OAXACA.- En esta tierra el corazón de los agaves se impregna de humo y leña, de la sabiduría de maestros mezcaleros, guardianes de los palenques. 

En Oaxaca el mezcal es cultura de un arraigo tan profundo que existe en los Valles Centrales quien clama pertenecer a un legado de 11 generaciones en su hechura.

No se puede ser un creyente mezcalero sin haber recorrido estos parajes en busca de aquellos que, frente a los hornos y los alambiques, transmiten con el sudor de su frente, la sapiencia de un destilado ancestral.

San Pedro Totomachápam

A tres horas de Oaxaca capital, rumbo a la Sierra Sur, la cultura mezcalera se destila de forma ancestral, en ollas de barro. 

“En San Pedro hay ocho maestros mezcaleros. Dicen que el mezcal es chapero porque la mayoría lo hace con magueyes propios de la población. 

“Los minerales y la tierra de nuestro pueblo hacen que tengamos una esencia muy definida; cada que alguien prueba nuestros mezcales puede decir de inmediato que es mezcal chapero, destilado en olla de barro, hecho con magueyes de la población”, asegura Adiel Célis, maestro destilador de Casa Célis.

Siete variedades de agaves delinean la expresión de San Pedro Totomachápam: Jabalí, Espadín, Tobalá, Espadilla, Penca Lisa, Penca Verde y Penca Blanca, especialmente icónico de aquella tierra y su tradición es el Penca Verde. 

“Es muy herbal, en boca queda un sabor como de menta. Es muy fresco y esto se puede percibir por el trabajo humano que implica la elaboración ancestral: sembramos y limpiamos todo a machete, cocemos con piedras de río y machucamos con mazo en canoa”.
Adiel Célis
maestro destilador de Casa Célis

En esta comunidad, enclavada en el municipio de Zimatlán de Álvarez, con más de 800 años de historia, todo rito a la vida y la muerte amerita un trago de mezcal. 

“La mayoría del pueblo se dedicaba a la elaboración de mezcal para fiestas patronales, cumpleaños, bodas, velorios, en lotes muy pequeños. A las personas que lo hacían se les llamaba mezcaleros tradicionales”, relata Adiel. 

El gran esfuerzo físico implicado y la poca paga obtenida antes del boom del mezcal pusieron en peligro aquel legado. 

"Mi papá vendía desde que yo era chico y le decían que eso era para albañiles, no le compraban, por eso mucha gente dejó de hacer mezcal y migró a Estados Unidos. Ahora sólo hay ocho maestros mezcaleros, tres de ellos activos durante todo el año”.
Adiel Célis
maestro destilador de Casa Célis

Para Adiel hacer un registro de marca con el apellido de su familia es rendir tributo a su padre de 63 años y a las generaciones que le precedieron.

“Decir que San Pedro Totomachápam destila en olla de barro y que ahí está la familia Célis nos va a ayudar y, si me va bien a mí, voy a jalar a mis paisanos”. 

Santa Catarina Minas

“En Minas hay por lo menos 300 años de historia en la elaboración de mezcal ancestral, la mayor parte siempre fue para autoconsumo, comercializada a granel. Después llegaron los extranjeros, comenzaron a apreciarlo y a enamorarse de él, pero desafortunadamente, el primer mezcal que salió al mundo fue industrial”.
Moisés Martínez
productor de Cos Naru

A Don Amado le siguieron Real Minero, La Locura y Sacapalabras, pero más allá de ese cuarteto de marcas, la cultura de Santa Catarina se sostenía en multitud de pequeños palenques. 

“Hace 10 años, empecé a impulsar a los productores que no tenían marca, lo que dio lugar a un auge de comercialización. Hoy hay 30 palenques establecidos, 28 de ellos activos, y cinco más en construcción. Todo lo que se hace aquí es a partir del método ancestral”, detalla Martínez Álvarez.

Agaves Arroqueño, Sierrudo y Tobasiche han dibujado históricamente el mapa de Santa Catarina Minas. De acuerdo con Bezaleel Santos, fundador de El Katrín, el Espadín siempre fue poco valorado por considerarse una clase “más baja”. 

“Los más representativos son de la familia Karwinski, principalmente el Tobasiche, que le llamaban largo o maguey de cerca. Los ensambles siempre han existido, pero no se vendían de esa forma. Antes simplemente se mezclaban variedades más dulces como Arroqueño, Sierrudo y Espadín con Tobasiche, que tiene menos azúcares, para que la fermentación fuera más rápida”.
Bezaleel Santos
Fundador de El Katrín

El Tobasiche es seco, amargo y amaderado, la dureza estructural del maguey da ese perfil de madera y es de larga permanencia en boca, describe Moisés. 

