TRIBUTO
PATRICIA KAIM CUEVAS
1953-2024
Patricia Kaim Cuevas es descrita por sus más allegados como una mujer bella, elegante, quien siempre estaba arreglada, pero más allá de su apariencia impecable, destacaba su gran corazón, pues en todo momento veía cómo ayudar a los demás, empezando por su familia y empleados.
La hija menor de Guillermo Kaim, proveniente de Beirut, y Bertha Cuevas, originaria de Tabasco, nació el 22 de agosto de 1953 y creció rodeada del cariño de sus padres y dos hermanos, Guillermo y Bertha, ambos ya fallecidos.
Patricia Kaim fue una niña divertida, traviesa y muy creativa; con su papá, gozaba ir a la cuadra de caballos que tenía en el Hipódromo de las Américas, en la Ciudad de México, y sus viajes favoritos eran a Acapulco en compañía de sus seres queridos.
El Colegio Vallarta fue su alma mater y, al concluir sus estudios en esa institución, se inclinó por la cosmetología como profesión.
Entre sus hobbies estaba leer, dibujar, pintar y bailar ballet, ésta última disciplina se le daba de manera natural y con mucha facilidad.
Desde joven, Patricia Kaim trabajó, hizo dos películas y modeló. Al lado de su primer esposo, Jorge Ripstein, papá de su único hijo, Rodrigo Risptein, estuvo muchos años laborando en la empresa Brochas Perfect; además, montó una fábrica de quesos mozzarella, la cual le dejó a sus dos hermanos.
EJEMPLO DE NOBLEZA
Posteriormente, puso una clínica de cosmetología, la cual cerró para dedicarse plenamente a su segundo marido, el doctor Eulo Lupi, con quien vivió una vida plena durante sus últimos 30 años y a quien le tenía una gran admiración y gozaba de su compañía en cada viaje, congreso e instante juntos.
Su primogénito, Rodrigo, le dio tres de sus más grandes alegrías: sus nietos, Ninfa Patricia, Eugenia y Rodrigo Ripstein. Patricia falleció en un hotel de la Riviera Maya, rodeada de la naturaleza, un lugar que le fascinaba y frecuentaba año con año, acompañada de su marido y compadres.
A decir de sus allegados, la vida de Patricia Kaim fue un ejemplo para todos los que la conocieron, por ser fuerte, valiente y no achicarse ante nada, pero, en especial, por el cariño que le demostró a toda su familia, quien la consideraba el pilar y recordarán siempre su frase preferida: “cada quien se tiende la cama como quiere dormir”. Descanse en paz.