En enero de este año, mientras Juan Diego Martínez se encontraba en la cima del Aconcagua, su amigo australiano le dijo: “Imagínate que tocaras el piano en la cima del K2”, a lo que el tapatío le contestó: “Pues más bien sería mejor hacerlo
en la punta del Everest que está más alto”.
Fue así como tras meses de preparación física y mental, y bajo la supervisión de Nirmal Purja, considerado hasta la fecha
el alpinista más rápido en completar la llamada lista de los 14 ochomiles, el joven se convirtió en el mexicano más joven en
alcanzar la cima del Everest.
“Estoy sumamente agradecido con los sherpas por el trabajo que hicieron, sin ellos no lo hubiera podido hacer, porque el teclado pesaba 13 kilos y la base 7 y, arriba de los 8 mil metros, es sumamente más pesado”, comentó Juan Diego, de 19 años de edad.
“Traía como 15 pilas, aunque sólo necesitaba 12, pero debes tener mucho cuidado porque se congelan o se descargan,
así que las tenía guardadas en mi traje de plumas. Cuando las puse fue padrísimo, todos nos alegramos porque no sabíamos si iba a jalar o no”.