluso, cuando algún algún funcionario de Casilla acude a los ciudadanos formados de la fila para completar la Mesa Directiva.

Algunas amistades que también participaron como funcionarios de casilla no tuvieron la misma suerte que yo: los CAE, ante los múltiples situaciones adversas que resolver, no pudieron proveerles alimentos ni bebidas, pero eso sí: un partido entregó hamburguesas Carl’s Jr a sus representantes, al parecer en todo Reynosa.

Y aunque el pago fue de $500.00 pesos por parte del INE a cada funcionario, con gusto los cambio por un Domingo con mi familia que es lo que usualmente hago.

No fue grata la desvelada; no fue grato levantarme temprano en domingo; no fue grato lidiar con las quejas de representantes de partidos políticos o los insultos de ciudadanos que impuntualmente acudieron a votar; no fue grato estar 16 horas sin comer y terminar sudado y con las orejas adoloridas; no fue grato perderme la compañía de mi familia, pero fue gratificante no solo ejercer mi derecho al voto sino asegurar que el conteo de los votos emitidos en “las elecciones más grandes de la historia” fue llevado con veracidad.

Y sí, claro que lo volvería a hacer, porque nuestra democracia es incipiente y aún está en riesgo. Porque sueño con el día en que los ciudadanos acudan a votar libremente y no coaccionados por algún partido político mediante el obsequio de una despensa o amenazados con perder algún programa social o -peor aún- su empleo. Lo haré de nuevo porque aún creo en un futuro brillante para mi País.

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‘UNA ENORME SATISFACCIÓN’

LORENA ELIZABETH BENÍTEZ


Ayer fue un día muy importante para mí y todos los mexicanos que tuvimos oportunidad de ejercer nuestro derecho a votar.

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A mí me tocó estar como funcionaria de casilla. Cuando me dijeron que si quería participar, la verdad me sentí entusiasmada con la idea y acepté de inmediato.

Me tocó ser presidenta de la casilla de mi sección electoral. Llegué alrededor de las 7:20 de la mañana y junto con mis compañeros preparamos todo.

Empezaron las votaciones y la fila no bajaba, ya cuando nos dimos cuenta eran las 6:00 pm, hora del cierre e inicio del conteo de votos, momento que se alargó hasta las 00:35 de hoy (07 de junio).

Fueron muchos votantes, de un total de 743 electores de la lista nominal de mi casilla a cargo, votaron 689, (casi el 93%). Se cerraron los paquetes electorales de la casilla básica y las contiguas y fuimos a entregarlos, después de una fila de dos horas entregué mis paquetes electorales a las 2:45 am de hoy (07 de junio) y llegué a mi casa a las 3:00 am

Terminé cansada, con hambre (no pude comer nada en todo el día, ni un dulce), súper acalorada, ¡pero con una enorme satisfacción!

Mucha gente nos dio las gracias por haber dedicado un día completo a hacer lo que hicimos, también mucha gente nos recordó a “nuestras queridas madrecitas” por lo tardado de las filas, otras al darse cuenta que alguno de ellos se había equivocado de sección para votar, también nos recordó a “nuestras progenitoras” ja ja ja, con más ganas nos gritaban enfurecidos, pero a pesar de todo eso… valió la pena.

Me quedo con la satisfacción de poner mi granito de arena y, con mi ejemplo, enseñarles a mis hijos a ser congruentes y tener conciencia cívica, porque si tanto nos quejamos a veces de lo mal que están las cosas, pero cuando nos piden apoyo respondemos con un “no puedo”, “no quiero”, “es muy cansado”, etc… pues no estamos muy bien.

¿Que si volvería a repetir la experiencia?… SÍ y ojalá algún día les toque a mis hijos hacerlo porque todavía creo que puede existir un México mejor.

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CUESTIONA A ‘FALTISTAS’

JOSÉ LUIS RIOJAS GARZA


 
De 9 funcionarios capacitados por el INE para la casilla de la sección 1083 Mitras Sur sólo se presentó el presidente y el secretario. Se armó un voluntariado de la fila para poder iniciar la casilla, vergonzosa responsabilidad civil y moral de los que se comprometieron y no cumplieron.
 

‘FUE UN DÍA EXCEPCIONAL’

DENNIS MUZZA DE KERATRY


El domingo pasado tuve el privilegio y la responsabilidad de participar en el proceso electoral como funcionario de casilla, además de como votante. Para quienes creen que hacer fila es difícil ya se imaginarán lo que es trabajar por casi 18 horas consecutivas, desde las 7:30 am que empezó la instalación de la casilla hasta pasada la media noche en que terminamos de armar el último paquete electoral.

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Aprovechando que la experiencia aún está fresca comparto algunas reflexiones y observaciones que surgen de haber vivido el proceso tan de cerca.

