La maestra del ejido

María del San Juan Bazaldúa Huerta cumple hoy 20 años como maestra y los festejará con los ocho alumnos de toda la escuela y las mamás, que la consienten en esta fecha.
No hay más maestros. En la Primaria Lic. Benito Juárez, en el ejido El Potrero Prieto de Arriba, en Galeana, esta docente rural es la única. Sin embargo, María del San Juan está lejos de sentirse sola.
“Las madres y sus hijos valoran mi trabajo, mi esfuerzo, lo he visto y me lo han hecho sentir”, dice esta maestra que de niña en su natal ejido La Poza, en Galeana, jugaba con sus hermanas a “la escuelita”, y ella era la directora.
“El año pasado me hicieron una comida sorpresa y los niños me dedicaron poemas”.
María del San Juan presume su escuela.
“Está bien bonita”, afirma con orgullo, quien estudió la Normal en San Luis Potosí.
Gracias a programas estatales y federales logró construir su biblioteca, que ella diseñó. Tiene un pequeño comedor donde los niños permanecen calientitos en los climas fríos y un techo que protege las graduaciones de la lluvia y el Sol.
En tiempo de elecciones ha escuchado muchas promesas de los candidatos, pero hubo una que le llamó la atención: la conexión con internet de la comunidad. Y es que esta carencia ha causado en los niños un grave rezago tecnológico.
“Yo les enseño en mi laptop, pero todavía existe una barrera, el temor de los niños de que ‘la voy a desbaratar’, porque no han tenido contacto con con la tecnología.
“Y eso me apura, porque hay niños que se van a estudiar la secundaria y batallan en eso”.
Echan raíces en escuela

“Cuando llegamos aquí no había secundaria y nosotros la gestionamos”, cuenta el profesor Reymundo González, quien junto con su esposa, la maestra Olivia Aguilar, son dos de los tres maestros de la Primaria General Gerónimo Treviño, en Icamole, en el municipio de García.
“Las niñas salían de sexto y, a los dos años, ya estaban casadas”, recuerda el docente, “entonces nos pusimos a la tarea de que eso no sucediera: gestionamos la secundaria y se dio el cambio. Ahorita las alumnas que salen de la escuela van a secundaria y la mayoría quieren ir a la prepa”.
Reymundo y Olivia egresaron hace 14 años de la Normal Alberto Carrera Torres, en Jaumave, Tamaulipas. Recién graduados decidieron probar suerte en Nuevo León y se quedaron en el García rural.
“Me gusta más el ambiente del área rural”, expresa Reymundo, “creo que las personas aquí tienen todavía un mayor respeto hacia el maestro”.
Esta pequeña escuela tiene 51 alumnos. El maestro Reymundo, quien tiene las funciones de director, atiende a 12 niños de tercero y cuarto grado, y la maestra Olivia a 17 de primero y segundo. Pertenecen al sistema de escuelas multigrado, modelo que prevalece en las comunidades rurales.
Se calcula que en Nuevo León hay 950 escuelas con este esquema, en el que laboran unos mil 300 docentes.
La cantidad de estudiantes es poca en contraste con las zonas urbanas, lo que facilita la atención individual. Sin embargo, en este modelo de enseñanza también hay problemáticas.
“Estamos muy alejados y de repente se olvidan de las escuelas rurales”, lamenta Reymundo.
“Tengo años solicitando una nave, un techo en nuestra explanada. Con este tipo de clima los niños no pueden salir a jugar un ratito a la cancha porque el Sol está muy fuerte”.
Aun así, su escuela goza de beneficios, como salones climatizados. El Municipio les instaló internet y un camión para traer a los niños que viven lejos. Como maestros, ambos disfrutan de la conexión con la comunidad y de ver cómo cada vez tienen más ex alumnos que llegan al nivel universitario.
“Es muy bonito ver que salen de secundaria o de prepa, nos invitan a sus quinceaños o a sus graduaciones de universidad”, cuenta Reymundo. “Se siguen acordando de nosotros. Somos personas conocidas en la comunidad”.
Ante todo, empatía

Al egresar de la Normal, es común que los nuevos maestros comiencen su trayectoria en escuelas rurales. Después buscan el cambio a las ciudades. Gamaliel Cleto Luis hizo lo contrario.
Tras trabajar en una escuela urbana, a cinco minutos de su casa, en Escobedo, decidió tomar el reto de una escuela rural.
“Las comunidades rurales son las más vulnerables. Me he dado cuenta de que en estas escuelitas nunca hay mejoras porque siempre hay cambio de maestros”, dice el docente encargado de la Primaria Rural Multigrado Benemérito de las Américas, en el Ejido Santa Efigenia, en Cadereyta.
Egresado de la Normal Miguel F. Martínez, este profesor quería organizar una escuela rural y equiparla. Así que le ha tocado no sólo construir un mejor lugar para sus alumnos, sino ayudar a la comunidad.
“Eso lo hacemos, a lo mejor no viene en un librito, pero creo que eso es por empatía”, afirma.
“Para los niños somos el líder, somos un ejemplo, la primera figura que ellos quieren ser”.
La escuela ha crecido y cuenta con una infraestructura digna, comenta. Al mismo tiempo, el docente se ha convertido en un líder de las escuelas multigrado a nivel nacional.
Durante la pandemia desarrolló cuadernillos que sirvieron de modelo para el trabajo a distancia en varios estados y en los últimos años ha promovido la actualización para los docentes multigrado.
Y es que, afirma, el modelo multigrado es la educación del futuro, porque en ella se aprende mejor la convivencia entre las diferencias y porque se enseña a trabajar, todos juntos, por la comunidad.