I ♥ NY

ESTAMPAS NEOYORQUINAS

Tanto viajeros primerizos como consagradas se asombran, por igual, con los sitios clásicos y con rincones menos explorados

PATRICIA MIRANDA / ENVIADA
CORTESÍA NYC TOURISM

Estatua de la Libertad, desde el Staten Island Ferry. Cortesía NYC Tourism

Hay metrópolis que con visitarlas una vez se agotan. Sin embargo, existen otras que seducen al viajero sin darle tregua y Nueva York, sin duda, es una de estas últimas.

Ni bien poner un pie en sus calles se advierte el pulso de una urbe que, a pesar de que nunca duerme, luce lozana e imanta a quienes hasta aquí llegan en pos de una ruta cinematográfica, musical o literaria.

Tarea titánica sería recorrerla a fondo, sobre todo porque Nueva York tiene cinco boroughs (distritos): Brooklyn, Queens, Staten Island, El Bronx y Manhattan.

En Brooklyn se halla el barrio de DUMBO —acrónimo de Down Under the Manhattan Bridge Overpass— que alberga compañías, galerías, cafeterías y un codiciado spot fotográfico. Queens, con su diversidad étnica, presume cocinas del mundo y, al ir desde Manhattan a Staten Island —a bordo de su ferry gratuito— se ve la Estatua de la Libertad, en modo envidiable.

DUMBO, en Brooklyn. Cortesía NYC Tourism

Variedad gastronómica, en Queens. Cortesía NYC Tourism

Jardín Botánico de Nueva York, en El Bronx. Cortesía NYC Tourism

Mención aparte merece El Bronx que hasta hace poco era el distrito menos visitado y ahora atrae con su crisol de culturas, el llamado melting pot.

Imperdible es ir al Jardín Botánico de Nueva York, un edén que en pleno Bronx presume plantas y flores; especialmente ahora que, hasta el 26 de octubre, muestra la exposición “Van Gogh’s Flowers”.

Exposición 'Van Gogh's Flowers'.

'Little Italy', en El Bronx.

Bronx Beer Hall, en Arthur Avenue Retail Market.

Luego de caminar entre lirios y estanques con nenúfares, hay que conocer otro perfil de ese Bronx resiliente que se mueve al ritmo del hip hop. Al pasear por “Little Italy” -para muchos, una Pequeña Italia más auténtica que la de Manhattan- el apetito se abre al ver tiendas con productos italianos, albanos y latinos.

Necesario es deambular por el Arthur Avenue Retail Market, mercado que alberga al Bronx Beer Hall y donde los hermanos Anthony y Paul Ramírez —de ascendencia puertorriqueña— cuentan la inspiradora historia de su salón cervecero. Al salir hay que comer pizza, en Full Moon Pizza, pasta de la nonna, en Enzo’s y adictivos cannoli, en Delillo Pastry Shop.

Grand Central Terminal. Cortesía NYC Tourism

Tras visitar El Bronx hay que volver a Manhattan. Irremediable es el paso por Grand Central Terminal, que más que una icónica estación luce como una catedral profana. Fascina ver el ir y venir de trotamundos bajo su zodiacal cúpula.

Madison Avenue. Cortesía NYC Tourism

Es también en Manhattan donde late el corazón de la llamada Urbe de Hierro. Hay que caminar, al estilo neoyorquino, para escudriñar el Distrito Financiero y los escaparates de la Quinta Avenida y de Madison Avenue. 

Vista desde el Empire State. Cortesía NYC Tourism

La ciudad se admira desde los miradores de sus rascacielos: el One World Observatory, el Edge, en Hudson Yards; el SUMMIT One Vanderbilt, el Empire State Building y el Top of the Rock.

The Beam Experience. Cortesía NYC Tourism

Todos regalan vistas increíbles… pero muy singular es esta experiencia: recrear la legendaria foto “Lunch Atop a Skyscraper” (“Almuerzo en la cima de un rascacielos”, de 1932).

Gracias a The Beam Experience es posible sentarse en una viga que, de manera segura, se eleva 3.6 metros sobre la plataforma de observación del piso 69 de Top of the Rock y gira 180 grados sin salir al vacío, para ver una panorámica inenarrable de Nueva York.

Vistas desde Top of the Rock, 30 Rockefeller Plaza, en Rockefeller Center. Cortesía NYC Tourism

Un respiro en Central Park. Cortesía NYC Tourism

Por increíble que parezca hay viajeros asiduos que, por alguna u otra razón, se tardan en realizar una actividad que vale mucho y nada cuesta: caminar por Central Park. Al cruzarlo se observan niños jugando, deportistas corriendo o andando en bicicleta y enamorados jurándose amor eterno. 

 

Bethesda Fountain, Central Park

Bethesda Terrace, Central Park

Al pasar por Bethesda Terrace, el prodigioso canto de un intérprete que recuerda a los del gospel, se antoja como preámbulo ideal para ver “Superfine: Tailoring Black Style”, exposición del MET que, hasta el 26 de octubre, estará mostrando la evolución de la moda negra y el dandismo y, en la que cada tela, corte y traje se convierte en un manifiesto de dignidad, identidad, poder y arte.

Exposición ‘Superfine: Tailoring Black Style’, en el MET. Cortesía NYC Tourism

Elige una obra en Broadway. Cortesía NYC Tourism

Que nadie se vaya sin ver una obra en Broadway, la cartelera es amplísima; por ejemplo, “The Great Gatsby” revela el esplendor y la decandencia de los años 20, que tan prodigiosamente retrató F. Scott Fitzgerald, en su novela homónima.

‘The Great Gatsby’. Cortesía NYC Tourism

‘The Great Gatsby’. Cortesía NYC Tourism

Un paseo nocturno entre los destellos de Times Square es ineludible… la información sensorial es tan vasta, que justo ahí queda claro que NY es tan inabarcable que ningún itinerario basta. En cada visita, apenas si se prueba la Gran Manzana; porque para devorarla, siempre hará falta más de una cita.

UN VISTAZO MÁS

Hay ciudades que dejan huella y Nueva York es una de ellas.

En cada rincón de Central Park, el viajero se topa con manifestaciones artísticas.

Locales y visitantes se cruzan bajo la zodiacal cúpula de Grand Central Terminal.

Desde Top of the Rock admira el panorama y atrapa con tu cámara o celular las mejores vistas de una gran urbe.

No te vayas sin tomar el vibrante pulso de Times Square.

     
Derechos reservados 2025

Información y Edición: Patricia Miranda

Diseño: Staff

Imágenes: Cortesía NYC Tourism / Patricia Miranda

Infografía: Julio López

Síguenos en @reformadeviaje