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Un incendio forestal puede ocurrir en cualquier momento del año, pero de enero a junio es la temporada de mayor actividad en cinco zonas de México: centro, norte, noreste, sur y sureste, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Se necesitan tres elementos para que se produzca uno: calor, oxígeno y combustible, que es todo el material vegetal distribuido en el campo susceptible de encenderse, detalla el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Los incendios forestales se dividen en tres tipos determinados por los combustibles:
Incendios superficiales
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Se encienden con combustibles vivos y muertos, como arbustos o pequeños árboles, hojas, humus, pastizales, ramas, ramillas y troncos.
El fuego se propaga de manera horizontal sobre la superficie del terreno y puede alcanzar hasta un metro y medio de altura. Es el tipo más frecuente en México.
Incendios aéreos
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Conocidos también como incendios de copa o de corona, son los más destructivos, peligrosos y difíciles de controlar porque el fuego consume toda la vegetación.
Las llamas avanzan primero sobre el nivel del suelo porque comienzan superficialmente para después propagarse de forma vertical al escalar a las copas de los árboles usando como combustible la vegetación encontrada en su camino hacia arriba.
Incendios subterráneos
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Al igual que los otros dos tipos, inician como superficiales, pero en estos casos llegan a quemar la materia orgánica y las raíces acumuladas en afloramientos de rocas.
Si bien arrancan en la superficie, se propagan bajo el suelo. Generalmente no producen llamas y emiten poco humo. Se presentan en pocas ocasiones, pero cuando lo hacen son peligrosos y difíciles de controlar.
¿Cómo evitarlos?
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El 99 por ciento de los incendios forestales son ocasionados por actividades humanas, según cálculos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Casi la mitad se producen por actividades agropecuarias y de urbanización, de acuerdo con datos de años recientes. A ellas se suman acciones intencionadas o descuidos de personas cuando, por ejemplo, no apagan sus cigarros o fogatas. Actividades ilícitas y la caza furtiva también están asociadas con estos incendios.
Con el fin de prevenirlos, la Conafor da estas recomendaciones a:
Paseantes
▪️ No dejar encendidas brasas, cerillos, cigarros o fogatas en los bosques.
▪️ Tampoco dejar tiradas botellas, cristales, espejos o fragmentos de vidrio porque con los rayos del Sol podrían convertirse en fuentes de calor.
▪️ Avisar a las autoridades siempre que se detecte un incendio forestal, aunque parezca pequeño.
▪️ Evitar intervenir por cuenta propia en el combate de un incendio forestal.
Agricultores, campesinos y dueños de terrenos forestales
▪️ Vigilar que no se acumulen materiales que pudieran servir como combustibles.
▪️ Contar con apoyo de miembros de su comunidad al realizar una quema agropecuaria para vigilar todo el proceso y detectar, denunciar y/o combatir cualquier indicio de incendio.
▪️ Abrir brechas cortafuego antes de iniciar la quema para controlar el proceso.
▪️ Hacer cualquier quema durante las primeras horas de la mañana y sólo cuando no haya viento ni Sol muy fuerte.
▪️ Siempre que sea posible, evitar estas quemas porque son muy peligrosas y pueden contribuir a generar incendios. Idealmente se deben buscar otras opciones de preparación de la tierra para la siembra.
El número telefónico para reportar un incendio forestal es 01 800 INCENDIO (4623 6346). Está disponible las 24 horas del día todo el año.
Fuentes: Cenapred, Conafor, Protección Civil, Semarnat y SNIF
Edición: Tonatiúh Rubín
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