TRIBUTO ALMA CASTELO DE BOURS

1931-2022

COMO UNA MUJER CONGRUENTE, DEVOTA Y DE VALORES, SERÁ RECORDADA ALMA CASTELO DE BOURS TRAS SU SENSIBLE PARTIDA

Alma Castelo de Bours
El 9 de agosto de 1931, Alma Armida Castelo Valenzuela nació en Ciudad Obregón, Sonora, como la segunda de seis hermanos: Joaquín Castelo, Espiridión Castelo, César Castelo, Servando Castelo y Nora Ruth Castelo.
Alma Castelo de Bours fue criada en un seno familiar lleno de amor y muy consentida por sus papás, Espiridión Castelo y Rosario Valenzuela, quienes la acompañaron en los momentos más importantes de su vida, entre ellos, su boda con Javier Robinson, cuando ella tenía 17 años de edad.
De aquel matrimonio, entre Alma Castelo de Bours y Javier Robinson el cual duró siete décadas y al que sus seres queridos describen como ejemplar, nacieron 10 hijos: Alma, María de los Ángeles, Javier, Mario (q.e.p.d.), Susana, Eduardo, Gerardo, Ricardo, Sandra y Rodrigo. 
En 2003, Alma Castelo de Bours junto a su esposo, Javier Robinson, celebró el triunfo electoral de su hijo, Eduardo Bours,
Junto a su esposo, Javier Robinson, quien falleció en noviembre de 2020, Alma Castelo de Bours enfocó su tiempo en su familia y a apoyar a la comunidad, pues al convertirse él en presidente municipal de Cajeme, Sonora (1967- 1970), ella tomó las riendas del IPIES (ahora DIF).
Dedicó su tiempo a los desayunadores escolares para que los niños empezaran su día bien alimentados; además, participó, como buena creyente de la Virgen María, en diversas labores como integrante de la Vela Perpetua, en el boletín de la Catedral y ayudando al prójimo a través de distintas causas.
Ahora, tras su partida, Alma Castelo de Bours será recordada no sólo por sus hijos y grandes amigos, sino también por sus 35 nietos y 50 bisnietos, a quienes les transmitió grandes valores acorde a sus creencias, la importancia del respeto al prójimo y, principalmente, la unión y convivencia.
El 7 de diciembre de 2015, en Ciudad Obregón, la familia celebró el cumpleaños 90 del patriarca, don Javier, en el que se reunieron hijos, nietos y bisnietos

DE PUÑO Y LETRA

“Fuiste impecablemente coherente con lo que decías y hacías. Nos enseñaste la importancia de la familia fundada prioritariamente en el amor a la pareja.
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Fuiste la esposa perfecta, siempre apoyando proyectos, gustos, compromisos. Te hiciste experta en política, deportes y organizado eventos. Todo lo hacías con amor y entusiasmo.
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Viviste profundamente enamorada del Papapá y él de ti. Ese amor basado en la admiración, respeto y en el compartir plenamente todos los aspectos de un proyecto de vida. Nos decían que no era fácil, que el matrimonio era un trabajo de todos los días, pero bastaba verlos mirarse a los ojos y sonreírse para sentir quera tan fácil para ustedes”.
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María de los Ángeles Félix, nieta

Alma Castelo con su nieta, Alma Antillón, y su hija, Alma Bours

Mi mamá fue siempre una persona muy congruente, eso es lo que mejor la describe; tenía una manera de ver la vida muy clara y unos valores cristianos firmes, fue una persona muy mariana y siempre vivió de acuerdo a sus creencias”

DE PUÑO Y LETRA

“Siempre me sentí especial de llevar el nombre de ‘mamamá’. Somos tres Almas: ‘mamamá’, mi mamá y yo.
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‘Mamamá’ fue una abuela muy presente, quien nos enseñó mucho, diciéndonos siempre las cosas que para ella eran importantes, como la fe en Dios y la Virgen, cuidar de la familia, principalmente, de nuestros esposos, valorar lo que se nos daba, etcétera, pero, sobre todo, nos enseñaba con el ejemplo, pues cómo actuaba y pensaba, era una excelente cristiana, una esposa inigualable, una madre, abuela y bisabuela siempre presente. Una muy buena amiga.
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Siempre consentida por ‘papapá’, pero siempre sorprendida y valorando hasta el último detalle. Enamorados hasta el final. Nos dejan una gran enseñanza y nos alegra saber que ya están juntos otra vez.
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Alma Antillón, nieta