Con el crecimiento exponencial de la demanda han surgido atajos en la elaboración, por lo que para Moisés lo primero y más importante es proteger su historia y apostar a la sustentabilidad.

“A veces los productores ancestrales somos atacados porque utilizamos leña, dicen que usamos mucha agua, pero cuidamos los árboles, sembramos, reciclamos agua, buscamos la forma de no emitir mucho humo… somos conscientes. El reto es apostar a la sustentabilidad y al buen producto”, detalla.

Santos agrega que el desafío también está en conservar los agaves silvestres, como Tobalá, Barril, Tripón, Coyote… porque, al ritmo que va la región, en 10 años no habrá nada.

Santa María Ixcatlán

En la Mixteca Alta, un pequeñísimo pueblo con su propia lengua –hablada únicamente por ocho personas en todo el mundo– resguarda la herencia bicentenaria del mezcal ixcateco.

“Hace un año murió mi amigo Dionisio, tenía 103 años y contaba que su abuelo y generaciones anteriores se dedicaban a la elaboración del mezcal. 

“En los cerros hay hornos muy viejos. En muchos lugares fermentan el maguey en tinas de madera, acero o plástico, pero en Ixcatlán lo hacemos en cueros de vaca, es lo que nos distingue. Es algo tan distintivo que los pueblos vecinos dicen ‘vamos por un Ixcateco’”, señala el destilador Amando Alvarado sobre la bebida que acompaña fiestas, mayordomías, bautizos…

25 mezcaleros son herederos de estos saberes en Ixcatlán, para muchos de ellos este es un oficio temporal.

"El Papalomé es el agave más común en el pueblo, aunque también tenemos Rabo de León y otros, como el Cimarrón. El mezcal de Papalomé sabe a la tierra en la que lo cortamos, a palma, porque en lugar de cubrir con lonas o plástico, cubrimos con palmas durante la cocción, eso hace que se impregne mucho y le da un toque acidito. El ixcateco tiene sabores muy terrosos, de cacao y lácticos”.
Amando Alvarado
destilador
Agave Papalomé

A pesar de encontrarse dentro del territorio delimitado por la Denominación de Origen, el mezcal de Ixcatlán no cuenta con la certificación, lo que ha orillado a los mezcaleros a decantarse por una marca colectiva. 

“Estamos dentro de la Denominación, pero no estamos certificados por temas muy de tradición. La D.O. tiene cosas buenas, pero para los pequeños productores no está muy bien, sus parámetros son muy cortos.

“Registré la marca Ixcateco para asegurar que sea propiedad de nosotros, que lo utilice todo el pueblo y no nos la gane alguien de fuera”, señala Alvarado. 

El desafío principal que esta región afronta es, precisamente, contar con todos los permisos para poder vender en tiendas y restaurantes. 

“Es complicado ver a futuro porque muchos están industrializando el mezcal. Sé que para todo hay gustos, pero se está perdiendo mucha tradición”.
Amando Alvarado
destilador

Los sinsabores de la D.O.

De acuerdo con la Secretaría de Economía de Oaxaca, de la actividad mezcalera dependen 16 mil personas de manera directa y 48 mil de forma indirecta.

Desde 1994, el estado obtuvo la Denominación de Origen, que de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial define la región para designar un producto, originario de la misma, cuyas características se deben exclusivamente al medio geográfico (factores naturales y humanos).

Sin embargo, no es ningún secreto que la D.O. es motivo de polémica sobre todo entre aquellos que defienden la diversidad y la identidad de uno y cientos de municipios oaxaqueños donde el mezcal es cultura y herencia.

“Creo que está mal aplicada, mal diseñada porque una D.O. defiende cómo se hace un producto en cierta región, y la del mezcal lo que hace es categorizarlo, de entrada, allí hay un conflicto. No puedes meter la diversidad de mezcales mexicanos en tres categorías”.
Silvia Philion
cofundadora de Mezcaloteca

De acuerdo con estos expertos, la biodiversidad agavera –con Oaxaca a la encabeza–, el conocimiento y la tradición de sus maestros mezcaleros son factores que rebasan las líneas del documento.

