Atrás. Carmen Lucía García Íñiguez, Nelly Acosta, María Guadalupe García Íñiguez, Antonieta González Pérez-Lete, Lourdes Llamas y Verónica Fuentes. Al frente. Mercedes Esperalba.

Movidas por el deseo de ayudar, un grupo de mujeres tapatías fundó la organización Nosotros por los Niños con Cáncer, a través de la cual han trabajado incansablemente durante décadas para brindar auxilio integral a pacientes y familias.
“Desde que iniciamos nuestra labor, hace 25 años, hemos atendido a 2 mil 353 niños y jóvenes valientes, no solo de Jalisco, sino de diversos rincones de México”, platica Mercedes Esperalba, presidenta de tal institución.
“Somos una asociación que asume el 100 por ciento de los gastos derivados por quimioterapias y de todo el tratamiento para niños y jóvenes mayores de 18 años, brindándoles la oportunidad de continuar su lucha contra esta enfermedad sin las preocupaciones financieras que a menudo acompañan a estos tratamientos”.
Mercedes ha presidido Nosotros por los Niños con Cáncer desde hace siete años, pero su vocación altruista data de mucho antes.
“Yo empecé a trabajar con Mano Amiga, un colegio de los Legionarios de Cristo para niños de escasos recursos, y ahí estuve trabajando unos seis años, antes de que se enfermara Pablo (mi hijo)”.
Ese hecho trastocó por completo las vidas de Mercedes y su familia, pues se trataba de un rabdomiosarcoma, un tipo de cáncer formado en los tejidos blandos.
“Fue muy duro, son cinco años que, entre que te lo dan de alta y entre que te dicen que le podría volver a dar”, comparte, “bendito Dios, todo salió bien, lo dieron de alta y hoy es un arquitecto, está guapísimo y le doy gracias todos los días a Dios, a la Virgen y a todo el mundo de que mi niño esté sano”.
A raíz de esta difícil experiencia, Mercedes fue contactada por su amiga Anabela Hernández, quien en aquel entonces acababa de fundar la asociación Nosotros por los Niños con Cáncer, motivada por una situación similar: su hija, Karla Plasencia, también había padecido esta enfermedad.
“Al principio iba (a la asociación) y decía ‘no, Anabela, es que no puedo’, la verdad es que quedas muy afectada, y yo decía ‘no puedo, no puedo’, y en un inicio solamente estaba yendo a eventos y promocionaba, hasta que un día me dijo ‘ven, ayúdame, tú puedes, tú eres un ejemplo’, total que ahí voy y pues me gustó”, recuerda.
“Me gustó, claro, la parte de los niños, pero más la parte de los papás, porque dije ‘es muy difícil que muchas voluntarias entiendan a un papá si no han pasado por lo que es tener un hijo enfermo’, pero cuando tú lo has pasado, sabes lo que está sintiendo ella, el miedo que se siente, el ver a tu hijo pelón, que se le cae el pelo, es muy duro ver a tu hijo así”.
De este modo comenzó toda una travesía que ha estado llena de amor, empatía y resiliencia, primero como voluntaria, y ahora como presidenta de esta gran asociación.

Fortaleza ante todo

Experiencia enriquecedora

Estar involucrada en Nosotros por los Niños con Cáncer ha dejado grandes satisfacciones en la vida de Mercedes.
“Tener la oportunidad de apoyar a alguien que en ese momento está sufriendo lo que está sufriendo, para mí es un regalo de Dios, es un regalo que, aparte yo se lo doy gustosa por el hecho de que mi hijo también está sano, es como una manera mía también de decir ‘Señor, gracias’, o ‘gracias a la vida porque mi hijo se salvó, y porque muchos niños se están salvando gracias a que nos estamos moviendo'”.

Rodeada de heroínas

Nosotros por los Niños con Cáncer ha sido impulsada desde sus inicios por grandes mujeres tapatías que son un ejemplo a seguir por su fortaleza, generosidad y gran corazón.
“Me siento superbién, soy mejor persona porque yo creo que todas nos enriquecemos unas a otras, o sea, creo que yo no soy la misma desde que entré a la asociación a lo que soy ahorita, así como no soy la misma desde que mi hijo se enfermó a lo que soy ahorita.
“En la vida, cuando te suceden ese tipo de cosas, sufrimientos tan grandes, hay dos maneras, o lo agarras por los cuernos, como digo yo, y dices ‘voy a poder’, ‘vamos a salir adelante’, o te deprimes y te vas para abajo, entonces yo creo que todas las que estamos, como Anabela Hernández o la ‘Güera’ Salas, todas ellas son mujeres fuertes, y eso ha hecho que todas nosotras, las que estamos ahí, seamos cada vez mejores personas”.

Una anécdota que inspira

Para Mercedes, Nosotros por los Niños con Cáncer está llena de historias de valentía y de superhéroes.
“Tenemos una niña que queremos mucho y le tuvieron que cortar su pierna, entonces ya le conseguimos la prótesis, pero ahora lo que le queremos conseguir es la prótesis que se vea como piernita.
“Y un día le dije ‘¿cómo te sientes?’, y me dice ‘estoy viva’, eso me encantó, ‘estoy viva, sin mi pierna, pero estoy viva, y voy a poder con todo’, ¡qué chiquilla!, tiene 11 años y una superactitud, otra estaría llorando, y ella dice ‘estoy viva’.
“Porque, ¿sabes qué pasa con los niños con cáncer?, aunque saben que es algo difícil porque ven a su mamá llorar, no dejan de ser niños, eso se me hace precioso, llegan al hospital, tenemos un área lúdica muy padre, juegan, se avientan, y eso me fascina, el que el niño no se deprime tanto, no deja de ser niño”.

