Durante mucho tiempo esta relación no fue vista con buenos ojos por los puristas; sin embargo, gracias a la especialización e investigación, vino y chocolate pueden hacer mejor dupla que Beyonce y Jay -Z, Leia y Han Solo o Gala y Dalí.
Antioxidantes y taninos (en ciertos casos) son cualidades en común, y sus notables diferencias, más que separarlos, los complementan, señala la autora especializada Jancis Robinson.
De acuerdo con Shyntia Pérez, educadora certificada Wine and Spirits Education Trust (WESET), aunque cada estilo de chocolate tiene un vino ideal, hay “comodines” que acompañan toda la variedad.
Los vinos de postre, los espumosos elaborados a partir del método tradicional con crianza larga, como la champaña vintage, los vinos espumosos con azúcar residual como el Asti y los vinos generosos de Oporto son una apuesta segura.
La calidad del chocolate es muy importante para soportar y complementar la experiencia, los mejores vinos para acompañar chocolates son los que tienen mucho cuerpo y textura cremosa.
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Blanco
Su porcentaje de manteca de cacao y dulzor encuentran balance en vinos con azúcar residual, como Moscato D’Asti, o con textura cremosa, como los Chardonnay del Nuevo Mundo con crianza en barrica.
Oscuro
Su complejidad requiere vinos más robustos, con mucho cuerpo y crianza. Puede acompañarse con un Syrah cuando es amargo, o con un Zinfandel, si es semiamargoy tiene más porcentaje de azúcar.
Con leche
Vinos frescos, con mucha expresión frutal, jóvenes y con taninos suaves, como un Merlot. Entre los blancos, Sauvignon Blanc o Semillón con barrica resultan en buena y afrutada compañía.
Ruby
La similitud de sus aromas y saborescon los de las champañas rosadasenfatiza la expresión de ambos elementos, destacando sus cualidades frutales, además de aportar textura en boca.