EN VERACRUZ...

En Veracruz, el pueblo totonaco celebra el Día de Muertos por 42 días en una fiesta conocida como Ninin, que significa "para los muertos".

 

Durante ese periodo se espera el regreso de las almas, cuya fecha de llegada varía dependiendo de la causa de muerte o la edad de la persona al momento de fallecer.

Tras su visita en la Tierra, las almas de los fallecidos por causas naturales parten el 8 de noviembre. Los que fallecieron en circunstancias violentas lo hacen hasta el día 30 del mismo mes.

En la despedida se encamina a los muertos al panteón con cohetes, ofrendas, flores, música y baile.

Según dicta la tradición, quienes murieron violentamente trabajaran con Qoló Aktsin (Señor del Trueno viejo), para luego ser enviados con el dios de la muerte Ninin, quien los retendrá por 4 años antes de que se considere que su alma ha sido purificada.

Encima del altar o puchaw se coloca un arco hecho de palmas y hojas de tepejilote, que representa el cielo donde residen los dioses. Se decora además con 13 estrellas de palma de coyol, representando a las 12 madres abuelas y al hombre (13 es el número masculino y 12 el número femenino; sumados dan 25, que es el número de la divinidad).

EN HIDALGO...

En Hidalgo y estados como Veracruz, Tamaulipas y San Luis Potosí que conforman la Región Huasteca la celebración del Día de los Muertos se denomina Xantolo.

El término es una palabra náhuatl creada a partir de la frase latina festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos.

Según la creencia índigena, las almas llegan de visita a la tierra de los vivos con permiso del dios Mictlantecuhtli o “señor del lugar de los muertos”.

El 29 de septiembre “Fiesta de San Miguel Arcángel” se cree que inicia el regreso a la tierra de las almas desde el cementerio, para recibirlos se ofrece tamales y café.

Los preparativos para las fechas clave de la celebración, del 31 de octubre al 2 de noviembre, desde ahí no paran: el 18 de octubre cortan plátanos para esperar su maduración y muelen cacao para hacer chocolate; el 29 de octubre cosechan flores locales; el 30 de octubre se adquieren frutas y otros artículos, además de que se realizan los arcos, altares y tamales.

El 31 de octubre reciben a los espíritus de niños y niñas fallecidos, a los que les ofrendan chocolate, pan y dulces.

Para los adultos, al día siguiente se colocan mole de guajolote, pollo, aguardiente, cigarros y tamales.

Tras un día de visita, el 2 de noviembre algunos familiares trasladan los arcos y la comida al cementerio para despedir a las almas.

En el Xantolo destaca La Viejada, un baile al son del huapango donde los habitantes de la comunidad se disfrazan de ancianos con máscaras artesanales, talladas en madera. Los participantes de la danza, representan las almas que llegan a la Tierra a celebrar y son perseguidas para ser llevadas de regreso por una persona disfrazada de Diablo. Los danzantes usan máscaras para no ser reconocidos por quien porta una máscara de la Muerte.

EN MICHOACÁN...

En Michoacán la celebración del animeecheri kúinchekua, que en purépecha significa fiesta de las ánimas, tiene fuertes raíces en la herencia prehispánica.

En los pueblos a los alrededores del lago de Pátzcuaro, los habitantes esperan la llegada de niños y jóvenes entre el 28 y 31 de octubre con ofrendas de dulces, pan y chocolate. Con la cúspide de la fiesta el día 2 de noviembre, familia, padrinos y vecinos se reúnen el primero del mes para celebrar la llegada del resto de los difuntos.

Algunas de las diferencias clave de la celebración en este estado incluyen la importante presencia que tiene la flor de cempasúchil en los rituales. Por ejemplo, está presente no sólo en el interior del hogar, si no que se esparce en las calles para marcar el recorrido que seguirán los muertos.

Además los altares se montan, aunque no exclusivamente, en cementerios con grandes arcos hechos con estructuras de carrizo, palma y madera y adornados con la flor.

Ahí, entre las veladoras y la comida, es más común la realización de velaciones en municipios como Morelia, Pátzcuaro, Quiroga y Uruapan, donde las familias llevan cobijas y cobertores para pasar la noche con sus seres queridos.

Otros adornan las entradas de las casas con flores, objetos personales de los difuntos, y frutas frescas como plátanos y piñas.

EN OAXACA...

Para los oaxaqueños, el Día de Muertos se conoce como Xandú gracias a la tradición zapoteca. Una de las primeras particularidades de la celebración en el estado, es que no se coloca un altar a las personas fallecidas por lo menos seis meses antes del día. La segunda, es que la celebración se realiza el 30 y 31 de octubre, contrario al resto del País.

Los altares se conocen como “Biguie o Bedxe” y tienen entre siete y nueve pisos. Al centro de la cruz, se ubica una figura de un jaguar, un animal sagrado para los zapotecos que creen, acompaña las almas en su llegada al plano terrenal. No exclusivo a Oaxaca, el copal no falta en el altar.

En Oaxaca, se acostumbra a incluir petates casi a los pies de la ofrenda. Esto para que las almas tengan un lugar de descanso tras su viaje hasta el hogar y para que tengan donde descansar hasta partir de nuevo.

 

A los niños se les deja un perrito de barro por su simbolismo en Oaxaca y otras regiones colindantes. Se cree que la figura actuará de perro guardián para el menor del inframundo al hogar. A veces también se le deja comida y agua, como agradecimiento.

EN YUCATÁN...

Siguiendo la tradición del pueblo maya, en Yucatán se celebra el Hanal Pixán, o “comida de las ánimas” del 31 de octubre al 2 de noviembre.

Como en otros estados, la llegada de los niños es la primera, y se conoce como hanal palal. A ellos le siguen los adultos, día bautizado como hanal nucuch uinicoob. El último día, hanal pixanoob, o misa pixán, se realiza una misa a las ánimas en el panteón.

Entre los platillos que se preparan, se incluyen:  atole nuevo, pibes o mucbipollos, jícamas, mandarinas, naranjas, dulce de papaya, coco y pepita, balché (bebida embriagante que se hace con la corteza de un árbol con el mismo nombre) y pan dulce.

Los mucbipollos son tamales hechos con masa de harina de maíz y manteca, relleno de carne de pollo y cerdo y condimentado con tomate y chile. Esta torta de maíz se envuelve en hojas de plátano y se guisa en horno de leña o enterrado en un hueco en la tierra.

Cuando las almas de los difuntos “han tomado la gracia”, los familiares acostumbran merendar las ofrendas.

A la semana, se realiza el bix, donde las familias dejan hileras de velas en las puertas de las casas, para que las almas vean como retirarse al terminar la celebración.

EN PUEBLA...

Cada 28 de octubre, las familias poblanas de personas que murieron en accidentes colocan ramos con flores de cempasúchil y nube en los lugares donde fallecieron. Otra forma de marcar el lugar donde partió su ser querido es con cruces de la flor naranja.

Ese día se espera que lleguen, seguidos por personas que murieron ahogadas al día siguiente, el 30 por los muertos olvidados, el 31 los no nacidos y los primeros dos días de noviembre niños y muertos en general.

En Chignahuapan, Puebla, los días 1, 2 y 3 de noviembre se realiza el Festival de la Luz y la Vida. Para representar la llegada de las almas al Mictlán, inframundo de la mitología mexica, una marcha con antorchas se dirige a la laguna, donde se ilumina una pirámide flotante y se prenden fuegos artificiales.

El 28 de octubre en Atlixco, se realiza un tapete monumental con hasta 150 mil flores, que acompañan un festival donde las personas se disfrazan de Catrín o Catrina.


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