A lo largo de las nueve horas y media de votación que como 2o secretario de la sección 392 contigua 1 en San Pedro tuve la tarea de entregar las cuatro boletas a los votantes. Ya había gente formada en la fila desde las 7 am que llegaron los primeros funcionarios y hasta poco antes de las 6 pm que cerramos siempre hubo fila. Salvo raras excepciones ninguno se quejó de las dos a tres horas en promedio que tuvieron que esperar bajo el sol, antes bien agradecidos por el trabajo que desempeñamos y muchas señoras dándonos sus bendiciones. Me llamó la atención la gran cantidad de personas de edad muy avanzada, quienes a pesar de sus limitaciones físicas y cognitivas vinieron a cumplir con su deber cívico, muchos solos, sin ningún familiar o ayudante que los asistiera y nosotros, los funcionarios, sin tener permitido tener contacto físico alguno con ellos o con sus boletas. Adicional a esto, el no permitir contacto físico alguno entre funcionario y su credencial para votar complicó el marcado de la credencial, causando demoras adicionales.

Otro reto que enfrentamos este año fue la desconfianza provocada por las redes sociales. Agregó tiempo al proceso el tener que explicar a muchos votantes, una y otra vez, que sí, ahí está el sello del INE, acá el de la comisión estatal, y no, no es necesario que estén las boletas selladas para que su voto sea válido, aunque en el chat del whats hayan dicho lo contrario. ¿De veras creen que encima de contar un par de miles de boletas nos vamos a poner a checar si traen o no marcado un sellito en la parte de atrás?? El “capital social” que organismos como el INE y procesos como las elecciones ciudadanas edifican, la desinformación en redes destruye, es la peor conducta anti-social de nuestra era y debemos combatirla.

Luego de las nueve horas y media de votación vienen importantes tareas que nadie ve: anulación de las boletas sobrantes, terminar de llenar el acta de la jornada, conteo de votos, llenado de actas de escrutinio, llenado de cierre de la jornada y armado de paquetes electorales, un proceso laborioso y complejo que en nuestro caso nos tomó mas de seis horas, nuestra productividad mermada por el calor, el cansancio, el hambre, el dolor de espalda, etc. pero finalmente concluida exitosamente gracias a las instrucciones claras y precisas del INE/CEE, la perseverancia y buen trabajo equipo entre los funcionarios que nunca antes habíamos trabajado juntos o siquiera nos conocíamos. Cabe destacar el civismo de los representantes de los partidos políticos a lo largo de toda la jornada, tanto de los partidos triunfadores como de los menos favorecidos, apoyándonos en ubicar más rápido a los votantes en la lista nominal durante la votación y esperando y observando pacientemente hasta que terminamos de armar los paquetes electorales en la madrugada. En mi caso me tocó llevar los paquetes a la oficina municipal de la CEE, donde a la 1:30 am fui recibido entre música y aplausos dignos de un programa de concurso de televisión, un digno cierre a un día excepcional.

Es bien sabido que las elecciones en México son “ciudadanas”, pero uno no comprende lo que esto significa hasta que lo vive. El INE coordina y aporta el cerebro, las normas y reglas para que todo funcione, pero el “músculo”, las manos, brazos y piernas somos todos los ciudadanos de a pie que participamos en el proceso, como votantes y funcionarios, sin recompensa y con escaso reconocimiento pero sintiendo una gran satisfacción de haber contribuido nuestro granito de arena al bien común. Con gusto lo volvería a hacer.

MENOS

VIVE EXPERIENCIA AMARGA

SARAHÍ CASTILLO


Quiero compartir un poco de lo que se vivió el día de las elecciones. Es mi primera vez trabajando en esto, entré ahí por lo que ofrecían, un buen salario y alimentos durante el tiempo de las elecciones.

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Eso me comentaban más no sabía que habría mucho retardo, mucho cansancio y horas perdidas. Ese día, en la mañana nos citaron a las 7:00 a.m. porque comentaron que a las 8 empezaban las votaciones, lo cual no fue cierto.

El INE se equivocó en las boletas y los secretarios tuvieron que contar varias veces, una por una, porque no coincidían con las que tenían que ser. Después de eso, nos tenían afuera sabiendo que hacía demasiado calor, sin agua, sin nada, los alimentos llegaron a eso de las 3 o 4 y había gente con la presión baja y la gente que representábamos como partido ni se molestaban en saber cómo estábamos.

Ya para eso del cierre de elecciones nos pedían terminar bien nuestra labor, pues de eso dependía nuestro salario, el cual nos pusieron muchos peros. Hubo gente hasta las 4:00 a.m. esperando a que les pagaran y ellos sólo estaban preocupados por sus actas. A mí me quedaron a deber $300, pero no se me hace correcto tener que andarles reclamando algo que ellos ya saben.

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IDEAS PARA MEJORAR

RUBÉN FIGUEROA Z.


Fui Secretario de casilla.
Algunas ideas mejora para próximos procesos:
1. Dada la preparación previa que se tiene que hacer a las 7:30 a.m. es imposible iniciar la votación a las 8 a.m., entonces no tiene caso que ciudadanos estén desde las 8 enojados y desesperados. Lo mejor es iniciar a las 9.

