El abanico opositor incluye a políticos de derecha, disidentes del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), estudiantes que encabezaron las protestas contra el Gobierno en 2018, familiares de más 300 nicaragüenses que murieron durante la represión ese año y de los presos, grupos feministas y parte del movimiento campesino.
Estaban organizados en los movimientos Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), el bloque de la Coalición Nacional y la Alianza por la Justicia y la Democracia que se formó incluso con empresarios para dialogar con el Gobierno en 2018.
Pero la formación de un bloque común fracasó por intrigas internas e intereses distintos, quedando como opción a los opositores participar en los comicios bajo las banderas del CxL, el PRD y el PC que ofrecieron representarlos.
Tras ser ilegalizadas esas tres agrupaciones, solo quedaron habilitados cinco candidatos presidenciales de partidos derechistas que son desconocidos por la población y tildados de colaboracionistas con el oficialismo, pues a veces han votado como aliados en el parlamento.