QUERIDO POR TODOS

1940-2021

Enumerar las cualidades que describían a José María Blanco resulta complicado para su familia, pero coinciden en que contaba con una personalidad apabullante, tanto así que en cualquier lugar al que entraba, se sentía su presencia, simpatía y su espíritu sociable.

(Atrás) Bernardo y Filemón Garza, Juan Carlos y José María Blanco y Filemón Garza.(En medio) José María Blanco, Iván y Héctor Zugasti, Juan Pablo, Patricio y Ana Paula Blanco y Sonia Garza. (Sentados) Valeria Zugasti, Lucía y José María Blanco, Irene Morán, Alejandra Blanco, Klariza Rosas y Jessica Molina

“Popa”, como le llamaban de cariño sus seres queridos, nació el 19 de marzo de 1940 en la Ciudad de México. Hijo del español Juan José Blanco, originario de Oviedo, y de Eugenia Alonso Pons, de San Luis Potosí, fue el tercero de cuatro hermanos, Ángel, Luis, José María y Juan José.

En octubre de este año, el matrimonio cumpliría 55 años de casados.

En 1958, obtuvo su primera oportunidad laboral como agente de ventas que viajó por toda la República Mexicana ofertando telas y ropa al mayoreo en la tienda El Nuevo Mundo; a partir de esta experiencia, lo primordial en su día siempre fue su trabajo, no había nada que lo distrajera y era excesivamente profesional.

Cinco años después, en 1963, su tío, José Pons, lo llevó a laborar en Liverpool, igual como agente de ventas, con lo cual surgió uno de sus mayores placeres en la vida: recorrer el mundo. Curiosamente, por aquellos años, su padre se jubilaba luego de trabajar 41 años en El Palacio de Hierro. 

En Torreón, junto a sus jefes, Francisco y Armando Martín Borque, y su amigo, Amancio Córdoba.

De Liverpool ingresó a Aurrerá, con don Jerónimo Arango Díaz, en donde siempre aseguró que aprendió mucho sobre negocios.

El 8 de octubre de 1966 contrajo nupcias con Irene Morán, quien fue su vecina y con quien tuvo tres hijos, Alejandra, José María y Ju an Carlos Blanco. De regreso de su luna de miel, recibió como regalo la noticia de la subgerencia de Superama Tecamachalco.

Mi novio eterno...no podría estar más orgullosa de ti, de tus logros, de tu legado y del amor que dejaste bien sembrado en cada uno de tus nietos, hijos, hijos políticos y mi madre. Viviste tu vida al máximo y eso me hace muy feliz. Te quiero y sé que sigues conmigo”.

Acompañado de sus padres, Juan José Blanco y Eugenia Alonso, el día de su boda civil
con Irene Morán.

En 1973, deja de laborar en esa cadena departamental y junto a sus amigos, Amancio Córdoba y Juan Lluhí, migra a Torreón para tomar las riendas de Soriana, bajo las órdenes de los hermanos Francisco y Armando Martín Borque. 

En ese tiempo, esta tienda solamente contaba con tres sucursales: Torreón, Chihuahua y Durango, por lo que entre los tres formaron un equipo que logró su expansión, siendo Monterrey el primer gran paso que catapultó a la empresa a nivel nacional.

En octubre de 2019, Irene y José María acompañaron a su hijo, José María, en su boda con Jessica Molina.

Mi gran consejero de vida, mentor y guía profesional. Mi gran amigo, con el que tomaba café diario y aprendía diario. Se fue el mejor, pero sólo en cuerpo, se queda conmigo en mi alma y corazón toda la vida. Voy a extrañar tu presencia, pero te llevo en mi corazón. Te quiero, papá”.

En 1982, regresó a la CDMX por un par de años para reorganizar el departamento de compras. Terminado esto, volvió a Torreón para ocupar el puesto de director general de la empresa y, tras 20 años en esta compañía, decidió retirarse y dejar el espacio libre a la nueva generación, al mando de Ricardo Martín Bringas.

 

Querido por todos, buena gente, generoso, con empuje, luchador y lleno de energía. Te echaremos mucho de menos”.

Estaba a punto de regresar a trabajar a una de las empresas que lo había formado cuando, por sorpresa, fue citado por don Alberto Baillères y, después de varias entrevistas, le ofrecieron el puesto de director general del Palacio de Hierro, con la expresa consigna de convertirla en “la mejor tienda de México”. Así es como en 1992, con 52 años, toma este reto. 

Señor como pocos. Inigualable director general de Soriana y de El Palacio de Hierro. Imposible describirlo con pocas palabras: cabal, honesto, simpático, capaz, el mejor consejero y gran ser humano. Como decía mi padre: ‘No hay forma de pagarle lo que hizo por la empresa’”.

Con este cambio, introdujo las marcas de lujo y los conceptos de Casa Palacio, Boutique Palacio, Palacio Outlet, Gourmet Palacio y El Palacio de los Palacios.

En 2015, luego de tantos éxitos profesionales, decidió jubilarse y dedicarse a su familia, con la que se reunía todos los sábados para comer.

José María contribuyó en forma importante en el desarrollo del concepto de Superama por su sentido comercial, su orientación al servicio a la clientela y su interés por orientar y cuidar el desarrollo de su equipo de trabajo”.

Don José María será recordado como un hombre recto dispuesto siempre a aprender.

El hombre de negocios fue amante de corazón del Real Madrid, la música de Julio Iglesias, así como de una gran pasión por España, el paisaje que brinda El Faro de Cudillero, las zarzuelas y comer cochinillo, en Segovia.

Le sobreviven su esposa, sus tres hijos y ocho nietos. Descanse en paz.

 

CARTA DE SU HIJO, JUAN CARLOS BLANCO

Junto a su hijo, Juan Carlos Blanco, y su nuera, Klariza Rosas

 

Son tantas las palabras y sentimientos que quisiera expresar que al final me quedo con un agradecimiento a Dios por haberme dado la dicha y fortuna de ser tu hijo, porque ¡fuiste el mejor papá del mundo! 

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Nos dejas un gran legado, no sólo a la familia, sino a todos tus amigos, colaboradores y gente que tuvieron la oportunidad de conocerte;
sin duda, un gran orgullo para todos nosotros. 

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Voy a extrañar no tenerte físicamente, aunque sé que siempre estarás conmigo y con todos apoyándonos y cuidándonos desde el Cielo. 

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Gracias papá por tus cuidados, apoyo, entrega y amor incondicional siempre. Vete tranquilo y descansa en paz, pues tu labor en la tierra la realizaste de manera extraordinaria, dejándonos una gran huella.

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De mi mamá, hermanos y tus nietos no tienes que preocuparte, pues estaremos todos bien siempre con tu presencia celestial. Te mando un beso, un abrazo, todo mi amor y cariño al Cielo. ¡Te amo y te voy
a extrañar mucho!

Tuve la fortuna de conocer a José María como profesional, compañero y amigo. Desde hace 50 años nos decíamos socios de cariño. Era todo un personaje, íntegro, inteligente, trabajador y muy simpático”.