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2. Después de las 3 p.m. poca afluencia y se puede terminar a las 5 p.m. para iniciar conteos. Es mucho trabajo lo que se ejecuta después de cerrar votación y funcionarios ya cansados tienen que realizar lo más importante: contar y hacer acta escrutinio.

3. Preparar con suficientes letreros el sábado anterior a la votación claramente dónde se debe hacer fila para cada casilla y muy claro con apellidos para ver dónde toca votar.

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PIDE APOYAR AL CIUDADANO


Participé como funcionaria de casilla en Apodaca y durante la capacitación nos platicaron que es una experiencia única.

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La verdad cuando llegó la notificación del INE a mi domicilio me alegré mucho porque era la primera vez que me tocaba participar. Es un deber civil y tenemos que cumplir. Además, la persona del INE me llevó mi nombramiento como presidenta de casilla.

Sin embargo, mi opinión es la siguiente: en lo personal no me gusta el engaño ya que durante la capacitación brindada nos dijeron otra cosa, nos platicaron que no podíamos salir del lugar, a nuestras casas aunque vivo relativamente cerca, porque ellos nos iban a proveer aguas, sodas y alimentos, pero sólo nos dieron una vez agua, refresco y una comida.

Nos aseguraron que no nos preocupáramos, pero sí me preocupé porque no me fui preparada creyendo en sus palabras. Soy una persona de 40 años, y la verdad sí me descompuse un poco de salud. Tenía hambre ya que estuvimos dos jornadas y media hasta terminar el conteo y empaquetar las actas para llevarlas al INE, además de que nos dieron un apoyo de $500 en un sobre abierto que al inicio nos habían comentado que iba ser cerrado, pero a mí no me gustan las mentiras y desde un principio debieron hablar claro. Es por eso que la gente no se anima a participar porque el trabajo es mucho y de gran responsabilidad, ese día nos faltó una persona, y pues ya se imaginarán a entrarle a hacer lo que a la otra persona le correspondía y sacar adelante el trabajo.

Me gustaría que el INE considerara eso, que no puede jugar con la gente, que aunque es un deber cívico, me gustaría que consideraran el apoyo del ciudadano por el gran esfuerzo que se hace, y creo que minimizan ese aspecto.

Por otra parte, les platico que mi experiencia como funcionaria de casilla fue única, me gustó atender a la gente, seguir las medidas, aplicarles la gel, cuidar la sana distancia. Creo que estas elecciones fueron diferentes, pero de mucha participación ciudadana, en todo el país, ejercimos nuestra democracia, además de que también contamos con la presencia de representantes de partidos muy atentos vigilando el voto, la verdad todos haciendo nuestro papel para que se cumpliera el objetivo de dar los resultados claros y oportunos. Fue un día muy exhausto, pero no nos importó el calor, la cantidad de gente que hacía largas filas, pero al fin del día lo que queríamos todos es elegir a un digno representante que esperemos que hagan un buen papel para el bien de todos los nuevoleoneses.

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‘VA POR MÉXICO’

JACINTO JUÁREZ


Fui invitado un mes y medio antes por un funcionario del INE que me explicaba que más de 25 personas le habían rechazado la invitación y que me invitaba a ser diferente. La preparación fue virtual y luego una presencial muy breve.

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Fui presidente de casilla novato, pero rodeado de 5 mujeres, hermanas y primas entre ellas, con muy experiencia y buen ánimo. Una de ellas llevaba 4 elecciones seguidas. Dignas de nuestra admiración.

La elección para mí empezó varios días antes, repasando los vídeos, los manuales, recibiendo las boletas en mi domicilio y con ellas la responsabilidad de cuidarlas y ni pensar en ¡salir de casa!

El mero día, 6 a.m., un buen desayuno y a cargar y bajar el material, armarlo con la presión de más de 50 personas que a las 7:30 a.m. ya estaban formadas.

Con la autoridad que me tocaba empezamos a la voz de “Va por México, por nuestras familias”.

Tuvimos lo básico: una carpa, 2 mesas, 6 sillas, 2 pizzas, agua y refrescos. Y el calor, que más que el del Sol, fue el de la gente que no paraba de llegar. Votó más del 80% en esa casilla.

Nuestro pago fue el deber cumplido, saber que nuestros hijos puedan tomar nuestro ejemplo y vivir en un México mejor. Uno único, que cumpla con su misión y de las oportunidades a todos sus habitantes de ser felices y realizarse como ciudadanos.

Para exigir, primero hay que dar. Cumplamos todos con nuestro deber cívico y sigamos exigiendo en el camino los resultados que prometieron.

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ELECCIÓN ORDENADA

ARNULFO MONTELONGO


Fue muy cooperativa y ágil entre todos los funcionarios y el personal del INE. No hubo contratiempos y los votantes ordenados y de buen ánimo. Los observadores también se portaron adecuadamente y respetuosos. Ejemplo de cómo deben ser las elecciones. Mucho trabajo, pero todos cumplimos hasta la entrega de paquetes electorales.


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