De caramelo

Chardonnay californiano: mantequilla, bollería y otros aromas del paso por barrica agregan complejidad al perfil de las palomitas, pero la clave está en el paladar: por ser vinos untuosos y robustos, soportan bien la textura del caramelo. 

Munich Dunkel: su amargor ligero y buena carbonatación vuelven más liviana la densidad de las palomitas, mientras que el perfil típico de caramelo otorgado por las maltas en la cerveza agrega otra dimensión al caramelizado de las palomitas. 

Estilo Chicago: caramelo y cheddar

Prosecco DOC: este espumoso es un comodín confiable. Sus burbujas aligeran la untuosidad y el perfil del cheddar, pero lo cautivador es la fiesta de texturas en boca entre el dulzor del caramelo, la grasa del queso y la sensación burbujeante. 

Amber Ale: la nota de caramelo que armoniza con las palomitas se hace muy evidente en este estilo; sin embargo, la presencia de lúpulos además de dar amargor ayuda, con su astringencia, a balancear la sensación grasa del queso. 

De queso con jalapeño

Sauvignon Blanc: su característica nota de piracina, esa que recuerda a pasto recién cortado o pimiento verde… se verá acentuada en esta dupla. Por su perfil tropical, el vino –a temperatura correcta– aminorará el picante de las palomitas. 

American Pale Ale: la buena carbonatación de este estilo equilibrará la nota pungente del jalapeño en las palomitas, mientras que la astringencia de sus lúpulos potentes aligerará la sensación grasa que el queso aporta a esta dupla. 

Con chile y limón

Riesling: el azúcar residual de estos vinos reducirá la sensación picante y complementará la acidez del limón. La sal añade una dimensión más de sabor al maridaje agridulce y potencializa las características de las palomitas y el vino. 

Pilsner: para una combinación que remita a una tradicional michelada, a una mezcla de sabores ya conocidos y que cae bien casi a todos. La buena carbonatación y ligereza de este estilo equilibran el picor de las palomitas. 

De chocolate

Pinot Noir: la potencia del chocolate requiere un tinto de cuerpo ligero, con la suficiente estructura sin resultar abrumador. Además, los Pinot Noir enriquecen el perfil del chocolate con delicadas notas de especias, frambuesas y arándanos. 

Porter inglesa: un estilo que destaca por su expresión de cacao y chocolate, en esta combinación las palomitas aportan aromas de chocolate con leche y las maltas tostadas robustecen el perfil de la dupla con aromas intensos a cacao. 

De mantequilla

Chenin Blanc: para variarle al clásico Chardonnay. Por su volumen y la astringencia que desarrollan cuando se vinifica en contacto con las pieles, balancean la untuosidad de la mantequilla y aportan complejidad frutal y floral.

Vienna: De amargor bajo, debido a su fermentación a baja temperatura predomina el perfil de maltas caramelo complementa el perfil de mantequilla. Es muy refrescante y su buena carbonatación hará que el maridaje se perciba ligero. 

ASÍ LO DIJO

“Las palomitas son muy taquilleras, un snack perfecto por su versatilidad cuya grasa, sal y textura dan un gran potencial para el maridaje. La sal, en particular, es un elemento clave porque intensifica todos los sabores de ambos elementos”.

“Sirve tu cerveza siempre en vaso para apreciar mejor sus aromas y sabores. Si no tienes pintas –vasos de 568 ml– puedes utilizar una copa de vino tinto para no perderte ninguna de sus características”.

Y el ganador es…

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Nayeli Estrada
Fotos: Iván Serna
Coordinación de producción: Nayeli Estrada
Edición y diseño: Rodolfo G. Zubieta
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