DE TIN MARIN...

GRUPO REFORMA

Otra vez el azar. Decidir el voto hoy en las elecciones del Poder Judicial federal, a las que están convocados 99.7 millones de mexicanos, será optar por la intuición o someterse a la inducción.

Con campañas limitadas y desinformación, especialistas electorales y actores políticos anticipan una de las participaciones ciudadanas más exiguas, en una elección que costará al menos 7 mil 019 millones de pesos.

Habrá la mitad de las casillas que en una elección federal normal, no habrá un Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y los ciudadanos no contarán los votos en las casillas.

La votación de este domingo culmina una cadena de decisiones tomadas a capricho, con improvisaciones, mayorías forzadas y hasta rifas.

Los ciudadanos tendrán en sus manos seis boletas para elegir a 9 ministros de la Suprema Corte, 2 magistrados del Tribunal Electoral federal y 15 magistrados electorales regionales, así como 5 magistrados del Tribunal de Disciplina, un órgano creado con la reforma morenista.

En esta elección federal también se elegirán 464 magistrados de Circuito y 386 jueces de Distrito, además de que en 19 Estados se votarán mil 800 magistrados y jueces locales.

En estos casos, los ciudadanos podrían recibir entre 10 y 13 boletas.

El tiempo que puede tomar una decisión de voto por cada boleta es de 12 minutos, según simulacros del INE.

En Nuevo León no se renovará el Poder Judicial local hasta el 2027, por lo que a los electores se les entregarán las seis boletas para juzgadores federales.

En el 2023, tras recibir de la Corte sentencias en contra de sus iniciativas legislativas, el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó una reforma al Poder Judicial para elegir en urnas a ministros, magistrados y jueces federales y locales.

La gota que derramó el vaso en la revancha presidencial fue la negativa de la Corte a avalar la ley que desaparecía al INE y otra que transfería la Guardia Nacional al Ejército.

Tras la victoria en el 2024 de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, y la obtención de una mayoría en el Congreso federal, López Obrador apresuró para septiembre la aprobación legislativa de la reforma que mandataba la elección de cargos judiciales para este año.

Integrantes del Poder Judicial se opusieron a la iniciativa y bloquearon los accesos a la Cámara de Diputados, lo que obligó a una votación en un gimnasio con una Oposición disminuida, sin tablero electrónico ni verificación de quórum con mecanismos de seguridad.

Morena no había obtenido la mayoría calificada —dos terceras partes de legisladores— en el Senado, por lo que cooptó a dos perredistas, obligó a ausentarse a uno de MC y logró el voto favorable del panista Miguel Ángel Yunes Márquez, a cambio del desistimiento de persecuciones penales en contra de él y su padre, Miguel Ángel Yunes Linares.

Para decidir los cargos judiciales a votación este 2025, el Senado recurrió a un sorteo en tómbola que resultó desorganizado, ya que incluso las bolitas de la suerte rodaron por el piso al momento de tomar decisiones.

Comités del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial revisaron la viabilidad de las candidaturas y aun así organismos civiles documentaron una gran cantidad de aspirantes con antecedentes penales o con vínculos con el crimen organizado sin que fueran impedidos a competir.

Hoy, el votante deberá escribir en cada boleta el número que identifica al aspirante de su preferencia, clasificados por especialidad y género.

En la mayoría de los casos son decenas de candidatos por cargo, cuya promoción en una campaña de dos meses fue prácticamente invisible.

Sin información suficiente y ante la gran cantidad de candidatos la decisión ciudadana será un juego de azar.

Partidos políticos, como Morena; organizaciones sociales, como sindicatos, y también Gobiernos estatales, entre ellos el del emecista Samuel García, de Nuevo León, elaboraron y difundieron acordeones con candidatos de su interés en una abierta inducción del voto.

Junto con ello se han preparado operativos de acarreo de simpatizantes a quienes se les han proporcionado acordeones para votar en la casilla.