"En el año de 1644, en la villa de Talpa, de la jurisdicción de la parroquia de Guachinango, el viernes 19 de septiembre, aconteció un hecho de gran trascendencia para la vida religiosa de toda la comarca: una imagen de la Virgen María, desfigurada y carcomida por el tiempo, y que por orden del párroco Don Pedro Rubio Félix, debía ser enterrada en un pozo en la sacristía, se renovó milagrosamente".