Su legado

“Lo que yo dejo es el cariño que tengo a los niños del hospital, a mis hijos (lógicamente, porque soy mamá ante todo), a mis nietos (tengo siete nietos maravillosos que son de las cosas que más quiero) y a mi marido.
“Quisiera que mi legado fuera el ser un buen ejemplo para la sociedad de que todos podemos ayudar a alguien, lo que quiero es que la gente de verdad, al leer lo que escriban, diga ‘tenemos que ayudar a otro’, o ‘hay que ayudar a fulano’, que sirva para que sea un reflejo y que todos pensemos en ayudar a otras personas, sobre todo en un País que hay tantas carencias como en México”.

"Una buena acción puede cambiar vidas".
Mercedes Esperalba
Meta en común. Antonieta González Pérez-Lete y Mercedes Esperalba, directora y presidenta de Nosotros por los Niños con Cáncer

De viva voz

Mercedes, ¿qué te inspira a seguir ayudando?
Creo que el mundo, que toda la sociedad deberíamos hacer como en la película Cadena de Favores, es lo que le digo a mis hijos, en esta vida todos tenemos que ayudar a alguien, y más en México, que hay tantas diferencias sociales, pero yo creo que si tú ayudas, esa persona a la que ayudaste, por lógica, va a ayudar a otra persona, imagínate que todos hiciéramos un favor, una escala de favores, sería muchísimo mejor este País.
A mí me motiva eso, y sobre todo me motiva el saber que puedo dar algo de mí, y que mi vida se llena porque yo soy más feliz haciendo lo que hago que si no estuviera con los niños con cáncer.

¿Qué has aprendido de ti misma al estar involucrada tantos años en esta causa?
He aprendido que tengo la capacidad y la sensibilidad de apoyar a una persona, el otro día me encontré con una señora que me dijo “ay, señora, cómo me acuerdo de lo que me dijo, no sabe lo que ayudó”, tengo esa manera de ser que soy capaz de abrazar, soy muy apapachadora, y transmitirles que los quiero mucho, que todo va a salir bien, aunque a veces me equivoco, porque a veces he dicho que todo va a salir bien y no sale bien.
He aprendido eso y que soy más fuerte, eso sí, a raíz de que tuve a mi hijo así, sé que puedo enfrentar muchísimas cosas, más dolores, estar en la asociación me ha hecho más fuerte, y al mismo tiempo más justa, y al mismo tiempo me ha hecho más valiente para quejarme por todas las injusticias que veo.

¿Hay alguna mujer a la que admires?
Admiro muchísimo a la Madre Teresa porque fue una mujer que verdaderamente se dio a los demás, porque ella era de una familia acomodada, o sea, ¿cómo te puedes desprender como ella lo hizo?, he ido a la India y he visto a sus seguidoras, me tocó ver un grupo de leprosos, con qué ternura los llevan, los abrazan, los curan, la Madre Teresa para mí es un ejemplo, dar hasta que duela, ¿saben lo que es eso?, es muy difícil, nadie da hasta que te duela, damos lo que tenemos, pero no hasta que te duela, y ella dio hasta que le dolió, porque se dio toda.
También admiro a todas las mujeres guerreras que van con sus niños y que no los sueltan, a esa mujer que lucha por salir adelante y por sacar adelante a sus hijos, eso para mí sí es admirable.

Su mensaje a la sociedad

“Nadie es tan rico que no pueda necesitar, ni tan pobre que no pueda ayudar”: esta frase es una de las favoritas de Mercedes, pues para ella y la asociación es de suma importancia recibir donaciones, grandes y pequeñas, de acuerdo con las posibilidades de cada persona.
“El donativo hormiga es una maravilla, a lo mejor tú no me puedes dar mil pesos, pero puedes donar 50 pesos, nosotros tenemos la página y ahí puedes depositar; así como el robo hormiga, que lo notas después de mucho tiempo, el donativo hormiga también se va haciendo grande, entonces yo diría que las personas se sensibilicen de que hay gente que sufre en este País, no necesitas ir ayudar a otro país, a la vuelta de la esquina, donde quiera hay gente para ayudar, y si nos quieren ayudar a Nosotros por los Niños con Cáncer, ¡adelante!
“Los invito a que seamos la voz de aquellos que luchan en silencio, seamos la esperanza que ilumina los días más oscuros de estos pequeños guerreros. Juntos podemos cambiar la realidad del cáncer infantil en México. Cada gesto de apoyo cuenta, y cada donación nos acerca un paso más hacia la curación y la prevención”.

Una gran misión

“Nosotros por los Niños con Cáncer va a seguir adelante, cada día tenemos más niños y estamos ahí para trabajar, (…) a ningún niño le hemos dicho que no en los 25 años que tenemos, no ha habido un niño que haya venido y que nosotros le hayamos dicho ‘no, tú no puedes entrar porque no hay dinero’.
“Ha habido momentos en que no había dinero y como locas nos ponemos a hablarle a gente que sabemos que son buenísima gente y no se animan a decirte que no, pero hasta hoy a ningún niño le hemos dicho que no, y no le vamos a decir que no”.

¡Sigue su labor!

Página web: www.cancermexico.org.mx
Instagram: @nninoscancer

"La falta de amor es la mayor pobreza del ser humano".
Mercedes Esperalba

Información: Jimena de la O. Fotos: Rodolfo Lasso.