Édgar Contreras

@ContrerasCANCHA

El Paris Saint-Germain reventó el mercado en 2017 cuando pagó la cláusula de rescisión de Neymar, por los 222 millones de euros que había impuesto el Barcelona, club que pensaba que era imposible que alguien desembolsara dicha cantidad

Ahora, nuevamente el PSG está en boca de todos por rechazar los 200 millones de euros que el Real Madrid habría ofrecido por Kylian Mbappé, jugador que termina contrato a mediados de 2022 y por lo cual el cuadro parisino no recibirá un solo peso por su partida. Al club francés no le importa.

En realidad, al Paris Saint-Germain lo que menos le preocupa es el dinero. Se trata de uno de los llamados clubes-estado que han puesto de cabeza al mundo del futbol ya que presume recursos ilimitados para comprar jugadores, lo que crea una franca desigualdad competitiva incluso contra rivales tan poderosos como el Real Madrid, Barcelona o Manchester United.

CANCHA plantea estas cinco preguntas para entender el fenómeno.

¿QUÉ ES UN CLUB-ESTADO?

Se le conoce como un club-estado a aquel equipo respaldado financieramente por un país, por lo cual no tiene que generar sus propios ingresos.

El PSG encaja en el modelo. Pertenece a Qatar Investment Authority, un fondo soberano de inversión qatarí.

No solo obtiene sus ingresos comerciales de sus patrocinadores o de los derechos de televisión (rubro en el que está muy lejos de clubes como el Real Madrid y Barcelona), sino que presume cinco sponsors premium; Qatar Airways (aerolínea), el Banco Nacional de Qatar, QAT (turismo), beIN Sports (cadena televisiva) y Ooredoo (empresa de telecomunicaciones con sede en Doha).

Sus rivales denuncian que esos son patrocinadores fachada, ya que detrás de todos ellos está el Gobierno qatarí.

¿DE QUÉ MANERA SACA VENTAJA?

El club con más dinero puede comprar a los mejores jugadores.

Lionel Messi, Georginio Wijnaldum, Achraf Hakimi, Sergio Ramos y Gianluigi Donnarumma, por decir algunos, llegaron en este mercado de verano al PSG.

Si bien el presidente Nasser Al-Khelaifi logró la mayoría de esos fichajes sin pagar un solo euro a los clubes, la realidad es que consumó los movimientos a golpe de billetazos, gracias a las reservas de gas y petróleo que tiene un país como Qatar.

Un muy buen ejemplo es el del neerlandés Wijnaldum.

El Barcelona llevaba meses negociando con él y ya había llegado a un acuerdo con el futbolista, hasta que apareció el PSG para duplicar el salario más alto que le ofrecieran los blaugranas y ahí se torció todo: le pagarán 10 millones de euros netos por temporada.

¿CÓMO AFECTA AL MERCADO?

Los 222 millones de euros que el PSG pagó por Neymar causaron inflación.

Nadie había invertido tanto por un futbolista. Al establecer una cantidad tan lejana al valor real de mercado, todo se descontroló; el concepto se conoce como burbuja financiera o especulativa.

El Barcelona, por ejemplo, hizo mal en derrochar sus ingresos en Ousmane Dembélé, por el que pagó 145 millones de euros, más allá de que el francés le había costado 10 veces menos al Borussia Dortmund tan solo un año antes. Claro, los blaugranas estuvieron al borde de la quiebra y hoy se deshacen de jugadores como Antoine Griezmann y Lionel Messi, para sobrevivir.

“Los clubes-estado son un fenómeno nuevo y un peligro que el futbol no había visto antes. Están operando fuera de las reglas e inflando el mercado hasta niveles desastrosos gracias a su dopaje financiero”, dijo Javier Tebas, presidente de LaLiga, a The Totally Football Show.

¿POR QUÉ SE PERMITE?

Claro que los clubes afectados, que son la mayoría, no se iban a quedar cruzados de brazos ante la desigualdad contra clubes-estado como el PSG y el Manchester City.

Si bien la Unión Europea no puede aplicar las reglas para regular el mercado ya que dichas escuadras pertenecen a empresas de Qatar y Emiratos Árabes Unidos, respectivamente, la UEFA sí intentó controlar el asunto.

En febrero de 2020, el organismo castigó al City con dos años de exclusión de competencias europeas y una multa de 30 millones por graves violaciones al llamado Fair Play Financiero (al gastar más de lo que se percibe), además de que no se ajustaba a las reglas del inversor privado.

El equipo apeló ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que resolvió a su favor.

¿Y QUÉ SIGUE?

Los otros clubes europeos ven con tristeza como la UEFA ha relajado la normativa del Fair Play Financiero.

La necesidad de aumentar los ingresos, tan golpeados por la pandemia, orilló al organismo a solo establecer multas para aquellos que violen dicha reglamentación. Por ejemplo, si un equipo tiene un déficit de 35 millones de euros, entonces pagará una multa de 70.

Se dice que la decisión es más política que económica. El PSG fue uno de los equipos que se pronunció en contra de la Superliga europea. De hecho, Nasser Al-Khelaifi fue nombrado presidente de la Asociación de Clubes Europeos.