TRIBUTO
VICENTE CORTA FERNÁNDEZ
1964-2022
Como un hombre franco, de moral intachable, gran profesionista y padre excepcional es como recuerdan a Vicente Corta, quien dejó entre sus seres queridos un ejemplo a seguir de honestidad y empeño por alcanzar sus metas.
Nacido el 23 de octubre de 1964, fue el único hijo varón del matrimonio de Vicente Corta y Amparo Fernández, quienes tanto a él como a sus hermanas, María Amparo y María Eugenia, los apoyaron para lograr sus sueños.
De pequeño, se hizo notar como un ser inquieto y curioso, aunque también obediente y, a muy corta edad, demostró su amor por los animales, lo cual continuó latente por el resto de su vida, incluso, algunas de las cosas que conservó hasta sus últimos días fue el amor a la naturaleza, caminar rodeado de ella y montar a caballo.
Otro de sus intereses en la infancia fue la música, el cual inició con el gusto por el rock y culminó en volverse un verdadero fanático del género clásico.
La primaria y secundaria las cursó en el Instituto México, mientras que la preparatoria en el Centro Universitario México; la licenciatura en la Universidad Iberoamericana, donde obtuvo el promedio más alto de su generación en la carrera de Derecho, y su maestría la hizo en University of Warwick, en Inglaterra.
El 16 de noviembre de 1991 se casó con Pilar Cattori, quien actualmente es directora general de una empresa inmobiliaria, y juntos procrearon a sus tres hijos, Vicente, Rodrigo y Pilar Corta, los cuales se convirtieron en el motor del abogado.
Sobre su carrera, tuvo una reconocida trayectoria tanto en la abogacía como en el servicio público; inició en el bufete Estrada, González y de Ovando, posteriormente, obtuvo la dirección general de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Asimismo, fue el primer secretario ejecutivo del Instituto de Protección para el Ahorro Bancario (IPAB), y, a solicitud del entonces Presidente de la República, Vicente Fox, asumió la presidencia de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR).
Finalmente, se convirtió en socio de la firma White & Case, donde lo recuerdan como alguien con una firme reputación, que mantenía la calma ante situaciones complejas, pero, sobre todo, que compartía su sabiduría y experiencia, por lo que fue el mentor de muchos.
En el área personal, quienes lo conocieron aseguran que fue una persona apasionada y con gran sentido del humor, se dedicó a impulsar y apoyar a sus hijos tanto moral como profesionalmente, además de que nunca rechazaba una buena comida con sus amigos y familiares o un atardecer con una copa de vino.
Descanse en paz.
“Fue un buen mentor; los clientes valoraron su consejo y habilidades de negociación que generaron en ellos confianza. Era muy profesional, pero también una gran persona, recto, honorable y buen amigo”.
MARÍA TERESAFERNÁNDEZ, socia de White & Case
“Fue un líder, extraordinario abogado y servidor público, pero, sobre todo, un gran ser humano, como podemos constatar nosotros que tuvimos la fortuna de trabajar con él. Su talento, generosidad, tenacidad, disposición para escuchar y dar un buen consejo, serán siempre un ejemplo para todos. Lo recordaremos siempre”.
FRANCISCO DE ROSENZWEIG, socio ejecutivo de White & Case