ANTES DE PERDERLOS

-Ceci, ¿a qué te dedicabas antes de dedicarte de tiempo completo a buscar a tus hijos?

Me dedicaba a ser feliz, contestó en entrevista con REFORMA.

Eso fue hace siete años, antes de la desaparición de su hijo Alejandro Guadalupe Islas Flores, en Bahía de Kino, Sonora, el 30 de octubre de 2015.

Me dedicaba a viajar por el País, a atender a mi esposo, a cuidar mi casa, no nos damos cuenta de que tenemos la felicidad a un lado hasta que perdemos a nuestros hijos“.

Entonces, se compró un pico y una pala para comenzar a buscar en zonas desérticas restos humanos junto con otras madres que también habían perdido a un familiar

En 2019 desapareció su otro hijo, Marco Antonio Sauceda Rocha.

“Mi esposo me abandonó en cuanto desapareció mi primer hijo, no me quería como yo pensaba, si dejas a una persona que muere lentamente y te vas porque no puede estar viajando por el País, ¿eso qué significa?”.

Desde entonces, se dedica al comercio deproductos de catálogos y busca a sus hijos junto con otras madres que se integraron al Colectivo Madres Rastreadoras de Sonora, algunas de ellas le “hacen en gasto”.

Hasta la fecha, dice, han encontrado a mil 500 personas en fosas clandestinas y a mil 327 personas con vida, sin embargo, de sus hijos no sabe nada.

EL PRECIO DE SU CABEZA

Como defensora de derechos humanos ha sido víctima de innumerables amenazas de muerte, desde mensajes de texto hasta haber sido encañonada en una ocasión por un grupo delincuencial tras hallar una fosa con 54 cuerpos.

Un día recibió una llamada de un preso, quien le contó que estaban ofreciendo 50 mil pesos por su cabeza.

En otra ocasión, atentaron a balazos contra un refugio otorgado por el Gobierno federal ubicado en Ciudad de México.

Sin embargo, ella dice que le da más miedo no volver a ver a sus hijos, su amor por ellos es lo que la motiva a continuar cuando ya no tiene ánimo de seguir buscando.

RECONOCIDA ALLÁ, OLVIDADA ACÁ

Sobre su mención como una de las mujeres más inspiradoras en influyentes del año, Ceci dice que se siente feliz de la que lucha, de ella y de otras madres, se visibilice en el mundo.

Sin embargo, reprochó que el Gobierno mexicano no reconozca la batalla de las rastreadoras y que no les ofrece la protección adecuada.

HEREDA ACTIVISMO

Además de localizar a hijos de otras madres, otra de las satisfacciones que tiene Ceci sobre su labor fue ver a sus otros tres hijos convertirse en activistas de búsqueda.

Uno de ellos fundó el colectivo de búsqueda en Sinaloa, estado vecino, otro más apoya en el colectivo #TodosSomosLiliFernández y la más joven encabeza el colectivo Jóvenes Buscadores de Sonora, voluntarios que buscan cuando los familiares tienen alguna discapacidad o impedimento.

A diferencia de su esposo, sus hijos siguieron sus pasos en la búsqueda de sus hermanos.

Sé que mis hijos donde quiera que estén están orgullosos".