La escritora sueca Selma Lagerlöf supo contar historias de una forma genial en un universo donde mitos y fantasía se entremezclan con un realismo donde imperan la bondad, el amor y el esfuerzo como poderes formidables.
Hace 114 años, la también activista por el voto femenino recibió en su casa la noticia de que la Academia Sueca le otorgaba el Premio Nobel de Literatura 1909, convirtiéndose así en la primera mujer en recibir la máxima presea de las letras por su “idealismo elevado, imaginación intensa y percepción espiritual que caracteriza sus escritos”.
De oficio maestra, labor que ejerció durante 10 años, Lagerlöf se atrevió, impulsada por sus progresos literarios, a dejar la enseñanza para dedicarse de manera exclusiva a la escritura y el activismo feminista.