Jessica Fernández
Quesera de Lactography
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Se sumó hace casi una década al equipo de Lactography. Ha participado como jueza en World Cheese Awards, Reward Championship Cheese Contest y Concurso Internacional del Queso, en Brasil. Kato, un queso de corteza lavada con sake, creado por ella, ha ganado varios galardones.
Desde febrero se encuentra en una residencia en Green Dirt Farm Missouri, a 10 minutos de Kansas City, donde hace queso de oveja.
Jessica reconoce haber recibido apoyo familiar desde que asumió su sexualidad a los 13 años.
“Para mí, ser abiertamente gay significa no tener que reprimir quién soy por la comodidad de alguien más. No es propaganda, simplemente manifiestas estar cómodo con quien eres”.
Micro agresiones, comentarios negativos y chistes de mal gusto son algunos de los agravios hacia la comunidad lésbica que Jessica atestigua como socialmente normalizados.
“Siempre se asume que nuestra pareja es nuestra mejor amiga o que nunca hemos conocido a un ‘hombre de verdad’. Los hombres sufren de violencia física y las mujeres enfrentamos este tipo de situaciones.
“La comunidad tuvo que crearse para agruparnos y protegernos de la violencia y la discriminación. Nuestra idea es que cada quien sea lo que quiera, libre y feliz”.
Tu experiencia como lesbiana dentro de la industria gastronómica...
“Muy neutral, en realidad. Nunca he sufrido un mal trato, pero tampoco puedo decir que es un lugar al que recurriría en busca de apoyo, porque no tiene ningún tipo de herramientas para erradicar la discriminación”.
El reto más importante que has enfrentado...
“Hacer visibles estas realidades en nuestro lugar de trabajo. He sido muy afortunada porque en la empresa con la que empecé y sigo siempre hemos portado el estandarte LGBTQIA+”.
¿Cómo crear un gremio más seguro y cómodo para la comunidad?
“Se tienen que evidenciar las violencias y no permitir las micro agresiones por preferencias sexuales. Normalizar la denuncia seguida de un compromiso para erradicar cualquier tipo de violencia. No creo en la cultura de la cancelación, pero sí creo que hay un punto de redención al hablarlo y reconocer el error.
“La gente debe entender que nuestra preferencia sexual no nos determina, parte del problema es sólo ver eso y no estar dispuesto a conocer a la comunidad y sus aportaciones positivas a México y a la industria gastronómica”.
Mariana Domínguez
Cervecera de Macaria
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Desde 2012, en un país que poco sabía sobre estilos cerveceros, Mariana planeaba ya hacer las mejores IPAs del mundo y tener su propia empresa. Empezó cocinando chelas en casa al tiempo que estudiaba la General Certification of Beer y trabajaba como asistente en cervecera Chaneque.
“Me ofrecieron un trabajo para llevar la planta de La Silla, cerca de Tlatelolco, donde estuve casi dos años y después me fui a Inglaterra a tocar puertas, dormir en sofás y casas ajenas para hacer prácticas en cervecerías como Thornbridge”, cuenta.
A su regreso fue difícil encontrar trabajo por estar sobrecalificada. Finalmente, en 2018, llegó al bosque para colaborar con Nebulosa, en Jalisco.
“Tenía cuatro horas de luz e internet al día, vivía entre tarántula y serpientes. Estuve ahí un par de años y después llegó la pandemia”.
“En octubre de 2020 registré el nombre y en noviembre arranqué con las actividades de Macaria. Empecé porque me dio culo morirme y nunca haberlo hecho. Llevaba muchos años postergándolo, buscando tener el dinero, las condiciones y ser la mejor cervecera del mundo”.
Tras ganar medallas en Ensenada Beerfest y hacer una colaboración con Thornbridge, fue contratada por Rye River, la cervecería más galardonada de Irlanda.
Tu experiencia como lesbiana dentro de la industria gastronómica...
“Ser mujer en cualquier gremio, especialmente en el cervecero, es complicado. A pesar de estar fuera del clóset en la vida diaria, era muy complicado decirlo por el cliché de la cervecera lesbiana, pero cada vez hay más cerveceras atreviéndose.
“Fui de los cerveceros mejor pagados en el País y eso fue un gran escalón para más chicas. Fui capaz de abrir camino a las demás para ser más libres. Cuando eres abierta, la gente se identifica, les da orgullo y también quieren estar ahí”.
El reto más importante que has enfrentado...
“En ningún momento le dije a nadie con quién andaba porque suelo ser reservada. Me preguntaban cómo era estar con una mujer y no quería tocar esos temas, trabajando con hombres todo el tiempo era, de por sí, incómodo escuchar algunas cosas que decían. Al gremio le falta mucho para llegar a ser inclusivo”.
¿Cómo crear un gremio más seguro y cómodo para la comunidad?
“Todas las cervecerías que empezaron a hacer cervezas con glitter para el Pride eran de hombres hetero. Se ve bonito y divertido, pero es muy evidente el rainbow washing y la causa se les olvida apenas cambiamos de mes.
“Sería interesante ver iniciativas distintas no sólo por dinero y por caer bien a los clientes durante junio. Nosotros somos gays todo el año.
“El Pride todavía me hace llorar, porque nunca fui acompañada de mis papás, es más, no pude ir muchos años. Cuando veo a la gente apoyada y respetada por sus familiares y amigos, me da sentimiento, ternura y me parece muy bonito. Lo más importante es ser seres humanos respetuosos y ni eso estamos logrando”.
