“Un macaron es una galleta crujiente por fuera y ligeramente húmeda por dentro. Popularmente se elabora con claras de huevo, azúcar glass y harina de almendras, aunque pueden utilizarse polvos de otros frutos secos”, explica José Ignacio González, diseñador, repostero y fundador de la dulcería Puro Gusto.
A pesar de que su elaboración requiere escasos ingredientes, el dominio de la técnica es lo que distingue a los grandes confiteros de los amateurs. Cualquiera que lo haya intentado una primera vez sabe que no es fácil conseguir esa estructura crocante y uniforme; se requiere mucha práctica y paciencia.
“Es un producto caro sobre todo por el conocimiento necesario para conseguir la textura ideal de la pasta”, agrega González.
Habitualmente, los macarons se rellenan con ganache –una mezcla de crema y chocolate–, pero pueden usarse también jaleas, mermeladas, cremas de mantequilla o pasteleras. Y pueden servirse como postre individual o incorporarse a tartas y pasteles, agrega el repostero.
“Estamos acostumbrados a verlos redondos, pero también pueden tener forma de éclair y rellenarse de crema pastelera y fruta, para consumo inmediato”, detalla el pastelero.