Para Deborah Dana, un hermano es alguien con un camino similar al de uno, por lo que además de compartir una relación cercana con los suyos, también forman parte de su emprendimiento, el cual fundó en 2017, y la participación de todos los ha unido mucho más. 

Desde la creación de la plataforma ecommerce, David, el menor de los tres, entró al proyecto y ambos bromeaban con la idea de que, si algún día Mauricio formaba parte del equipo, sería porque algo hicieron bien, sin pensar que en 2020, lo recibirán con los brazos abiertos. 

“Esto me ha hecho muy feliz y vivir juntos los retos de la pandemia fue una buena decisión porque fluyeron los momentos de crisis de una manera mucho más ligera. Nuestro vínculo ayuda, pero también somos muy claros al dividir el trabajo y familia“, expresó la fundadora de Canasta Rosa. 

En el plano laboral, asegura que cada uno inyecta un poco de su esencia al proyecto, lo cual ha permitido que el negocio crezca, y, en lo personal, ella se ha enriquecido de todo lo que ha aprendido de ambos. 

“El más pequeño me enseña a disfrutar la vida, hacer ejercicio extremo y viajar; mientras que el mayor, me guía en cómo ser un buena persona, en la que la gente puede confiar”, reveló la egresada de Mercadotecnia por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. 

Su gran conexión se la agradece a sus padres, quienes les inculcaron que no debían pelear bajo ninguna circunstancia y tenían que ayudarse mutuamente. 

Entre sus recuerdos, destaca los veranos que pasaban en casa de sus abuelos, en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, ya que en el cuarto de tele había vista al mar y ahí echaban a volar su imaginación, inventando juegos y creaban una aventura distinta cada día. 

“Hay otra memoria que me marcó mucho, fue en Valle de Bravo, donde por las mañanas, nos íbamos a caminar al monte, jugábamos a que éramos Mario Bros y que el pasto era el mundo de este personaje”, comentó la también egresada de la Universidad de Harvard. 

Por otra parte, lo que ella les ha inculcado es el ejemplo de un lazo inquebrantable, así como la conciencia sobre equidad de género, lo cual ve reflejado en sus noviazgos y le enorgullece. 

“Me siento súper afortunada de que sean mis cómplices, siempre están para mí. También me gusta que marcan y crean su propia historia, creo que juntos hacemos mucho y nos encanta, pero es padre que seamos diferentes e inventemos nuestro camino”, compartió la empresaria de 38 años. 

“El lazo familiar es y siempre ha sido muy fuerte; como hermanos estamos dispuestos a ir más allá con tal de ayudarnos. Ha sido increíble ver este otro lado de ellos, el analítico, de liderazgo, pensamiento crítico y un trabajo basado en la confianza”. 

MAURICIO DANA, chief operating officer de Canasta Rosa

+ Desde pequeños, Mauricio, Deborah y David son inesperables y guardan lindos recuerdos de su infancia, los cuales los convirtieron en un trío sin igual.