Señalado públicamente de enriquecimiento ilícito, se jubiló por vejez y dejó el cargo de líder del sindicato petrolero.
Después de cobrar en la nómina de Petróleos Mexicanos durante 42 años, de ser acusado de excesos como dirigente sindical, de estar involucrado en desvíos del sindicato y la empresa, así como de tender una red de complicidades desde la estructura sindical, finalmente presentó su renuncia a Pemex, aunque sin ninguna imputación por parte del Gobierno federal.