MARINA ARMENDARES, LEO Y MAX

Para erradicar la discriminación, abrir nuevos espacios de diálogo y generar un cambio positivo en la sociedad, una de las misiones de vida de Marina Armendares es ser un referente para otras mamás. 

“Cuando decidimos ser madres, mi ex esposa y yo hicimos el compromiso de crear resonancia en otras familias homoparentales para que así nuestros hijos y demás niños crezcan en un ambiente sano”, detalló la neuropsicóloga.

“Hay poca información al respecto, entonces uno toma sus decisiones conforme lo que va investigando y oyendo; la parte legal es muy confusa, no es nada democrático, al contrario, la constante es su alto costo y elitismo, al igual que el proceso biológico”.

Asimismo, la coach ejecutiva de 35 años de edad explica que desde que tomó la decisión de ejercer la maternidad se enfrentó con diversos obstáculos, el primero de ellos fue el cuestionamiento por parte de sus seres queridos.

“Aunque la gente te diga y demuestre que ‘te acepta’, siempre hay un poco de resistencia de su parte, entonces, cuando se enteraron que quería tener hijos, su primera reacción fue cuestionar si esa era una buena decisión, lo cual te impacta, pero te prepara para lo que sigue”, confesó.

“Después vives una fuerte preparación hormonal, toneladas de visitas a doctores, muchos estudios clínicos, gasto tras gasto y, si no estás súper convencida, no te da la resiliencia porque es un proyecto que por unos meses se vuelve el centro absoluto de tu vida”.

A dos años y medio de concebir a sus mellizos, Lea y Max, la actual madre soltera comparte al 50 por ciento la custodia de sus pequeños con su ex pareja, bajo una relación amorosa y respetuosa a favor del sano desarrollo de los pequeños.

"Cuando la sociedad se da cuenta que nosotras, como mamás gay, criamos a hijos seguros, felices, plenos y realizados, se invalida por completo el argumento de que educamos a niños perturbados”.

MICHELLE CHISIKOVSKY, SHANTAL SERRANO Y JUAN

Sin tenerlo planeado, la maternidad de Michelle Chisikovsky llegó a través de la adopción, debido a que acompañó a su ahora esposa, Shantal Serrano, durante todo el proceso de su embarazo, por lo cual el pequeño creció con el cariño de ambas. 

“Fue todo un camino, al inicio veía a Juan sólo como el proyecto de vida de Shantal, pero, desde que nació, me decía mamá y yo lo acepté como un hijo sin darme cuenta, pues sentía mucho amor por él”, confesó la egresada de CENTRO. 

“Posteriormente, ella y yo nos casamos y, desde entonces, digo que yo también parí a ese pequeño; es algo que jamás en la vida se me cruzó por la cabeza, pero ser mamá ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida”.

De este modo, la productora audiovisual de 31 años describe su proceso de maternidad como uno peculiar, pues, sin esperarlo, sus intereses ahora se centran en querer ser una mejor persona para que, con el ejemplo, crie a su hijo. 

“Yo no me preparé los nueve meses de gestación como lo hacen todas las mamás del mundo, me costó trabajo entender muchas cosas, pero gracias a mi esposa, a quien siempre he admirado, he aprendido muchas cosas”, dijo la fundadora del laboratorio Piña Tropical.

Pese a su plenitud familiar, la discriminación es una constante en su día a día, incluso por parte de sus familiares; no obstante, como una forma de acabar con esta situación, se muestra orgullosa y satisfecha de sí misma. 

“No detengo mi vida, voy a todos lados con mi esposa e hijo y la gente sabe quiénes son y de dónde venimos, aunque parezca un dilema, el no callarse ni esconderse públicamente es algo muy importante y todo lo hago con respeto”, dijo Michelle.

“En verdad, deseo que la gente entienda que mi maternidad no tiene nada de malo, que Juan es un niño muy amado y está creciendo dentro de un hogar sano y funcional; nosotras podremos educar a nuestro hijo, pero no al mundo”.

"Ser mamá ha sido un aprendizaje de todos los días, un reto personal para ser cada vez una mejor persona y crecer en todos los aspectos para mi hijo; es un gran viaje que disfruto mucho”.

ESTEFANÍA SARACHO Y LUCIANO

Al conocer a su actual esposa, con quien lleva dos años casada, el sueño de Estefanía Saracho por ser madre renació y juntas procrearon a su pequeño, Luciano.

“Desde que me acuerdo, chiquitita, quería ser mamá, pues siempre me encantaron los niños, pero en algún punto de mi vida ese deseo lo enterré porque no coincidía con mis entonces parejas, hasta que llegó mi esposa”, confesó la comunicóloga.

Después de que ambas se sometieron al proceso de fertilización al mismo tiempo, la también conductora decidió que fuera su pareja quien lo continuara y se embarazara, suceso que duró cerca de año y medio porque se tomaron una pausa para seguir con sus labores profesionales.

