Aún con estos compromisos sociales, disfrutó de varios pasatiempos como cantar, meditar, hacer caminatas largas en las montañas y leer.
Quienes la conocían la describen como una persona maravillosa, un ejemplo a seguir, siempre al pendiente de su familia y amigos.
Doña Maru partió repentinamente tras sufrir un infarto, pero dejó un legado de generosidad y ayuda a los más necesitados que permeó a su familia, principalmente a sus dos nietas, Olivia y Daniela, con quienes cumplió su mayor ilusión, ser abuela. Descanse en paz.