Ni la pandemia ha detenido a Luis Álvarez para que haga lo que más le gusta, llevar al límite su capacidad física y mental a través de los deportes extremos.

Si bien ya escaló las siete montañas más grandes del mundo y en una de éstas quedó ciego por varias horas, el empresario y polia
tleta comenzó el 2021 a más de 5 mil 200 metros de altura.

Después de una improvisada preparación decembrina en las altitudes mexicanas, pasó Año Nuevo en la montaña más alta de Ecuador, el Chimborazo.

 “Desde hace 15 años, no siempre, celebro arriba del Pico de Orizaba o el Iztaccíhuatl, también en otras cumbres fuera de México; en esta ocasión, no pensé hacer algo, sólo quedarme en casa por la epidemia, pero recibí la invitación de una amiga y nos fuimos”, comentó el padre de familia. 

Chimborazo

Con una altitud de más de 6 kilómetros desde el centro de la tierra hasta su cumbre, es el volcán más alto
de Ecuador y el punto más alejado del centro de la Tierra. Durante los últimos minutos del 31 de diciembre Luis comenzó su ascenso, pero antes del amanecer del primer día del 2021 el equipo decidió regresar, pues, por las condiciones climatológicas hubo peligro de avalancha.

“El Chimborazo ha sido una de las montañas más difíciles de mi vida, me di cuenta que debo practicar más, pero siempre será la montaña, el clima y el tiempo los que definan tu recorrido”.

Ya entrado en calor, también alcanzó la cumbre del volcán Cotopaxi, la segunda elevación más alta del país sudamericano; días después, viajó a Perú para conocer las maravillas de Palpa y Nazca.

“Ya había visitado Machu Picchu y la Montaña de los 7 Colores, padrísimo, gocé mucho la cultura, entonces me quedé con ganas de más; ahora, conocí los geoglifos y petroglifos, hay muchos y nadie sabe su origen exacto, eso me llama la atención”, dijo.

Dulce Uscanga y Luis Álvarez

Cotopaxi

Junto a su amiga, la también poliatleta Dulce Uscanga, subió hasta la cumbre de este volcán, el cual se eleva 5 mil 897 metros sobre el nivel del mar y es el segundo más grande de Ecuador. El ascenso le tomó alrededor de 10 horas y lo hizo durante la noche para evitar los rayos solares. 

A unos 30 kilómetros de las gigantes figuras precolombinas, conoció Cerro Blanco, una de las dunas más altas de la urbe, en donde debutó en el sandboarding.

“No es un tour para cualquiera, haces cerca de 10 horas caminando en total, cargando todo tu equipo; pasan por ti a las 4 de la mañana y subes más de 4 mil metros para hacer esquí”, explicó.

“También realizamos una ceremonia a Pachamama, la Madre Tierra, para pedirle permiso y protección y agradecerle su bondad; se le ofreció agua, maíz y galletas, luego liberamos energía al gritar desde un cañón, yo se lo dediqué a mi papá, quien falleció de coronavirus”.

De regreso a México, el empresario de la industria automotriz escaló la Peña de Bernal por primera vez, lo cual le tomó cerca de 10 horas; dos días después realizó su salto de paracaídas número 521.

“Tenía más de dos años que no saltaba, fue un fin de semana lleno de pato aventuras; comenzamos una rodada de más de 100 kilómetros, influenciados por mi querida Viridiana Álvarez y, como vida no hay dos, lo hicimos, cómo me divertí”, expresó. 

Posteriormente, se trasladó a Quintana Roo para hacer buceo en tres cenotes, de los cuales quedó impactado del llamado “Angelita”, por su densa capa de azufre a 100 pies bajo la superficie.  

Después de continuar rodando por algunos caminos del País, saltando de paracaídas y en mayo festejar su cumpleaños 59 arriba del Iztaccíhuatl, Luis realizó su Ironman número 176, en Tulsa, Oklahoma.

Además de hacerlo en Palancar Caves, Cozumel, Luis buceó en los cenotes Ponderosa Tajma Ha y Angelita, en Quintana Roo, este último le impresionó porque a 100 pies de profundidad tiene una densa capa de sal, fenómeno llamado haloclina; con esta experiencia, el deportista dijo sentirse en el inframundo.

Jilotepec, Estado de México

Si bien es un alpinista profesional que ha ascendido las montañas más altas del mundo, el empresario escaló por primera vez este febrero en las rocas volcánicas de Jilotepec, Estado de México, lo cual le sirvió de preparación para subir la Peña de Bernal, el tercer monolito más grande del mundo.

Guillermo Córdoba, Axel Palomares, Rafa Jaime, María José Rojas y Luis Álvarez

Cerro Blanco

Estas dunas son unas de las más altas del mundo, están ubicadas dentro de la provincia de Nazca y elevadas a 2 mil metros sobre el nivel del mar. La travesía de Luis comenzó en la madrugada, pero, antes de ascender, hizo una ceremonia espiritual a Pachamama, la Madre Tierra, para pedir su permiso y protección; posteriormente, realizó un rito de liberación y, una vez en la cima, practicó sandboarding por primera vez en su vida.

Líneas de Nazca

Es amante de los sucesos sobrenaturales, por lo que de Lima viajó, vía terrestre, a la provincia de Nazca, por más de seis horas, y ahí contrató un servicio privado de avioneta para volar alrededor de los gigantes geoglifos precolombinos.

“Tú no conquistas la montaña, pues somos tan frágiles frente a la majestuosidad y fuerza de la naturaleza, que ésta nos puede dominar; entonces, te conquistas a ti mismo”.