Alejandra Ríos
Empresaria y CEO de Ambrosía
![Shark_Tank_Mex_S8_Foto_Editorial_ [ALEJANDRA RIOS] _11 de marzo de 2023_4](https://imggraficos.gruporeforma.com/2023/06/Shark_Tank_Mex_S8_Foto_Editorial_-ALEJANDRA-RIOS-_11-de-marzo-de-2023_4-1-scaled.jpg)
Su llegada a Ambrosía, una banquetera con más de cuatro décadas de historia, marcó un cambio no solo en cuestiones técnicas, estructurales y creativas, sino en la dirección social y humana de la firma.
“Era una empresa tradicional con valores un poco anticuados, sobre todo respecto a la comunidad LGBTQIA+. El cambio generacional en temas de cultura y atracción de talento ha sido uno de mis grandes logros, porque ya estamos contratando gente sin ver el género y sin importar su orientación sexual”.
Ambientes delineados por actitudes machistas son el pan de cada día en muchas cocinas. Alejandra va contracorriente: busca una cultura laboral inclusiva y diversa, mujeres y miembros de la comunidad LGBTQIA+ conforman buena parte del talento en Ambrosía.
“He logrado posicionar Ambrosía como una de las principales empresas de eventos en México. Tras la muerte de mi papá estábamos en modo supervivencia y ya regresamos al modo innovación, volvimos a ser líderes en la industria”.
Tu experiencia como lesbiana dentro de la industria gastronómica...
“En los últimos años ha sido todo mucho más abierto, la comunidad gastronómica es muy cultural y la diversidad es bien vista porque entendemos cómo aporta a las propuestas culinarias.
“Me han recibido bien y no he tenido temas de discriminación por mi orientación sexual, sin embargo me siento sola. Hay muchos hombres gays involucrados en la industria, pero no se visibiliza tanto a la comunidad lésbica y yo identifico dos principales razones.
“Primero, porque todavía hay clientes muy tradicionales que pueden no contratarte por tu orientación sexual y los valores de tu empresa. En las industrias de servicio dependes de que el consumidor te escoja.
“Segundo, la poca representación femenina en puestos de liderazgo. No sólo en la gastronomía, en términos generales: sólo hay 8 por ciento de mujeres en puestos directivos”.
El reto más importante que has enfrentado...
“Como mujer sigo enfrentando muchos temas de ser tomada en cuenta de forma diferente o simplemente no ser tomada en cuenta. Afortunadamente, en el gremio gastronómico ha crecido la participación femenina. Me encanta ver a mujeres que la están rompiendo, desde hace 10 años hay muchas rockstars allá afuera”.
“La gastronomía es muy diferente a la industria financiera o la abogacía donde las mujeres lesbianas la tienen mucho más difícil”.
¿Cómo crear un gremio más seguro y cómodo para la comunidad?
“Hay que empezar con nuestros colaboradores, asegurar que en nuestros espacios no hay discriminación, contratar sin distinción de orientación sexual para todos los puestos.
“Tener diversidad en tu empresa hace que tus clientes lo aprecien y que haya más respeto. Si empezamos de adentro, se refleja hacia afuera y haremos que la sociedad se vuelva más incluyente.
“Como industria gastronómica es importante seguir marcando pauta en que la diversidad hace la fuerza en todos los sentidos. Somos una industria de servicio y para dar un buen servicio hay que tener empatía, respeto”.
Fernanda García
Administradora y cofundadora Dooriban
![Fgg](https://imggraficos.gruporeforma.com/2023/06/Fgg.png)
Estudió administración de la hospitalidad en Suiza; a los 18 comenzó a acumular experiencia en la hotelería. Conoció a su novia y socia Sofía en la universidad.
De vuelta en México se unieron a sus mejores amigas para crear una marca de kimchi y una dark kitchen que luego evolucionaría a restaurante coreano y panadería.
“Sofía y yo entramos al proyecto desde una perspectiva de comunicación y administrativa, nuestras socias son como nuestra familia y nos encanta la comida de Mamma Park.
“Es muy bonito haber mantenido un negocio familiar porque entre nosotras nos vamos planteando la visión de cómo queremos ir creciendo”.
Tu experiencia como lesbiana dentro de la industria gastronómica...
“Tengo la responsabilidad de que todo el mundo se sienta seguro en su trabajo.
“Muchas veces las personas se acercan a contar que en sus trabajos anteriores no se sentían cómodos y que nosotros tenemos mucha sensibilidad con la gente queer y las mujeres. Es muy chido hacerlos sentir 100 por ciento seguros en su lugar de trabajo.
“Estamos en una industria súper pesada, muy machista y crear espacios seguros es difícil; hay mucha homofobia muy arraigada. Las micro agresiones y palabras de ‘broma’ están a la orden del día.
“Es muy importante tener cero tolerancia con cualquier tipo de agresión hacia empleados, comensales, proveedores… lo más importante es fomentar un espacio de respeto para todos”.
El reto más importante que has enfrentado...
“Darme cuenta de que mucha gente todavía piensa de una manera súper homofóbica, porque a veces me siento en una mini burbuja queer llena de aliados, pero el mundo real no es así.
“Cuando tenía 18 años empecé a trabajar en la hotelería y aún intentaba ocultarme porque aunque no eran agresiones directas, entre palabras se entiende el odio. Hasta que me fui a hacer prácticas en Barcelona y estuve rodeada de una comunidad más abierta pude sentirme más libre”.
¿Cómo crear un gremio más seguro y cómodo para la comunidad?
“Dándole visibilidad, muchas veces en los restaurantes no contratan a las personas por cómo se visten o se ven… Especialmente para las personas trans es súper difícil ser contratados; es importante abrir espacios profesionales donde puedan desarrollarse”.
Información: Nayeli Estrada
Información: Cortesía y Karla Ayala
Edición y diseño: Rodolfo G. Zubieta
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