Vida de entrega

Los casi 90 años de vida de Joaquín Talavera Sánchez fueron vividos con mucha pasión y un gran entusiasmo existencial.

El primogénito de Joaquín Talavera Peña y María Esther Sánchez Fernández de Castro nació en Córdoba, Veracruz, el 9 de febrero de 1931 en el seno de una familia de clase media, donde tuvo acogida su temperamento inquieto y alegre. De sus hermanos, le sobreviven Carlos y Elsa; su hermana, Esther, falleció cuando tenía 4 años.

Siempre recordó su infancia con una cálida nostalgia, en un tiempo en el que apenas empezaban los coches y en el que los juegos eran sencillos y al aire libre.

Entre aromas de café y caña de azúcar, lluvias torrenciales, ríos, neblina y verdes campos, siempre vivió rodeado de primos y amigos, y decía: “en Córdoba todos éramos una gran familia”.

Sus estudios de primaria, secundaria y preparatoria los hizo en escuelas públicas. En especial le gustaba la materia de Geografía, gracias a un profesor que tuvo, quien le contaba las historias de Marco Polo. Ahí nació su interés por descubrir el mundo, se motivó a salir de Córdoba para abrir sus horizontes; más tarde, se convirtió en un gran viajero.

Tuvo la oportunidad de estudiar en la Ciudad de México, invitado por su tío, Román Talavera, y siguió el ejemplo de sus primos de cursar la carrera de Derecho en la UNAM.

A principios de 1953, sufrió un accidente automovilístico cerca de Córdoba, en donde estuvo a punto de perder la vida junto a su amigo Julio Ortiz. Su recuperación tardó casi un año; sin  embargo, logró sacar adelante su año escolar y continuó la carrera en el entonces Distrito Federal.

Este suceso fue un parteaguas y su vida cobró un nuevo sentido.

Al año siguiente, su padre falleció víctima de un accidente automovilístico, lo cual para él fue un dolor muy grande. 

Al terminar su carrera, consiguió una beca del Club Rotario Internacional para irse a estudiar a la Facultad de Ciencias Políticas de la Sorbona, en París, y esta ciudad lo cambió para siempre. Aprendió francés, se interesó por la música y la cultura de este país. Le gustaba la bohemia y tocar la guitarra con sus amigos, Jaime Aguirre y Carlos Michel, y así obtuvo recursos para prolongar su estancia hasta casi dos años.

Como era la ilusión de muchos jóvenes de aquella época, conoció Rusia y el socialismo que en aquel entonces tenía a la juventud llena de esperanza. Ellos fueron de los primeros extranjeros en cruzar la “Cortina de Hierro”.

Al regresar a México, sintió que ya era hora de sentar cabeza, por lo que decidió casarse con su novia, Marcela Autrique Gómez, nueve años menor que él.

En 1960 se casaron y él siempre dijo que esa fue la mejor decisión de su vida, pues juntos formaron una familia de cinco hijos que lograron sacar adelante con éxito; Elena, decoradora de interiores; Marcela, maestra de yoga y asesora inmobiliaria; Francisco, Joaquín y Arturo, quienes siguieron sus pasos como notarios.

En 1960, Joaquín se casó con Marcela Autrique.

En 1965 se hizo notario público del Distrito Federal y fue titular de la Notaría 50 durante 55 años, en la que siguió laborando hasta su muerte.

Desde 1980 fue presidente de la Asociación Camerone, A.C.; en 1989, el Presidente François Miterrand le concedió la Condecoración de la Orden Nacional al Mérito en grado de Oficial en reconocimiento a su gran labor en Camarón, Veracruz, por su acción al servicio de la amistad entre Francia y México, honrando la tradición humanista de su bisabuelo, el doctor Francisco Talavera.  

El epitafio escrito en la tumba de su bisabuelo Camarón que dice: “vivió para ser ejemplo de virtud” fue la inspiración que lo llevó, año con año, a ayudar a los  jóvenes estudiantes sobresalientes de esa comunidad.  

