Excepcional ser humano, gran esposo, padre incondicional, abuelo y bisabuelo cariñoso, además de un mexicano ejemplar y hombre visionario en los negocios, así es como recordarán a Prudencio López Martínez tras su sensible fallecimiento a los 88 años de edad. 

Nació en la Ciudad de México el 13 de enero de 1933 en el seno de una familia dedicada a la producción de harina de trigo; de hecho, su padre fundó, en 1954, la Compañía Molinera Mexicana, empresa de la que más tarde se hizo cargo. Estudió Contaduría en la UNAM de la que se tituló en 1954. 

“Don Pru”, como lo llamaban de cariño, tuvo cuatro hijos de su primer matrimonio con Nuria Aramburu Mundet: Gerardo, Maite, Irma y Andrea; posteriormente, contrajo matrimonio con Mercedes Sánchez-Navarro. 

Prudencio López y su esposa, Mercedes Sánchez-Navarro, acudieron a la boda de Lucila Senderos y Diego Sánchez-Navarro, en 2005.

Sus conocimientos lo llevaron a ocupar la presidencia de la Cámara de la Industria Harinera del Distrito Federal, en 1960, y, dos años después, dirigió la sede del Estado de México por otros dos años, esto antes de cumplir 30. 

Tras dejar el cargo anterior, fungió como consejero de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) de 1964 a 1966, más tarde fue presidente y, después, decano hasta su deceso. 

Marco Landucci, Prudencio López y Ana Luisa Lerdo de Tejada en el Foro Forbes Economía y Negocios 2021

Entre los diversos puestos que asumió estuvieron la dirección general del Consejo Nacional de Fomento Educativo de la SEP; miembro del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y presidente del Club Mundet. 

Hasta su muerte se desempeñaba como vicepresidente del consejo directivo del Club de Industriales, presidente del consejo de administración de Sanvica e integrante del consejo de administración de Grupo México, Grupo DESC y Dine. Para todos los que conoció, deja un legado de cariño que siempre quedará vivo. Descanse en paz.

Jaime Alverde, Prudencio López y Juan Beckmann en el homenaje a Juan Soriano en Tequila Jalisco