El fraude financiero y el secuestro de información son de los principales delitos cibernéticos que se han realizado en lo que va del año, y empresas, pequeñas y grandes, no han estado exentas de ellos.

En el caso de los negocios están expuestos a amenazas que pueden afectar su operatividad, rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo.

Identificarlas es una labor vital para que cada empresa diseñe una estrategia de protección y la revise constantemente. De lo contrario, se puede caer en una falsa percepción de seguridad y relajar el control, con lo que se incrementan los riesgos.

Ignorar factores clave de protección vuelve a las empresas vulnerables y susceptibles de fallar en la detección y oportuna respuesta a fraudes y ciberataques.

De hecho, fraude, ciberataques e infracciones de cumplimiento son tres factores que están propiciando crecientes pérdidas en empresas de Estados Unidos y una situación muy similar se observa en México y el resto de América.

De acuerdo con la encuesta “Una triple amenaza en las Américas. 2022 KPMG Fraud Outlook”, realizada por KPMG, la red de firmas multidisciplinarias que brinda servicios de auditoría, impuestos y asesoría:

35%

en México esperan que el fraude externo aumente.

66%

en México afirman que el riesgo cibernético crecerá

42%

en México espera que aumente el riesgo de incumplimiento.

Si bien la encuesta muestra que los altos directivos de las empresas mexicanas están conciente del riesgo creciente en estos temas, revela también que solo 14 por ciento de ellas cuenta con programas de prevención, detección y respuesta al fraude.

¿Qué tan preparadas están las empresas?

De acuerdo con diversos datos, las empresas en México son, a nivel global, de las que enfrentan más fraudes financieros y han incrementado el número y tipo de amenazas.

Si bien algunas empresa toman medidas básicas para disminuir su vulnerabilidad, existe un desconocimiento general de los factores clave de protección, y por consiguiente son susceptibles de caer en algún delito o incumplimiento.

De acuerdo con la encuesta de KPMG, de las empresas encuestadas en México:

43%

reconoció haber sufrido algún tipo de fraude externo en los últimos 12 meses.

14%

experimentó pérdidas de 0.5 a 1 por ciento como resultado de fraudes y delitos.

54%

indicó que el cambio al trabajo remoto aumentó el riesgo de fraude.

33%

espera una pérdida como resultado de multas regulatorias o infracciones de cumplimiento.

53%

reconoció haber experimentado una violación de datos o un incidente cibernético en 2021.

53%

dijo haber tenido una pérdida económica como resultado del delito cibernético.

Pese a que son problemas crecientes, el 42 por ciento de los encuestados en el país comentó que en sus organizaciones no habría cambios en el presupuesto de medidas antifraude, y solo el 53 por ciento esperaba aumentar sus presupuestos en ciberseguridad.

Es de llamar la atención, sobre todo si consideramos cifras que la misma firma KPMG compartió en 2020, donde 67 por ciento de las empresas consideraban que los controles implementados para mitigar los riesgos de delitos financieros eran inadecuados o necesitaban reajustarse.

Es fundamental que las empresas, de todos tamaños, tomen nota del impacto que un incidente cibernético o una infracción puede tener en su negocio, así como buscar asesoría para conocer y aplicar las mejores prácticas de protección.