Era un hombre disciplinado, durante años se levantaba a montar a caballo; jugaba tenis, andaba en bicicleta o corría, siempre acompañado de su amada esposa.

Le encantaba cantar y tocar la guitarra en las fiestas, declamar poemas o hacer discursos para las celebraciones.

Le sobreviven su esposa, sus hijos; sus yernos, Iker y Gastón; sus nueras, Lourdes, Laura y Érika; sus nietos, Iker, Imanol, Ander, Mariana, Francisco, Fernando, Gastón, Joaquín, Mateo, Regina, Joaquín, Marcela, Arturo, Patricio y Emiliano; sus nietas políticas, Pona y Pili, y su bisnieta, Celina, que nacerá este 2021.  Murió el 25 de diciembre de 2020, dejando un gran legado de amor en sus seres queridos. Descanse en paz.

El 17 de septiembre de 2020, la familia celebró los 60 años de casados de Joaquín Talavera y Marcela Autrique.

De puño y letra

“Querido Joacho, en nombre de tu esposa, Marcela, el amor de tu vida, tus hijos, nietos y de toda la gente que tanto te quiso, te damos una amorosa despedida.

Sabemos que, solamente, no te podremos ver y abrazar físicamente, pero que, sin embargo, siempre estarás presente en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Es decir, nunca te irás para nosotros, y siempre estaremos atentos para sentirte a través de una canción, o una poesía, o tal vez en un rayo de luz o en el canto de un ave.

En cada uno de nosotros se quedó un pedacito de tu corazón, que fuiste sembrando de forma cuidadosa a través de los años. Nos enseñaste a ver la vida con alegría, con entusiasmo y amor.

Fuiste un gran luchador, un verdadero guerrero de la vida. Te superaste a ti mismo y sobrepasaste todos los obstáculos que se te presentaron, con mucha entrega, pasión y optimismo.

Pero, lo más importante es que en unión de Marcela, supiste conformar una gran familia, la cual que hoy se siente muy agradecida por haber emanado de ti, de tu ser.  Por ser parte de ti, por haber recibido tanto.

 Puedes estar muy satisfecho, pues en tu vida no quedó ningún pendiente, salvo por tus clases de canto, que tenías agendadas en estos días para tu próximo cumpleaños en el que festejarías 90 años. De ahí en fuera, todas tus metas fueron cumplidas cabalmente. No tengo mucho que decirte en cuanto a ésto, tú ya lo sabes de sobra.

Hoy, tu esposa, tus hijos y tus nietos, y todos los que te queremos, estaremos todos bien.

Tu camino andado será nuestro derrotero y tu fortaleza nuestro soporte y consuelo. Siempre te recordaremos con una sonrisa, alegre, ayudando, dispuesto y sin quejarte de nada. Fuiste y seguirás siendo un gran ejemplo para todos nosotros.

De ahora en adelante, pensaremos en ti como una luz de amor y, cuando veamos una estrella fugaz, pediremos el deseo de fundirnos contigo en ese gran amor que es Dios. Gracias por todo… algún día nos volveremos a reunir.

Gracias Dios, por este regalo
de vida”.

Arturo Talavera, hijo

Marcela Autrique y Joaquín Talavera con sus hijos, Marcela, Joaquín, Francisco, Elena y Arturo Talavera, en una comida de Navidad en 2018.

“Pá, gracias por enseñarme la magia de creer en mí, de seguir mis sueños
y de saber que vivir es aprender a elegir lo mejor para todos”.

Marcela Talavera, hija

El 9 de febrero de 2011, Elena y Arturo Talavera, Érika Ordóñez, Marcela Talavera, Laura Gómez, Joaquín Talavera e Iker Ortiz celebraron los 80 años de Joaquín Talavera en Vail, junto a Marcela Autrique, Francisco Talavera y Lourdes Gómez.

“Fuiste el amor de mis amores, siempre viví enamorada de ti. Tuve la suerte de poderte disfrutar todos los días y compartir nuestras vidas. Te llevaré siempre en mi corazón”.

Marcela Autrique, esposa

Con información de: Antonio Redondo

Edición: Liliana del Olmo