La tensión entre la Unión Europea y Bielorrusia aumenta día tras día desde la llegada el pasado lunes de cientos de migrantes al borde de la frontera bielorrusa con Polonia. Desde entonces, la Guardia Fronteriza polaca ha registrado más de 30 mil intentos de cruzar la valla con alambre de púas que separa ambos países.

Polonia y la Unión Europea acusan a Bielorrusia de orquestar la crisis, en represalia por las sanciones económicas impuestas al Gobierno del Presidente Aleksander Lukashenko—aliado de Putin—por violaciones de derechos humanos a sus opositores, quienes denunciaron fraude en su reelección en agosto de 2020.

'Un nuevo tipo de guerra'

Los líderes políticos a ambos lados de la valla han incrementado sus acusaciones en los últimos días, mientras que los medios de comunicación polacos informaron que un niño de 14 años había muerto congelado en el lado bielorruso de la frontera.

Las autoridades bielorrusas han otorgado visas de visita a miles de migrantes de Oriente Medio y luego los han escoltado hasta las fronteras de Polonia, Lituania y Letonia, países miembros de la UE, bajo la atenta mirada de las autoridades bielorrusas. Una vez allí, quedan atrapados en un frío intenso y se les impide ingresar a la UE o regresar a Bielorrusia.

Estamos lidiando con un nuevo tipo de guerra. Esta es una guerra en la que los civiles y los mensajes de los medios son la munición".

En Polonia, la política antimigratoria del Gobierno y su negativa a permitir que incluso trabajadores humanitarios o médicos voluntarios se acerquen a la frontera ha funcionado bien con su base de derecha, en especial entre los nacionalistas polacos, que el jueves estaban llevando a cabo una marcha anual por el centro de Varsovia para celebrar el Día de la Independencia.

¿De dónde son los migrantes?

Las personas que se acumulan cerca de la frontera con Polonia no provienen de Bielorrusia ni de ningún otro país de ese entorno. Los migrantes llegaron al enclave fronterizo, situado cerca de la ciudad bielorrusa de Grodno, vestidos con ropa de abrigo y dirigidos, según denunciaron las autoridades polacas, por agentes del régimen de Minsk armados y con perros.

El lunes al atardecer, los cientos de personas, entre los que se encuentran muchos niños, montaron tiendas de campaña y encendieron hogueras para pasar la noche a temperaturas bajo cero. La mayoría de los inmigrantes proviene de Oriente Próximo, muchos de ellos son kurdos, que huyen principalmente de Irak y Siria.

No es la primera vez que el Gobierno de Aleksandr Lukashenko, que cifra en 2 mil los migrantes concentrados actualmente en la frontera con Polonia, provoca una situación parecida. En julio, más de 4 mil personas, en su mayoría iraquíes, pero también congoleños, cameruneses, sirios o afganos, entraron de forma irregular en Lituania desde Bielorrusia. Cuando Lituania selló su frontera, la afluencia de migrantes se trasladó a Letonia, pero sobre todo a Polonia.

¿Qué es la ruta bielorrusa?

Con el objetivo de desestabilizar a la UE, el régimen de Lukashenko aprovecha la vulnerabilidad de emigrantes en zonas como Oriente Próximo y países del Golfo para incentivar el tránsito aéreo hacia Minsk como una vía segura y sin trabas que permite entrar en Europa. De esa forma los potenciales refugiados tienen el aliciente de evitar las peligrosas travesías por mar desde Turquía y desde el norte de África.

Con esa fórmula, ciudadanos de Oriente Próximo, así como de países africanos, aterrizan en Minsk en vuelos operados por distintas compañías aéreas. Por ello, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió el mismo lunes que el Ejecutivo comunitario está explorando “cómo sancionar, incluso mediante la inclusión en listas negras, a las aerolíneas de terceros países que participan activamente en la trata de personas”.

Embajadores de la Unión Europea debatieron este jueves la posibilidad de castigar al aeropuerto de la capital bielorrusa y sus operaciones en tierra como una manera de prevenir que las compañías aéreas internacionales puedan aterrizar con inmigrantes irregulares a bordo. Al mismo tiempo, el Kremlin negó cualquier participación de Rusia en el conflicto migratorio y tachó de “loca” la idea de que la aerolínea estatal rusa Aeroflot pueda ser objeto de las sanciones que ultima la Unión Europea en respuesta a la llegada de migrantes.

¿Cuál ha sido la reacción de Polonia y la Unión Europea?

El Gobierno polaco ha desplegado 15 mil militares en una zona de seguridad de tres kilómetros de ancho a lo largo de la frontera: casi 400 kilómetros llenos de controles. Polonia declaró en septiembre el estado de emergencia en dos provincias fronterizas con Bielorrusia, una situación legal que impide el acceso de ONG para ayudar con suministros y asistencia médica. Lituania y Letonia también han adoptado medidas para reforzar sus fronteras contra la “guerra híbrida” (combinación de medios convencionales y no convencionales en una situación de conflicto) desatada por Minsk.

Después de años batallando contra algunas de las reglas de solidaridad de la UE—especialmente en el terreno migratorio—y desafiando el derecho comunitario, Varsovia se ha visto necesitada de la ayuda europea. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se desplazó el miércoles de manera urgente a Varsovia para “expresar toda la solidaridad de la UE” con Polonia ante las acciones del Gobierno de Lukashenko.

En la capital polaca anunció que la Unión Europea ultima nuevas sanciones contra el régimen de Lukashenko que se aprobarán con celeridad, probablemente el próximo lunes. La OTAN también mostró el pasado martes todo su apoyo a Polonia, miembro de la Alianza Atlántica.

¿Qué se puede esperar a partir ahora?

Rusia, que ha negado desde el principio cualquier implicación en el choque migratorio, mostró el miércoles su apoyo militar al régimen de Lukashenko mediante el envío de dos bombarderos estratégicos Tu-22M3 de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, para patrullar de forma indefinida los bordes del territorio bielorruso que delimitan con los países de la UE.

Por su parte, Lukashenko amenazó este jueves con detener los flujos de gas ruso a través de Bielorrusia al resto de Europa. Un choque que comenzó como un conflicto migratorio en la frontera bielorrusa con Polonia desafía ahora la estabilidad de la Unión Europea en diversos ámbitos.