Una leyenda wixárika o huichola cuenta que cuando el Sol surgió e irradió al mundo, los animales nocturnos se enojaron tanto que le arrojaron flechas, pero un par de criaturas lo defendieron: la ardilla gris y el carpintero gigante, por lo que son dioses-héroes.
Con el paso de los años, esa ave fue reemplazada en la narración por un cardenalito porque los wixárikas actuales no llegaron a conocer al carpintero imperial (Campephilus imperialis), que fue el más grande del mundo antes de extinguirse a mediados del siglo pasado.
Distinguido por su cresta escarlata (el color del Sol), este animal de entre 50 y 60 centímetros desapareció por la tala del bosque y su caza con fines alimenticios, para remedios tradicionales o por curiosidad. También fue objeto de campañas de envenenamiento.