“No hubo una consulta a los productores antes de hacer estas normas, pareciera que sólo fue copiada del tequila y eso bloquea a los pequeños productores que destilan otras especies con otros métodos tradicionales”, agrega Amando Alvarado. 

Ignacio Castro, jefe de servicio en el restaurante Origen, señala el factor económico como otro golpe de la legislación actual a los pequeños productores carentes de recursos para embotellar, pagar permisos y pruebas de laboratorio, pues terminan restringiendo la naturaleza original de su producto, adaptándolo a demandas ajenas. 

"La D.O. debería proteger cada región y nombrar al mezcal según la zona, por ejemplo, ‘mezcal de Miahuatlán’ que se produce de ciertas maneras y con ciertos agaves; sin embargo, quisieron globalizarlo y meterlo todo en pocas definiciones”.
Silvia Philion
cofundadora de Mezcaloteca

Para Moisés Martínez la cuestión de fondo es histórica, pues no en todos los estados contemplados en la D.O. el mezcal tiene ese arraigo.  

“Hay mucha variedad de agaves en toda la República, pero no todos los estados han hecho históricamente un destilado”, señala.

El debate continúa y cada uno lo defiende desde su trinchera. Lo cierto es que, con reglas o sin ellas, mucho antes del consejo regulador, los marbetes, las pruebas de laboratorio… Oaxaca fue universo mezcalero.

Hasta hoy sus maestros y alambiques hablan el idioma del perlado, y aún quienes se precian de ser los más fieles devotos a este destilado saben que hay mucho por descubrir en los confines de las siete regiones.   

guía de viaje

No hay como emprender la travesía hasta el origen, recorrer los palenques y charlar con los maestros para aprender sobre este destilado.

Cómo llegar

5 horas y 463 kilómetros de carretera separan a la CDMX de Oaxaca. Y de Oaxaca a Santa Catarina Minas son 42 kilómetros (1 hr 10 min); a Santa María Ixcatlán, 141 kilómetros (2½ hrs), y a San Pedro Totomachápam 95 kilómetros (3½ hrs). 

DÓNDE HOSPEDARSE

Hotel Escondido

12 exclusivas habitaciones conforman este espacio en el corazón de Oaxaca. Por su excelente ubicación y la vista panorámica desde su terraza con alberca, Escondido es una promesa de descanso, comodidad y tranquilidad. 
Dirección: Av. José María Morelos # 401, Ruta Independencia, Centro

Dónde beber

Mezcaloteca

La biblioteca más completa de mezcales.
Reforma 506, Centro. 

In Situ Mezcalería

Dedicada a la difusión y la cultura del mezcal artesanal.
Vicente Guerrero 413, Centro

Archivo Maguey

Ofrece catas sensoriales y cocteles con ingredientes endémicos.
José María Morelos 50, Centro

Dónde Comer

Las Quince Letras

La cocina de Celia Florián está llena de tradición e ingredientes locales sus moles y su quesillo son imperdibles.
Mariano Abasolo 300, Centro 

Casa Oaxaca

Alejandro Ruiz es un conocido embajador de la cocina oaxaqueña y este es el sitio para descubrir por qué.
Constitución 104-A, Centro 

Levadura de Olla

Thalía Barrios, heredera de saberes de la cocina tradicional, ofrece una propuesta basada en ingredientes endémicos.
Manuel García Vigil 304, Centro 

Origen

Rodolfo Castellanos es uno de los más respetados chefs oaxaqueños, su menú de degustación no tiene desperdicio.
Miguel Hidalgo 820, Centro

De palenque en palenque

Antes de tomar carretera, lo mejor será contactar con los productores y acordar la visita.
  • Palenque El Katrín: Colón S/N, Barrio El Peñasco, Santa Catarina Minas, (951) 325-0575 
  • Cos Naru: Peñasco 5, Santa Catarina Minas, (55) 3493-1632
  • Casa Celis: Av. Principal San Pedro Totomachápam, (951) 216-3063
  • Mezcal Ixcateco: Allende 1, Ixcatlán Centro, (951) 248-5075

CONÓCELOS

Para descubrir más sobre el destilado emblema de Oaxaca no hay como charlar con aquellos que lo elaboran y lo promueven. Conoce a estos personajes, aquí 👇:

SABEDORES DEL MEZCAL

Nayeli Estrada | Enviada
Fotos: Karla Ayala, Archivo REFORMA y Canva
Edición y diseño: Rodolfo G. Zubieta
Síguenos en @reformabmesa