El ejercicio habitual podría ayudar a disminuir el “quimiocerebro” entre las mujeres que reciben tratamiento por cáncer de mama.

“Quimiocerebro” es un término utilizado por quienes sobreviven para describir los problemas de pensamiento y memoria que pueden ocurrir durante y después del tratamiento del cáncer.

Un nuevo estudio a gran escala sobre las asociaciones entre la actividad física, la quimioterapia y la cognición, y que involucró a más de 500 mujeres con cáncer de mama, encontró que quienes eran más activas antes, durante o después de su tratamiento eran menos propensas a desarrollar el deterioro de la memoria y la confusión mental que caracterizan al quimiocerebro.

El estudio no señala con precisión cómo puede el ejercicio proteger al cerebro durante la quimioterapia, pero sugiere que incluso pequeñas cantidades de actividad, como una caminata de media hora cuando sea posible, podrían marcar una diferencia en la capacidad de las pacientes para pensar y recordar mientras avanzan hacia la recuperación.

PROBLEMA UNIVERSAL

Los problemas cognitivos son casi universales entre las mujeres que se someten a quimioterapia para cáncer de mama.

“La mayoría de las pacientes experimentarán algún grado de deterioro cognitivo durante o después de su tratamiento”, dijo Elizabeth A. Salerno, profesora asistente de Cirugía y Salud Pública en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis, quien dirigió el nuevo estudio.

En un estudio anterior escrito por muchos de sus colaboradores, los investigadores encontraron que la capacidad de las mujeres para concentrarse y recordar empeoraba de manera significativa tras iniciar la quimioterapia, y el deterioro persistía o incluso se aceleraba durante los seis meses posteriores a la finalización del tratamiento.

Las causas de este llamado quimiocerebro siguen siendo algo misteriosas, dijo Salerno, pero probablemente involucran una interacción compleja entre los efectos secundarios físicos y psicológicos de la enfermedad y el tratamiento.

Los medicamentos de quimioterapia pueden socavar las funciones de ciertas células cerebrales, por ejemplo, o causar inflamación en todo el cerebro. 

Las mujeres con cáncer de mama también suelen luchar contra la fatiga, la depresión o la ansiedad durante su tratamiento, lo que también puede influir en la capacidad de pensar y recordar.

EL FACTOR EJERCICIO

Los expertos recomiendan cada vez más el ejercicio para las personas con cáncer de casi cualquier tipo, incluido el cáncer de mama, ya que el ejercicio normalmente combate algunos de los efectos secundarios más debilitantes del tratamiento, como la fatiga y la pérdida de masa muscular.

Pero se sabe poco acerca de si la actividad física también podría alterar la gravedad del quimiocerebro.

Así que para el nuevo estudio, publicado en agosto en la revista Journal of Clinical Oncology, Salerno y sus colegas decidieron volver a analizar los datos del estudio anterior sobre el deterioro cognitivo en mujeres sometidas a quimioterapia.

Esta vez, se enfocaron en qué tan activas eran las mujeres antes y después, así como durante la quimioterapia, y la relación entre la actividad y la capacidad de pensar con claridad.

En el estudio original, 580 mujeres con un diagnóstico de cáncer de mama desde etapa I hasta etapa IIIC, es decir, tumores malignos contenidos en el seno o cerca de él, llenaron cuestionarios y se sometieron a pruebas aproximadamente una semana antes de empezar la quimioterapia.

Un formulario les pedía que recordaran cuánto tiempo habían pasado recientemente en alguna actividad física, ya sea pasar la aspiradora, cuidar el jardín, caminar o deportes más vigorosos como correr. 

Cuestionarios separados preguntaban cómo se sentían, en ese momento, sobre su capacidad para pensar y recordar. Finalmente, varias pruebas de computadora midieron su memoria visual, que es la capacidad vital para recordar cómo es algo, así como su atención.

En general, las mujeres con cáncer de mama eran relativamente inactivas antes de iniciar la quimioterapia. Sólo un tercio de ellas cumplía con las pautas habituales que recomiendan al menos 150 minutos a la semana de ejercicio moderado, como una caminata rápida de media hora la mayoría de los días.

El porcentaje de pacientes que cumplieron con estas pautas bajó al 21 por ciento cerca del final de la quimioterapia, pero repuntó al 37 por ciento seis meses después.

Las pocas pacientes que cumplieron con las pautas de ejercicio antes y durante el tratamiento mostraron poco deterioro cognitivo.

Estos hallazgos sugieren que intentar cumplir las pautas de ejercicio antes de comenzar la quimioterapia podría ser un objetivo que vale la pena, dijo Salerno. Pero el estudio es observacional, por lo que no muestra que el ejercicio haga que el pensamiento no se vea afectado por la quimioterapia, sólo que las mujeres que se mueven también experimentan menos quimiocerebro.

Sobre todo, estos resultados no tienen la intención de preocupar ni incomodar a las mujeres que se sienten demasiado fatigadas o enfermas o abrumadas como para hacer ejercicio en medio de la quimioterapia.

“Es importante que las pacientes sean amables consigo mismas”, dijo Salerno. Descansen todo lo que necesiten. Cuando puedan, caminen quizás alrededor de la cuadra o suban un tramo de escaleras”, recomendó.

Dijo que, para ella, uno de los aspectos más alentadores e inesperados del nuevo estudio fue que más mujeres reportaron estar haciendo ejercicio seis meses después de la quimioterapia que antes de que iniciaran el tratamiento.

EMPEZAR A ACTIVARSE

Para cualquier mujer diagnosticada con cáncer de mama y se pregunte cómo comenzar o mantener el ejercicio regular, los especialistas ofrecen varias sugerencias:

Primero, hable con su médico para discutir qué rutina de ejercicios sería más segura y más factible para usted, en su situación y salud actual.

Busque grupos de sobrevivientes de cáncer. A veces ofrecen caminatas en grupo u otros programas de ejercicio. Algunos gimnasios u hospitales también ofrecen ejercicios para pacientes con cáncer.

Los pequeños pasos siguen siendo pasos. Si no puede realizar una caminata rápida de 30 minutos, “llegar al buzón y regresar es algo”, dijo la Dra. Elizabeth Salerno. “Cualquier movimiento es probable que tenga beneficios”.