En días recientes, diputados y senadores del país presentaron diversas iniciativas para controlar la venta y consumo de cigarrillos electrónicos y vapeadores a través de su regulación. Cerca de 30 iniciativas se presentaron en ambas cámaras del Congreso con este objetivo, las últimas durante la semana pasada.

La gran mayoría de los partidos políticos ha presentado propuestas de leyes para permitir que adultos que fuman accedan a información y productos de vapeo, mientras se protege, al mismo tiempo, a los no fumadores y menores de edad a través de la regulación.

Las iniciativas que se presentaron en fechas recientes son las de los diputados Éctor Ramírez Barba, del Partido Acción Nacional (PAN), y Sergio Barrera, de Movimiento Ciudadano (MC). En el Senado, las últimas propuestas provienen de Eva Galáz, de Morena, y de Alejandra Lagunes, del Partido Verde.

¿Por qué es importante la regulación?

Varios países del mundo han optado por la regulación a través de leyes que ofrecen opciones e información a adultos que consumen cigarros tradicionales. Estas opciones, según confirman autoridades internacionales como la FDA estadounidense, son menos dañinas que el cigarro.

Casos de éxito

En el año 2013, Japón introdujo al mercado el tabaco calentado, una alternativa para el consumo de nicotina menos dañina que el cigarro. De 2015 a 2019, Japón vio cómo las ventas del cigarro tradicional cayeron 34 por ciento.

Al mismo tiempo, el consumo de tabaco calentado por parte de menores de edad y no fumadores en dicho país, en este mismo periodo, nunca superó el uno por ciento. Es decir, al permitir y regular las nuevas alternativas se logró disminuir el consumo de cigarros protegiendo a los no fumadores y menores de edad.

Inglaterra es otro país que lleva muchos años promoviendo entre fumadores el cambio de cigarro tradicional a cigarro electrónico y vapeadores. Año con año, en octubre, las instituciones de salud pública de ese país lanzan su campaña “Stoptober”, haciendo referencia al mes y a detener el consumo de cigarros (“stop”).

Además de promover el no consumo de cigarros para quienes nunca los han probado, esta exitosa campaña motiva a los fumadores que quieren seguir consumiendo nicotina a cambiarse a alternativas menos dañinas como el cigarro electrónico, snus y tabaco calentado, por mencionar algunas.

Solo en 2017, el gobierno inglés logró que más de 50 mil personas cambiaran a otras alternativas de consumo de nicotina. Actualmente existe un programa piloto en el cual doctores del servicio de salud prescriben cigarros electrónicos como alternativas para los fumadores que desean cambiar.

Un tercer caso de éxito es Nueva Zelanda, que primero prohibió las alternativas y luego, tras revisar la ciencia y evidencia que comprueba que estas opciones son menos dañinas que el cigarro convencional, decidió regular y hoy ha disminuido considerablemente el número de fumadores en el país.

Con campañas y esfuerzos parecidos a los ingleses, enfocados principalmente en la población maorí, Nueva Zelanda ha reducido la incidencia de consumo de cigarro y se encamina a ser el primer país libre de este producto.

¿Cuál es el panorama en México?

En nuestro país la situación es más compleja. Se ha pasado de no regular a prohibir, de prohibir a no regular y de no regular a prohibir nuevamente. Sin embargo, con el creciente número de iniciativas en el Congreso, todo apunta a que los legisladores mexicanos están revisando la evidencia científica y viendo que los países de vanguardia en este tema están teniendo éxito con políticas públicas y campañas de comunicación efectivas. De legislar, el Congreso evitaría el crecimiento de un mercado negro que ha aumentado considerablemente en los últimos años y, al mismo tiempo, crearía un manto protector para los menores de edad, además otorgaría la oportunidad a los fumadores de consumir nicotina y tabaco de una forma menos dañina que la actual.