1944-2023
GUILLERMO ALEJANDRO SESMA MAULEÓN
Como un hombre carismático, amoroso, tierno, generoso, bohemio y que siempre buscó la justicia, así recuerdan sus familiares y amistades a Guillermo Alejandro Sesma Mauleón tras su sensible fallecimiento por complicaciones de cáncer.
Nació en la Ciudad de México el 3 de enero de 1944. Fue el mayor de los hijos del matrimonio entre Guillermo Alejandro Sesma Castellanos y Bertha Mauleón Labra, con quienes vivió una infancia feliz al lado de su hermano, Carlos. Cursó desde primaria hasta prepa en el Colegio Americano (The American School Foundation) y egresó de la licenciatura de Derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana.
Mi abuelo luchó mucho y quería seguir, pero el cáncer fase 4 es mortal y de pulmón te mata muy rápido; puedes durar cinco meses y él duro 1 año 5 meses y con esto ya es un guerrero. Fue un buen abuelo, padre, amigo y más, fue mi mejor amigo”.
En su época estudiantil Guillermo Alejandro Sesma Mauleón conoció en San Miguel Regla, en Huasca, Hidalgo, a Pilar Suárez Mori (q.e.p.d.). Con ella, formó una familia y educó a sus hijos, Guillermo Alejandro y Jesús, en sus 34 años de casados.
En 2011, tres años después de enviudar, conoció a su pareja sentimental, Elvira Castillo Espinosa, con quien tuvo una relación a lo largo de 13 años.
Para Guillermo Alejandro Sesma Mauleón, sus más grandes pasiones fueron la ópera su ahijado y sobrino es el reconocido tenor mexicano Rolando Villazón-, y las zarzuelas. También, le gustaba el golf y el futbol americano y, por supuesto, convivir con sus nietos, Paulina, Pamela, Santiago, Dominique, Nicolás y Victoria.
En lo profesional, Guillermo Alejandro Sesma Mauleón destacó al trabajar en la tabacalera Viceroy y en Viceroy Racing Team.
Además, hizo carrera en importantes despachos de abogados como Goodrich Dalton and Riquelme, Uhthoff, Gómez Vega & Uhthoff, S.C., y fue socio fundador de la firma legal Sesma, Sesma & McNeese.
Mi abuelo era una persona que me inspiraba a vivir la vida al máximo”.
Para mí, mi papá fue un gran maestro. De él, aprendí a trabajar, competir, esforzarme, nunca ser espectador y a salir adelante. Juntos compartimos cosas nuestras, el amor a los Houston Oilers, jugar futbol americano en Pumitas y la Universidad de Texas. Me enseñó a sobreponerme ante el dolor y la adversidad, a dejar un mundo mejor de cuando lo encontramos. Su legado somos nosotros y lo continuaré con mis hijos”.
De 2009 a 2012, Guillermo Alejandro Sesma Mauleón incursionó en la política como regidor por el Partido Verde Ecologista de México en Atizapán de Zaragoza.
“No todo lo legal es justo, siempre debes buscar la justicia” y “Darle a cada quien lo que le corresponde no es darle lo mismo a todos, si- no lo que cada persona necesita” eran algunas de las frases con las que el abogado Guillermo Alejandro Sesma Mauleón profesó y aconsejó a los suyos.
Quienes lo conocieron coinciden en que fue muy querido por su familia y amigos, y tuvo una vida llena de alegrías. Además de ser un líder natural que se preocupaba por asegurar- se de que todos se llevaran bien y promovía la integración. Descanse en paz.
Mi abuelo fue, para mí, el mejor. Me acuerdo de todas las anécdotas, chistes y adivinanzas que me contaba. En este mundo ya no está, sé que lo voy a alcanzar luego y voy a poder escuchar todo lo que no logró contarme. Lo extraño muchísimo, pero sé que es un angelito que me cuida desde arriba”. P
DE PUÑO Y LETRA
“Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, arrástrate, pero, hagas lo que hagas, sigue moviéndote hacia delante.
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Ésta ha sido una de las lecciones nuevas que me ha inculcado un hombre de 79 años que hoy está cruzando la gran ‘universidad del cáncer’ y que, debo admitir, lo está haciendo con devoción, humildad y, sobre todo, con una gran tenacidad y amor por la vida, sin aferrarse a ella.
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Y ese hombre de la tercera edad me ha demostrado que el amor, la dignidad, los principios y valores son lo más importante para enseñar a los hijos para que sean personas de bien.
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Ha cruzado por muchos obstáculos, con altas y bajas, con amores y desencuentros, pero con una nueva noción de vida que es de admirarse.
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Muestra el valor de encerrarse en su propio capullo y tratar de que las acciones y reacciones externas no le afecten en su sentido de vida.
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A ese abuelo de corazón noble que me enseñó la disciplina, el amor al deporte, respeto al trabajo y, ante todo, a las personas; que demostró un sentido de justicia que sostuvo y me probó con hechos que la justicia no es darle a todos lo mismo, sino darle a cada uno lo que necesita, sólo tengo que decirle: ¡Gracias!
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¡Gracias por el cariño, compañía e infinito amor que has dejado a lo largo de tus años en cada una de las personas que conoces. Por demostrarme que no hay peor desperdicio que vivir en el pasado con sentimiento de culpa. En lugar de eso, debemos mirar hacia adelante y aprovechar la vida que se nos pasa con una velocidad inimaginable. Gracias, también, por tantas horas de paciencia en los entrenamientos de futbol americano, las clases de historia y los maravillosos cuentos para dormir que nos contabas, pero, sobre todo, por siempre estar ahí.
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La lección más grande que he aprendido de mi consejero es, primero: tener ganas de ser padre, aprender cada día cómo llevar la mejor de las paternidades, pero, lo más importante, sin embargo, es estar ahí. Estar es enseñar a vivir, siendo un ejemplo y llenándolos de amor y cariño, así como con los límites necesarios. Mostrarles a nuestros hijos que la vida no siempre es color de rosa, pero que siempre demos lo mejor de nosotros. Porque lo que plantemos ahora, cosecharemos más tarde. No es lo mismo ser un buen padre, que ser un padre bueno, y tú, papá, eres el mejor que me pudo haber tocado en esta vida. Te amo con todo mi ser, mi querido ‘lic’”.