Cada gota de miel es la “huella digital” no solo de una región, sino de la colmena. La especie de abeja, las flores alrededor, la humedad, el clima, la temporada y las condiciones de manejo, le dan características únicas de color, aromas, sabores, cristalización y consistencia.
“La miel es néctar de las flores, secreciones de plantas o insectos, transformado por las abejas obreras. La abeja recibe el néctar en el buche melario y se lo da a otra que va al hexágono y lo coloca ahí para que pierda toda la humedad.
“Es muy importante respetar los procesos. Las abejas recubren de cera los hexágonos cuando la miel está lista. Si se toma antes, por el exceso de humedad, puede empezar a fermentar”, detalla Sandra.