Nos dimos un break de la fertilización, porque, en verdad, es un bombardeo hormonal muy complicado, te duele la cabeza, te vuelves loca y como estábamos igual, peleábamos mucho”, explicó la madre de 34 años y tambien mercadóloga. 

“Además, seas gay o heterosexual, la fecundación in vitro te desarrolla una gran conciencia y presión, entonces, mientras más lo piensas, más lo postergas porque siempre encuentras pretextos”. 

Luego de un embarazo de alto riesgo que mantuvo en reposo a su esposa, a las 32 semanas, prematuramente, nació su primogénito, el 15 de enero del año pasado,  quien permaneció un mes en terapia intensiva.

“Fue el momento más difícil y duro de mi vida, pero este niño es un guerrero y ahora está sano y feliz”, dijo la egresada de la Universidad Iberoamericana, “me ha enseñado a amarlo cada día más, cuando siento que exploto de amor, al día siguiente me pasa al doble y así todos los días”. 

"He sido muy afortunada y no escondo quién soy yo, pero deseo que las personas que han sufrido discriminación entiendan que se puede tener una vida feliz, una familia; no renuncien a sus sueños y busquen la forma de realizarlos”.

ITZIAR GÓMEZ, MALE OBREGÓN Y VALENTINA

Juntas desde hace dos décadas y orgullosas de quienes son, para Itziar Gómez y Male Obregón no existen prejuicios ni estereotipos, sólo los sueños, las metas y un profundo amor por su hija, Valentina.

“Desde que comenzamos nuestra relación soñamos con tener un hijo, en mi primera carta de amor le puse a Male que yo quería formar una familia con ella”, compartió Itziar, directora de comunicación y mercadotecnia de la subsidiaria Hannover Fairs México. 

“Cuando Vale nació, fue el momento más feliz de mi vida, una sensación de plenitud infinita que no tiene palabras para describirse; ver a una persona entre tus brazos definitivamente te saca la mayor luz que jamás has sentido, es una conexión instantánea”.

Fue en 2014, al año siguiente de haberse casado legalmente en la Ciudad de México, cuando dieron inicio al proceso de reproducción asistida con los óvulos de Itziar, en el útero de Male. 

“Lo hicimos hasta ese momento por el tema económico, pues implicaba un costo alto y para entonces ya teníamos nuestro propio patrimonio, sin compromisos financieros; poseíamos solvencia y lo hicimos”, explicó la maestra por la Universidad de Salamanca. 

Asimismo, la también egresada de la Universidad Iberoamericana destacó que el éxito de una familia lesboparental comienza con la autoaceptación, pues, a través de las acciones y el ejemplo, es uno mismo quien genera una atmósfera de respeto e inclusión social. 

“El trabajo personal previo a tener un bebé es muy importante, sentirse orgulloso de ti mismo es fundamental; si no has llegado al punto de abrir tu vida y platicarla con toda la naturalidad, se vuelve difícil criar a un niño”, dijo Itziar. 

"Si alguien no está de acuerdo contigo no pasa nada, nadie está obligado a comprenderte, pero sí a respetarte; me parece ocioso que en pleno 2021 se esté en contra de la constitución de una familia que no es la suya”.

JANNETTE CHAO Y PAULO

Luego de una década en la industria musical, fue al trabajar dentro de la política durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando Jannette Chao, cantautora y activista de Derechos Humanos, se replanteó el deseo de ser madre.

“Por ahí del 2011, me alejé de la música porque mi vida no tenía mucha estabilidad y quería enfocarme en el aspecto personal, tal vez retomar mi sueño de ser diplomática, el cual surgió desde la década de los 90, casarme y ser mamá”, explicó la internacionalista por el Tec de Monterrey.

Junto a su esposa, el 13 de enero de 2016 Jannette dio a luz de su vientre a Paulo, su primogénito, a los 38 años, momento de su vida que ella definió perfecto para criar a su bebé, en comparación a la maternidad de una mujer más joven. 

“Sin duda, fue la edad correcta para mí, pues tener un hijo es una responsabilidad inmensa porque vas a traer a alguien al mundo y le vas a enseñar cómo funciona la sociedad”, dijo la intérprete de “Luna Menguante”. 

“Desde ese momento, surgió un vínculo brutal y un amor total, lo amamanté dos años y medio y tuve todas las facilidades por parte de mi trabajo, gracias a mi jefa, Alejandra Lagunes, una feminista encantadora; es importante luchar por este tipo de espacios y oportunidades”. 

Consciente, presente, comprometida y tierna es como la artista regiomontana y ex funcionaria se describe siendo mamá, pues diariamente, a través del arte, el diálogo y el amor, busca desarrollar en su pequeño la felicidad, criterio y autovaloración.

" Entre los heterosexuales no siempre los hijos llegan planeados, ni son un verdadero proyecto de vida, pero en el caso de una pareja del mismo sexo, la voluntad de ser padres es al 100”