Gloria González y Carrocera

Amor incondicional y entrega a la familia, así como el compromiso con la sociedad de ayudar a quienes lo necesitan son los valores que Gloria González dejó en sus seres queridos tras su sensible fallecimiento.
Nació el 3 de agosto de 1941 en la Ciudad de México. Fue la hija menor de Elías González y Josefina Sánchez Carrocera, quienes procuraron una infancia feliz para ella y su hermana, Carmina, a la que consideró como una gran compañera de vida, pues fueron inseparables, confidentes y leales entre ellas.


De pequeña fue muy consentida por su padre, a quien veía como un príncipe y disfrutó grandes momentos con él, como viajes a Europa y Sudamérica, a donde acudía por trabajo.
Estudió en The Mexico City School y en su juventud trabajó en la Embajada de los Estados Unidos en México; posteriormente, en una tienda de decoración y, después, curso el primer año de la licenciatura de Derecho, en la Universidad Autónoma de México.
En esa época conoció al amor de su vida, Lucio Rodríguez, con quien se casó el 27 de octubre de 1962. Junto a él formó una familia sólida, basada en el amor, respeto y compresión; además, ella fue su motor, pues lo impulsó en su carrera y estuvo a su lado en todas las decisiones, lo cual hizo que compartieran 59 años de matrimonio.

Agradezco a mi esposa, Gloria, por ser parte fundamental en mi proyecto de vida, juntos hicimos una maravillosa familia. Me fortaleció y ayudó a tomar decisiones para lograr éxitos empresariales en los que pude realizarme plenamente. Gracias por tu apoyo incondicional”.
LUCIO RODRÍGUEZ, esposo
Tuvo cuatro hijos: José Lucio, Roberto, Lorena y Renata, quienes coinciden en que Gloria fue una hija, hermana, amiga, madre y abuela respetuosa, con mucha generosidad y siempre motivada por apoyar a la gente, lo cual fue una de las enseñanzas más grandes que les dejó.
Sus ocho nietos: Roberto, Elizabeth, Alexa, Omar, Pablo, Santiago, Isabella y Andrea también la recuerdan con mucho cariño gracias a los días de convivencia y llenos de amor que vivieron al lado de ella.

Mi mamá siempre fue un alma libre, rebelde, revolucionaria, divertida, generosa, de mente ingeniosa, conservadora y traviesa. Tuvo un corazón tan grande y gracias a su ejemplo, mi papá, sus hijos y nietos, cambiamos para construir un mundo más generoso. Ella nos cobijaba todos los días, tenía un brillo especial que iluminaba los caminos por los que pasaba”.
LORENA RODRÍGUEZ, hija
Entre sus grandes pasiones destacó ser voluntaria en el Centro Médico ABC, donde formó parte del grupo de mujeres altruistas Pink Ladies, junto al que llevó consuelo y compañía a los enfermos que necesitaban ser escuchados.



Amigos y familiares la tienen en su memoria como un ejemplo de determinación, constancia y lucha, así como de naturaleza filantrópica y gran corazón. Quienes la conocieron aseguran que se mostró llena de agradecimiento y convicciones, además de que la caracterizaba la diversión y el amor incondicional.
Descanse en paz.

