"La culpa es de Repsol"

El pasado 15 de enero la empresa Repsol informó que durante una operación de descarga de la refinería La Pampilla, en la provincia de El Callao, aledaña a Lima, Perú, se vertieron 6 mil barriles de petróleo en la costa.

La empresa operadora de la refinería atribuyó el hecho al “oleaje anómalo” producido tras la erupción del volcán subterráneo en Tonga.

En un principio, Repsol habría comunicado al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), que sólo se había producido un “derrame limitado” de 0,16 barriles, en un espacio de apenas 2,5 metros cuadrados.

Sin embargo, el Gobierno reveló que se vertieron unos 11 mil 900 barriles de crudo y que hasta el momento el área dañada es de un millón 739 mil metros cuadrados.

Ante los reclamos de la Administración peruana y de la población, la petrolera española prometió que la limpieza de la costa finalizará en marzo si las condiciones meteorológicas lo permiten.

Pero para Miguel Lévano, experto en industrias extractivas de Oxfam Perú y coordinador del subgrupo sobre Derrames Petroleros de la Coordinadora de Derechos Humanos (CNDH), el daño ya está hecho.

“Aunque se diga que se puede limpiar, el daño es inmenso. En primer lugar por su gravedad para el ecosistema y, en segundo lugar, por la falta de respuesta inmediata de Repsol, que minimizó la situación”, explicó a la agencia DW.

El jefe del servicio de áreas naturales protegidas, José Ramírez Maldonado, aseguró que “los daños son incalculables” y un informe de una misión interdisciplinaria del Colegio de Ingenieros calificó la situación como un “desastre activo” que afecta a la mortandad de aves y mamíferos.

El Gobierno de Perú declaró estado de emergencia en la zona costera afectada por el derrame de petróleo por un plazo de 90 días hábiles, y también aprobó el plan de acción inmediata para la atención del desastre ambiental.

La Fiscalía peruana, por su parte, inició una investigación por el presunto delito de contaminación ambiental contra los representantes legales y los funcionarios de la refinería y advirtió que las multas podrían alcanzar los 34 millones de dólares.

También detuvo las operaciones de Repsol, sin embargo, el país sufre en estos momentos una escasez de combustible, según autoridades del Gobierno.

“Estamos empezando el desabastecimiento de combustible, por un decreto que tenemos que derogar”, dijo el Primer Ministro peruano, Héctor Valer.

La Pampilla es la refinería más grande de Perú y representa alrededor del 40 por ciento del combustible peruano.

Desastre en la Amazonia ecuatoriana

Una reciente fuga de petróleo causó el derrame de 6 mil 300 barriles en la Amazonia ecuatoriana, afectando una reserva natural y un río.

La compañía privada Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) señaló en un comunicado que ya se “ha recolectado y reinyectado al sistema 5.300 barriles de crudo” y precisó que esa cantidad representa el 84 por ciento del derrame.

Una caída de rocas perforó el oleoducto en Piedra Fina, una cadena montañosa ubicada a unos 80 kilómetros al este de Quito y en los límites entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos.

El vertido de hidrocarburos que afecta a cerca de 60 mil personas repercute en el río Coca, que constituye la más importante vía fluvial de la Amazonía ecuatoriana, y que surte a poblados indígenas, según la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos.

Un derrame en el golfo de Tailandia

El golfo de Tailandia sufrió un derrame, uno de los más grandes de los últimos años, por la fuga de al menos 60 toneladas de crudo. Las autoridades no se percataron de la fuga hasta cinco días después del inicio.

Hasta ahora, la marea negra que proviene del oleoducto submarino de la empresa Star Petroleum Refining Public Company Limited (SPRC) se extiende unos 50 kilómetros .

En las tareas de limpieza también participan la Marina tailandesa, el Departamento de Recursos Marinos y otras agencias gubernamentales.

Vecinos de la provincia han expresado su preocupación por que el derrame pueda llegar a las costas en lugares como la turística isla de Samed y la playa Mae Ram Phueng en el parque nacional de Khao Laemya.